La banca pone el grito en el cielo ante la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) vuelva a sacar la artillería pesada para frenar el deterioro económico y de la inflación. El organismo estudia poner el precio del dinero en negativo, una posibilidad que critican la patronal financiera y las principales entidades del país. Aseguran que supondría penalizar el ahorro y que lastraría todavía más la rentabilidad del negocio. El supervisor, sin embargo, cree que sus medidas benefician al sector porque aumentan el crédito y reducen los impagos.
La última reunión mensual del guardián del euro se ha saldado con cambios en los planes de estímulo que lleva aplicando desde 2015. Desde enero, reducirá a la mitad la cantidad de deuda pública y privada que compra en los mercados, aunque alargará su aplicación seis meses más de lo previsto. Así, adquirirá hasta 30.000 millones mensuales, al menos, hasta septiembre. Los expertos creen que el BCE esperará varios meses para medir el impacto de estos cambios antes de subir los tipos de interés, por lo que el consenso descarta encarecimientos del precio del dinero a 2019.