
La pandemia sanitaria ha puesto la puntilla a los jóvenes en España, y ha acelerado la batería de problemas económicos que venían arrastrando desde que el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis de 2008.
Según explica el Banco de España, “muchos de los retos de la economía española anteriores a la pandemia, que con frecuencia se han visto agudizados por ésta, afectan de manera especial a los jóvenes: sistema educativo, mercado de trabajo, vivienda, incertidumbre e inestabilidad de la renta…”
En un estudio, el supervisor financiero afirma que todavía está por ver el impacto del cierre de colegios y universidades por el covid-19 en su nivel educativo, a lo que se suma la incertidumbre sobre sus ingresos futuros y las crecientes dificultades para encontrar un empleo, acceder a una vivienda o formar una familia. Solo en los últimos dos meses, la tasa de natalidad ha bajado más de un 20%, mientras que la tasa de menores de 30 años que no perciben ingresos ha subido en 2020 hasta suponer más del 35% del colectivo.
Respecto a la educación, el organismo encabezado por Pablo Hernández de Cos explica que el cierre de los centros educativos en EEUU por el coronavirus ha provocado una caída del 50% del rendimiento en matemáticas en colegios con mayor cantidad de estudiantes con renta baja (programa Zearn), mientras que en Bélgica se ha producido una reducción significativa de resultados en matemáticas y lengua en los exámenes de junio de 2020. Y recuerda que, aunque en España todavía no existen datos similares, nuestro país tiene “una situación de partida comparativamente desfavorable”.
En 2019, por ejemplo, más del 25% de los jóvenes de entre 25 y 29 años tenían como máximo estudios de primer ciclo de secundaria, frente al 20% de Portugal e Italia o al menos del 10% de Austria, Finlandia, Eslovaquia, Irlanda, Lituania, Chipre o Grecia. En Eslovenia la tasa incluso estaba por debajo del 5% en 2019. Además, es uno de los países donde los jóvenes tienen peores competencias matemáticas.
Además, el Banco de España recuerda que los universitarios españoles tienen más dificultad para encontrar empleo y acceder a un puesto acorde a su formación, independientemente de su especialización, frente a sus homólogos europeos.
Y estos problemas para entrar en el mercado laboral están afectando sobre su renta. El estudio recalca que el último ciclo expansivo (2014-2019) “no fue suficiente para recuperar los ingresos de los hogares jóvenes tras la crisis anterior” y deja entrever que con la crisis del coronavirus está creciendo la inestabilidad de los ingresos que perciben y la incertidumbre sobre sus rentas futuras.
“La incertidumbre sobre la renta futura es mayor entre los jóvenes, los trabajadores con contrato temporal y aquellos con rentas bajas. Además, esta incertidumbre, en situación de crisis, se incrementa”, recalca el organismo, que añade que “los jóvenes presentan una tasa de empleo menor al resto de la población y una tasa significativamente mayor de individuos sin ingresos laborales, elemento clave a efectos de analizar la evolución de la desigualdad.
De hecho, explica que en 2020 ha aumentado en más de 5 puntos el porcentaje de jóvenes que no perciben ningún ingreso. Si en febrero del año pasado cerca de un 31% de los menores de 30 años no tenían ingresos, en diciembre ya suponían alrededor del 36%. En el caso del total de la población, el porcentaje ha pasado del 14% de febrero hasta situarse a las puertas del 20% a cierre del pasado ejercicio.
Además de afectar al terreno educativo, el empleo y los ingresos, otro factor que destaca el Banco de España es el acceso a la vivienda. Como consecuencia la frágil vinculación de los jóvenes con el mercado laboral, por una acusada reducción reciente tanto de las horas (aumento de la tasa de parcialidad –no deseada-), como de la duración de sus contratos, sus posibilidades para emanciparse son escasas. Y sobre todo a la hora de comprar una vivienda, debido a la incapacidad de ahorro previo de la mayoría de los jóvenes para poder acceder a una hipoteca, lo que les obliga a alquilar una vivienda.
En este sentido, el Banco de España hace una apreciación: “el aumento considerable de la demanda de alquiler por parte de los jóvenes, ante una oferta rígida, propició un fuerte aumento del precio del alquiler en los años previos a la pandemia”.
Por último, el organismo pone sobre la mesa la dificultad de los jóvenes a la hora de formar una familia y cómo la crisis del coronavirus está lastrando la tasa de natalidad. A pesar de que afirma que está por ver el impacto a largo plazo, recuerda que en noviembre de 2020 la tasa se redujo más de un 10%, y que en los dos últimos meses de los que hay estadísticas (diciembre de 2020 y enero de 2021), el desplome supera ya el 20%. según el INE. Desde principios de 2017, la caída mensual había sido de un solo dígito.
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