Cataluña ha destacado durante años por su capacidad en crecimiento económico. Los niveles de inversión, de ocupación y un sólido tejido empresarial e industrial lo corroboran. Pero la incertidumbre política ha puesto en cuarentena un final de año más que exitoso y ha llevado a la autonomía a mostrar algunos síntomas de flaqueza. El punto de inflexión fue el 1 de octubre, día que se celebró el referéndum y dio comienzo al último trimestre del año. Entre otras, ha provocado el traslado de sedes sociales y la pérdida de la ambiciosa sede de la EMA. Pero, ¿Cómo ha sido la economía catalana durante este 2017 y cómo puede acabar al cierre del año?
Barcelona, la capital de Cataluña, lo tenía casi todo para hacerse con la Agencia Europea del Medicamento, pero la erosión de la crisis desatada por la celebración del referéndum secesionista dio su primer gran golpe cuando, finalmente, la Comisión Europea se decantó este lunes por Ámsterdam frente a la capital catalana, algo que suponía una inyección económica y proyección europea que hubiera restablecido la normalidad en la comunidad autónoma.
Tanto organismos nacionales como internacionales preveían a principios de año un cierre del 2017 con unos números incluso por encima de la media española, después de que la región empezara el año pisando el acelerador.
Tanto organismos nacionales como internacionales preveían para el cierre de 2017 unos números incluso por encima de la media española
El departamento de Vicepresidencia, Economía y Hacienda de la Generalitat de Cataluña presentó buenos números del primer trimestre del año con un crecimiento del 0,7% intertrimestral, una décima inferior que el registrado en el conjunto de España. El buen ritmo se mantuvo durante el segundo trimestre, con un crecimiento del 1% entre abril y junio, nueve décimas por encima del conjunto de España, gracias al buen tono del turismo.
La evolución del PIB seguía en ascenso y superaba las previsiones establecidas por la Generalitat, que esperaba generar una riqueza de 233.783 millones de euros. Eso supondría crecer hasta un 2,9% a lo largo del año, la cifra más alta de la comunidad desde la entrada en vigor del euro, superando incluso los máximos de 2008.
Esta tendencia, en sintonía con el conjunto de España, tuvo continuidad durante el tercer trimestre del año, con julio como mejor mes en turismo de la historia de España: llegaron 10,5 millones de visitantes extranjeros al país, y Cataluña fue el destino principal de los visitantes, atrayendo uno de cada cuatro extranjeros que llegaron a España ese mes (2,5 millones de turistas, un 6,5% más que el año anterior), según datos del Instituto Nacional de Estadística.
Septiembre: llegan los primeros síntomas de debilidad
Todo lo que hacía de Cataluña una comunidad puntera en crecimiento económico empezó a caer en el punto de inflexión del 1 de octubre y la previa preparación a la celebración del referéndum, con los planes de desconexión de España, y por lo tanto de Europa. Y, desde ese día, cayó una nube de incertidumbre sobre Cataluña, el peor de los escenarios posibles en términos económicos, y que aún no se ha despejado.
Tal y como apunta Mª Jesús Fernández, analista senior de Funcas, "antes del 1 de octubre todos los indicadores reflejaban datos muy buenos de Cataluña, con una economía diversificada, un peso de la industria superior a la media española y tirando con fuerza, más incluso que el turismo, que estaba siendo un crecimiento inferior al de otras comunidades", explica.
Aunque no hay suficientes datos para hacer un análisis profundo, a la espera de los datos oficiales del último trimestre del año, algunos indicadores han empezado a mostrar una ralentización . Mientras que la comunidad autónoma lideraba los números de ocupación, junto a Andalucía y Madrid, este octubre Cataluña registró la mayor subida de paro desde 2008, con 14.698 desempleados más.
Las compraventas de viviendas también echaron el freno. Ya en septiembre, Cataluña tenía uno de los incrementos más bajos del conjunto de España, con un 2,1%, muy por detrás de comunidades como Castila-la-Mancha (44%) o Extremadura (27%).
En septiembre, Cataluña tuvo uno de los incrementos más bajos en compraventa, con un 2,1%
Para algunas inmobiliarias, como Engel & Völkers, este freno será una forma de corregir los excesos del mercado, “alejando el componente especulativo y un alza de precios mucho más moderada y sostenida en el tiempo”, mientras que otras lamentan que el mercado pueda quedar en “stand by hasta que el conflicto político se resuelva, ya que la compra de un inmueble es una decisión importante, no solo para grandes inversores, sino también para las familias”.
