Gianluca Lattuada nació en Milán, pero tras la pandemia se afincó en Madrid en busca de inspiración para sus nuevas creaciones.
El pintor italiano, que ha expuesto sus trabajos en países como Estados Unidos, México o Reino Unido, además de su Italia natal y España, asegura que la capital española es actualmente la mejor ciudad europea para un artista gracias a su “energía y movimiento artístico” y es en ella donde está preparando su último proyecto: una exposición donde va a fusionar el arte contemporáneo con las obras históricas que alberga la Real Fábrica de Tapices.
Un escenario que “es una referencia europea y mundial en la fabricación y restauración de tapices y alfombras, con una historia de 300 años y que todavía tiene una parte viva de producción y de restauración, por lo que es un espacio creativo activo”, afirma Lattuada. Así, sus obras estarán expuestas junto a obras de la Real Fábrica de Tapices, para que “las obras contemporáneas puedan dialogar con obras históricas”.
El artista lleva desde junio trabajando en los proyectos que expondrá a mediados de septiembre y que son un reto en su carrera, ya que le están permitiendo salir de su ‘modus operandi’ habitual.
“Estoy haciendo diferentes tipologías de obras, que son cuadros textiles y cuadros pintados, y lo que está detrás del proceso de investigación a nivel creativo es seguir el proceso original de creación de una alfombra, donde el artista creaba el dibujo principal y un dibujante lo trasladaba a una cuadrícula y después se creaba la obra final”, explica.

Partiendo de retales de alfombras y tapices del taller de la Real Fábrica de Tapices, sus obras desembocan en arte abstracto geométrico de diferentes formas que están relacionadas entre sí. “Voy a recoger estos restos de alfombras originales que tienen un valor histórico y una memoria, y voy a crear un proceso inverso. Desde estos pedazos originales voy a crear cuadros textiles y después voy a pintar cuadros con el mismo pattern visual, como un círculo que se cierra y que entra en la filosofía de la Real Fábrica de tapices de potenciar la economía circular y la sostenibilidad. Nada se tira, todo va a tener nueva vida”, comenta el pintor. Y es que en la Real Fábrica de Tapices se aprovecha cada residuo: desde el agua donde lavan las alfombras, tapices o banderas hasta el polvo que desprenden durante el proceso de limpieza o los tintes que se usan para teñir los textiles.

Gianluca Lattuada asegura que la fuente de inspiración en su nuevo proyecto no solo son los textiles históricos, con sus colores, texturas y geometrías, sino también las más de 40 personas que trabajan día a día en la fábrica. “Me estoy inspirando en un mundo nuevo que antes no conocía: el arte textil y las personas que encuentro aquí en la fabricación y restauración, que son artistas al final y que crean obras de arte que son alfombras y tapices. Estar en contacto con todas estas personas, poder hablar con ellas e inspirarme en todo lo que veo aquí. Es muy importante para el proceso de creación”, comenta el artista.


A pesar de que reconoce que la pintura es su “vida y medio favorito para crear arte”, porque es donde se puede expresar mejor, el pintor italiano confiesa que le “gusta mucho salir un poco de mi camino principal e investigar nuevas formas. Es como una carga de energía para después crear mejores obras en el futuro. Y esta parte de creación de cuadros textiles me está despertando mucha curiosidad e interés en investigar más. La cosa más importante que se aprende durante una residencia artística es que no hay límites a la creatividad y que puedes crear algo que antes no pensabas que no podrías producir”.

