Laura González Sanz es arquitecta pero por lo que es conocida es por sus joyas, arropadas bajo la marca Lalabeyou. Tras haber trabajado como arquitecta durante diez años, cuando pinchó la burbuja inmobiliaria, decidió lanzarse a lo que hasta ese momento había sido un hobby: la confección de joyas. Y llegó un momento en que tuvo que dedicarle toda la jornada laboral.
Desde su céntrico taller de joyería en Madrid, donde también imparten cursos, González confecciona joyas que son un punto de encuentro entre la arquitectura y la joyería: líneas muy puras, formas rectas, otras que parecen piezas de engranajes industriales…
Es arquitecta pero confecciona joyas. ¿Por qué este cambio?
Estudié arquitectura y estuve trabajando como arquitecta durante 12- 13 años, entre Madrid y Barcelona. Pero fue en Barcelona donde descubrí la joyería contemporánea. Me apunté a un cursito de un centro cultural y me emocionó, me encantó y aprovechando que estaba en Barcelona, me inscribí en la escuela Massana, bastante conocida por los cursos de joyería y empecé a meterme en este mundillo. Como hobby. Cuando volví a Madrid, empecé a estudiar joyería en la Escuela Oficial de Madrid porque no encontré ningún taller similar al que tenemos ahora montado para poder ir un par de tardes a la semana. Entonces compaginaba mi trabajo de arquitecta en un estudio por las mañanas y por las tardes estudiaba la carrera. Y cuando se empezó a complicar la arquitectura, alrededor de la crisis de 2006-2008, decidí que era buen momento para hacer el cambio.
¿Por qué estudió arquitectura?
Siempre me ha gustado el tema artístico, casi más que el técnico. Al principio nadie quería que estudiase arquitectura. Mi padre es abogado y me decía, hija, ¿por qué no estudias Derecho que te vale para todo en la vida? Ahora me he dado cuenta que tenía razón y estoy formándome para llevar mejor los negocios. Pero bueno, decidí Arquitectura: no hay una carrera mejor, aunque el trabajo a veces se pone complicado. Como formación tienes toda la parte humanística, la técnica, trabajar en equipo… es una verdadera maravilla. Si tuviera que volver a verme a los 18 años decidiendo qué estudiar, estudiaría arquitectura otra vez.
¿Cómo surgió la idea del taller de joyería?
En septiembre de 2011 me encontré trabajando solo tres mañanas en el estudio, cada vez teníamos menos proyectos y sin que me hubieran llamado para impartir clases en una escuela de joyería. Y pensé que algo tendré que hacer, voy a buscar un localito, monto ahí un taller, vendo mis joyas, doy alguna clase Y así fue como me inicié. Encontré un local muy chiquitito al final de la calle Libertad, ahí abrí el primer taller y la verdad es que empezó a funcionar muy bien, sobre todo las clases. Yo no tenía conciencia de que hubiese tanta gente que quisiese estudiar joyería. Y luego te das cuenta que hay muchas otras personas como tú que a lo mejor vienen del mundo de la moda o de la arquitectura, del diseño.. que no encontraban ese lugar en el que formarse a nivel académico sin tener que estudiar la carrera entera. Y en 2012 en concreto el 14 de febrero, abrimos Lalabeyou. El primer año estuve trabajando solo yo por las tardes, compaginándolo con el estudio y a partir del segundo año dejé el estudio. Si no dejaba yo el estudio, el estudio me iba a dejar a mí porque eran momentos complicados.
¿El taller sigue en el mismo local?
Al quinto año me di cuenta de que ahí no teníamos posibilidad de crecer. Era un localito de 40 metros cuadrados, dividido en dos estancias, la primera la teníamos más de galería y venta, la parte de atrás para las clases y nuestra propia producción. Y empecé a buscar otro local y encontré uno de embargo. Estaba completamente destruido, no tenía pavimento, ventanas… llevaba cerrado 30 años. Era en la calle Farmacia, en la del Colegio de Arquitectos, que a mí esto siempre me hace gracia, es una señal, ¿no? Mi madre es farmacéutica… esto pinta bien. Todo como que va rodado. Al final decidí meterme en la compra de ese local. Lo reformé y en 2018 nos mudamos al nuevo taller.