Para Fernando Encinar, jefe de estudios de idealista, los primeros efectos del desafío independentista ya se empezaron a notar en septiembre, respecto al mercado inmobiliario, donde "las compraventas realizadas en Cataluña hasta septiembre tuvieron un crecimiento sensiblemente más bajo que las del resto del país a pesar de que la estadística también recoge muchas operaciones firmadas antes del 6 de septiembre".
Por otra parte, los datos registrados por el aeropuerto internacional de El Prat (Barcelona), una de las bases aéreas más importantes de Europa y tras años de fuertes subidas, en octubre tuvo 4,17 millones de pasajeros, lo que se traduce en un 3,9% de crecimiento, el más flojo en más de dos años, según datos de AENA.
¿Qué puede pasar próximamente?
Todos los analistas prevén un impacto de esta crisis política que atraviesa Cataluña y los efectos colaterales en su economía, aunque aseguran que aún es muy complicado medirlo. Para Fernández "estamos ante un escenario sin precedentes para la historia económica de España y puede evolucionar de forma muy imprevista y cortoplacista", prevé.
Para Fernández "estamos ante un escenario sin precedentes para la historia económica de España y puede evolucionar de forma muy imprevista y cortoplacista", prevé.
A partir del 21 de diciembre, con la celebración de las elecciones autonómicas, se espera que acabe este periodo que los analistas llaman 'wait and see', aunque todo depende de cómo quede representado el Parlament catalán. Según Fernández, aunque "tenemos pocos indicadores que reflejen un impacto claro y significativo", cree que uno de los posibles escenarios es en el que "el crecimiento de Cataluña se normalice a partir del segundo trimestre de 2018 y no se note su crecimiento hasta pasado el tercer trimestre".
Encinar, por su parte, apunta que "hay una sensación de 'stand by' hasta el 21D, ya que según los riesgos que se están calculando, un Govern con un marcado interés independentista restaría entre 0,2 y 04 puntos al crecimiento de España para 2018 y mucho más devastador para Cataluña". Espera que "si sale un gobierno que busca una relación más fluida dentro de España, el crecimiento se podría situar de nuevo por encima del 3% y los inversores creen que el Gobierno (central) haría esfuerzos por dar un impulso a Cataluña".
Sin embargo, Fernández cree que "si algo puede verse más afectado en este momento de incertidumbre es la inversión". Entre los síntomas de debilitamiento, está que "muchas decisiones de inversión paralizadas en este periodo se retomarán pasada la tensión política, pero en el mismo tiempo algunas se habrán perdido y será un impacto a largo plazo irrecuperable", advierte. Ese es el caso de la pérdida de la sede de la Agencia Europea del Medicamento o inversiones como la macrooperación inmobiliaria de Hispania.
Para Rafael Pampillón, profesor de Entorno Económico y Análisis en la IE Business School, haberse hecho con la sede de la EMA "hubiera sido un espaldarazo de tranquilidad y paz, y la prueba de que las élites europeas confían en Cataluña para que todo siguiera su rumbo".
El Banco de España, por su parte, plantea dos escenarios. Uno más optimista donde esperan que se pierda tres décimas hasta 2019, y uno más pesimista donde el recorte podría ascender hasta el 2,5%. Asimismo, el ministro de Economía, Luis de Guindos, atribuye a Cataluña cinco décimas de desaceleración del PIB entre 2017 y 2018.
Desde Merlin Properties, dueño de la Torre Agbar, edificio que iba a albergar la sede de la EMA, y que cuenta con hasta 15 edificios alquilados de oficinas en Barcelona, además de supermercados, centros comerciales y de logística y un hotel, aseguran que esta incertidumbre derivada del plan secesionista "ha traído como efecto añadido una salida de empresas de Cataluña que no auguran nada bueno a corto y medio plazo". Actualmente, más de 2.500 empresas han sacado su sede social fuera de la región y más de 1.000 han trasladado su domicilio fiscal. Desde la socimi, por eso, creen que "Barcelona no va a desaparecer de repente del mapa, pero quedará oscurecida temporalmente a nivel económico como consecuencia de esta crisis que estamos viviendo".
Con todo, desde BBVA Research señalan que "prever que la incertidumbre afecte negativamente en las decisiones de gasto de consumidores y a las inversiones no es difícil, pero poner cifras a estos efectos y predecir su evolución, sí", alertan.
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