Para Lattuada, el objetivo de esta exposición es doble: “A nivel emocional, despertar algo en el interior del visitante cuando contemple las obras; y, a nivel más conceptual, crear un diálogo entre mis obras contemporáneas (cuadros pintados, cuadros textiles y papeles de cuadrícula pintados) y las obras históricas de la Real Fábrica de Tapices”, añade.
Madrid, fuente de inspiración
El artista italiano lleva cuatro años viviendo en Madrid, en una casa ubicada en la zona de Malasaña que primero tuvo la función de estudio y que ahora es más un hogar. “En los primeros años fue un estudio de arte y después casa, solo con un colchón para dormir. Pero, con el tiempo, se ha convertido en una casa de verdad, con espacio para relajarme. Y tengo también otro estudio donde voy a trabajar con otros artistas para proyectos más grandes donde necesito más espacio”, señala.
Las dos características que más le gustan de la ciudad son, por un lado, que es uno de los centros más importantes de arte contemporáneo en Europa, con un movimiento de galerías y de instituciones que están invirtiendo mucho en la promoción artística; y, por otro, la calidad de vida.
“Creo que hoy es la mejor ciudad para un artista. Puedes encontrar instituciones y galerías para cualquier tipología de arte. Hay mucho movimiento, sobre todo entre artistas, y puedes encontrar artistas internacionales con los que crear amistades y contactos muy bonitos que pueden durar tiempo”, opina.
De su residencia madrileña, lo que más le gusta es tener una casa de estudio en el centro para vivir la ciudad. “He preferido tener una casa en un barrio con mucha historia y conectado con todo el movimiento artístico que ha surgido en los últimos 30 años y esto me permite trabajar y vivir la ciudad al mismo tiempo y a diario”, detalla el pintor. En cambio, su casa en Milán tiene una función diferente: es donde conecta y se reúne con su familia varias veces al año.
La importancia del arte en el hogar
Lattuada asegura que la pintura es su vida y el mejor medio con el que expresar su creatividad, y defiende la importancia de un cuadro a la hora de dar vida a los espacios.
“Creo que un cuadro en una casa no solo es para llenar un hueco, sino para activar un espacio. En realidad, muchos cuadros a lo largo de la historia han sido creados para iglesias o las casas de los mecenas. Para mí, es importante pensar que los cuadros que hago al final van a quedarse en casa de alguien y que van a ser objetos vivos, no son solamente decoración”, comenta el artista, quien añade que lo bonito del arte es que “no hay un gusto universal”, sino que “para cada cuadro hay una persona que le gusta”.

El consejo que da a la hora de elegir una obra de arte contemporáneo para una casa es seguir a diferentes artistas a través de las redes sociales para estar al día de sus trabajos y exposiciones, e ir físicamente a las galerías de los que más nos llaman la atención para conocer de primera mano su pensamiento y energía. Una vez allí, la clave es elegir aquella pieza que nos despierta un sentimiento que no se puede explicar. Eso significa que “esa obra es para ti, porque te ha pasado algo con ella que no te ha pasado con otra”, según Gianluca Lattuada.
En su caso, afirma que sus trabajos gustan a todo tipo de personas y que “no hay un 'target' específico”. Y añade que “enfrentarse a una obra es algo muy íntimo y personal. Y si a una persona le sucede algo estando contemplando una obra, la obra ha funcionado”.
Junto a las obras de arte, el pintor asegura que en una casa no pueden faltar otros elementos como la luz natural, que permite cambiar el ambiente de las estancias en función del momento del día; el espacio en sí mismo o la naturaleza, ya sea un jardín, una terraza o plantas en el interior.
“El arte es la cosa más inútil y a la vez más importante del mundo”
El pintor italiano explica que ser artista es algo que se siente dentro, desde la infancia, y que el arte no se hace con el objetivo inicial de venderlo, sino porque hay una necesidad interior de crear. Con el paso del tiempo, es cuando entra el juego la visión más de negocio con el objetivo de monetizar los proyectos que va a crear igualmente como un impulso vital.
Sobre sus fuentes de inspiración, Lattuada asegura que son una mezcla tanto del lugar donde se encuentra como de estado emocional. “Tomo inspiración del lugar y del ambiente donde estoy, con una referencia siempre histórica o cultural. Y como artista creas obras en un momento específico de tu vida y hasta del día, por lo que la energía que tienes también se refleja. Entonces, la parte más íntima y personal se conjunta a la parte más de investigación artística que estás haciendo. Siempre hay una conexión en las obras”, confiesa.

Para el milanés, el arte no es fácil de definir, aunque utiliza una forma curiosa para explicar su visión: “El arte es la cosa más inútil que hay en el mundo porque no tiene una función específica, pero es la cosa más importante en el mundo al mismo tiempo porque cuando te enfrentas a una obra de arte hay algo dentro que cambia para siempre”.
Lattuada mira al futuro con ganas de seguir creando y aprendiendo, porque cree “la carrera de un artista nunca acaba, sino que cambia y va evolucionando. Siempre hay más cosas interesantes que hacer y encontrar ideas para seguir creando algo”, y eso es precisamente lo que considera una de las cosas más bellas de ser artista. Mientras imagina sus próximos proyectos, espera ir cumpliendo su sueño de lograr que sus obras puedan ‘hablar’ a otras personas, generando emociones y una conexión profunda, y ser recordado en la posteridad como un pintor con un sello reconocible.
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