Y no solo que dure más sino que luzca resplandeciente como el primer día. Te contamos cómo hacerlo.
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Comedor Pixabay

Los suelos de madera son elegantes, dan calidez a tu hogar pero requieren de un cierto mantenimiento para que luzcan tan bellos como el primer día. Y en esto vamos a ayudarte, contándote qué debes hacer (y qué no) para que estén siempre impecables.

Cómo protegerlos

Evita que pierdan el color que puede ocurrir si les da el sol directamente. Así que coloca estores o cortinas en las ventajas. Si te estás planteando acuchillarlos, añade un producto que protege contra los rayos UVA.

Ojo con las marcas que dejan los muebles: sillas, sofás… Lo mejor es que coloques protectores de fieltro en las patas de mesas, sillas… Otra solución es poner una alfombra en el espacio donde más roce pueda haber con las patas del mobiliario (como puede verse en la foto que ilustra este tema).

Acuérdate de hidratar: con un simple humidificador aportarás la humedad necesaria para que la madera esté hidratada (esto además se nota especialmente en invierno, el ambiente está más reseco por las calefacciones). Te lo agradecerán tus vías nasales y también, tus suelos.

Cómo limpiarlos

Los suelos de madera se limpian mejor en seco. Para el cuidado diario puedes usar una mopa atrapapolvo. Cada dos o tres días procura aspirarlos (la frecuencia disminuye si hay mascotas en casa) con una aspiradora que tenga un cepillo específico para superficies de madera. Evita en la medida de lo posible mojarlos: si están muy sucios, friégalos, muy de vez en cuando, con agua tibia y jabón neutro o con algún producto específico. Escurre bien la fregona.

Productos a evitar

No recomendamos los limpiadores multiusos (sirven para otras cosas pero no para suelos de madera) y desde luego no utilices amoníaco, que es un producto muy agresivo que acabaría quitando brillo al suelo. Tampoco conviene que utilices productos con silicona. ¿Puedes utilizar vinagre de limpieza? Es cierto que es un producto muy eficaz y desinfectante pero no pierdas de vista que el vinagre es muy ácido y a largo plazo podría terminar quitando el barniz del suelo. Lo mismo sucede con la lejía. En definitiva, puedes usar ambos pero con precaución y sin abusar (dos cucharadas soperas por litro de agua).

Si hay arañazos, ahí va un truco para disimularlos: si se trata de arañazos superficiales, te aconsejamos que frotes con un paño humedecido. Cuando se haya secado, aplica aceite para madera. Otra solución para disimularlos es aplicar un rotulador retocador que encontrarás en cualquier tienda de artículos para bricolaje. Si el arañazo es más profundo entonces necesitarás de cera para retoques.

¿Cómo quitar determinadas manchas?

Esa marcha persistente que no acaba de salir con nada, ¿qué puedes hacer? La solución dependerá del tipo de mancha. Por ejemplo, si es una mancha de grasa o de aceite lo mejor es que la retires en el momento pero claro, no siempre te percatas al minuto… En el momento, lo más indicado es poner sobre ella harina para que absorba la grasa y retirar después con papel de cocina los restos. En el caso de las manchas de vino que también son muy difíciles de retirar pasado el tiempo, lo mejor en el momento es pasar un trapo humedecido en agua con jabón. Para las rozaduras negras que dejan los zapatos (aquí lo que es mano de santo es ser nórdico en su casa y dejar los zapatos de la calle en la entrada), salen muy bien con un simple borrador.

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