¿Qué comparten la arquitectura y la joyería? Porque sus joyas son muy geométricas…
Para mí hacer joyería es como hacer edificios en pequeñito. De hecho, si haces una foto a alguna de mis piezas y le pones al lado un muñequito blanco de las maquetas de arquitecto podría ser perfectamente un montaje de un concurso. Soy bastante geométrica. El día que me pidan hacer una flor la haré cuadrada porque me cuesta muchísimo el tema orgánico. Hay arquitectos que no, que lo hacen muy bien. A mí en concreto me cuesta y me gustan los colores planos, las líneas muy limpias y así es como intento desarrollar mis líneas de joyería también. Luego hay otra parte muy interesante que es todo el tema estructural, todo eso que hemos estudiado a gran escala sobre cómo tendríamos que reforzar vigas, hacer anclajes, en pequeñito funciona de una manera muy parecida, los remaches, lo que son las uniones son muy similares.
Hay una ebullición de las manualidades: tejer, joyería, cerámica.. ¿Por qué cree que pasa esto?
Estamos volviendo mucho al tema de lo artesanal, de lo manual, estamos empezando a valorar la conexión que existe entre el hombre y sus manos. Desde la prehistoria el hombre se ha caracterizado o se ha diferenciado de los animales porque somos capaces de generar herramientas, de tejer, de cortar, de modelar.. Lo que se llamaban antes las artes menores, el vidrio, la cerámica, incluso la joyería, no se veía como un elemento de expresión artístico tan potente. Eran secundarias y creo que ahora están empezando a cobrar fuerza por esa necesidad de volver al origen, a lo natural.
Háblenos de esta casa
Vinimos a esta casa en el año 2018, vivíamos antes en Chamberí, de alquiler y empezamos a buscar un piso en propiedad. A mi marido le gustan muchísimo los áticos, a mí también por la luz, pero sobre todo porque él toca el piano y no quiere molestar al resto de los vecinos. Y entonces vimos este anuncio, vinimos a ver la casa. ¿Sabes cuando solo ves una y dices ésta es? Nos dieron la hipoteca y firmamos el piso dos semanas antes de que yo diera a luz y nos mudamos con el bebé de un mes. La casa estaba bastante bien, era una casa clásica de los años 90. Pintamos todo, acuchillamos el parqué, utilizamos unos tintes para conseguir que quedara blanco. Luego lo barnizamos y pintamos todo lo que son las carpinterías, los radiadores, todo de blanco. Hicimos una obra mínima.
¿Y su rincón favorito de la casa?
Mi rincón favorito de la casa donde hacemos el 90% de la vida es este salón. Tenemos una cristalera estupenda, es verdad que es una orientación norte, pero es que en Madrid, con el calor que hace, tener una orientación norte es bueno si tienes luz. Otra cosa es que te pille un bajo o tengas una casa muy cerca. Pero aquí tenemos la suerte de estar en Pinar de Chamartín, un edificio muy alto, vemos toda la sierra, vemos la el pico del Lobo, la Pinilla. Cuando nieva somos los primeros en enteramos. Intentamos que cada uno tenga su espacio arriba en las habitaciones.. pues acabamos todos aquí apiñados, uno haciendo aquí los deberes en la mesa, el otro con el ordenador ahí y en estos sofás nos echamos unas siestas…
¿Algún objeto fetiche?
Tengo varios. Soy un poco fetichista y me llevo de una casa a otra las cosas, me cuesta tirar.. Este, por ejemplo, es un collar que hice para una exposición que hicimos de joyería contemporánea en el Museo de la Evolución Humana en Burgos. La comisarió una chica fantástica que es joyera, Sara Serna, y nos invitó a un diálogo entre la prehistoria y la joya. Yo me inspiré en los castros celtas, mi familia es gallega, he tenido mucho contacto con los castros. Y entonces este collar no es un collar que yo haría para llevar cada día, pues estuvo expuesto en el museo y desde entonces lo puse en un cuadro y me lo llevo debajo del brazo a la mitad de las cosas que voy.
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