
El tipo de interés natura o neutral, aquel que no restringe ni estimula la actividad, se situaría en un rango de entre el 1,75% y el 2,25%, según las estimaciones más recientes de los economistas del Banco Central Europeo (BCE), lo que dejaría margen suficiente para nuevos recortes de los tipos de interés, cuya referencia se encuentra en el 2,75%.
No obstante, los propios técnicos de la entidad advierten de que no se trata de un indicador demasiado útil ni fiable para fijar la política monetaria.
Tal como había adelantado la presidenta de la entidad, Christine Lagarde, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE del pasado 30 de enero, los economistas de la institución han publicado una actualización al respecto de los cálculos del llamado tipo de interés natural o tipo de interés neutral.
En el documento, los economistas Claus Brand, Noëmie Lisack y Falk Mazelis estiman que, tras un modesto aumento posterior a la pandemia, el rango actualizado de estimaciones puntuales del tipo de interés natural real para la zona del euro "se ha mantenido prácticamente sin cambios desde finales de 2023" y, hasta finales de 2024, las estimaciones del intervalo más reciente "oscilan entre el 1,7% y el 2,25%.
Esta horquilla coincide con la comentada por Lagarde durante su participación el pasado mes de enero en el Foro Económico Mundial, en Davos (Suiza), aunque los autores subrayan que, dadas las incertidumbres sobre las estimaciones, "dichos rangos deben considerarse meramente indicativos".
En su análisis, sostienen que, si bien las estimaciones brindan información complementaria para las decisiones de política monetaria y ayudan a comunicar la orientación de la misma, "no pueden considerarse como un indicador mecánico de la política monetaria adecuada en un momento determinado".
De este modo, defienden que al aplicar la política monetaria "no existe otra alternativa" que tomar decisiones sobre la base de un análisis exhaustivo de los datos y sus implicaciones macroeconómicas.
En este sentido, recuerdan el triple enfoque defendido por el Consejo de Gobierno del BCE para fijar su posición que incluye las perspectivas de inflación a la luz de los datos económicos y financieros, la dinámica de la inflación subyacente y la solidez de la transmisión de la política monetaria.
"Las incertidumbres inherentes, así como las deficiencias conceptuales, limitan la utilidad de las estimaciones de las tasas naturales disponibles para la conducción de la política monetaria en tiempo real", afirman para señalar que la utilidad de este tipo neutral como indicador para respaldar la calibración de la política monetaria "es muy limitada", lo que dificulta su uso como norma para la fijar los tipos de interés.
El propio vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, restó importancia a la tasa neutral la semana pasada, señalando que, si bien constituye un concepto académico interesante, "no es muy útil desde el punto de vista de la formulación de políticas", mientras que las encuestas sobre préstamos bancarios proporcionan un indicador mucho mejor del grado de restricción de la política monetaria.
El mercado espera más bajadas de tipos
La apuesta del consenso del mercado es que el BCE vuelva a rebajar el precio del dinero en la reunión del próximo 6 de marzo. Además, en dicha cita actualizará las previsiones macroeconómicas.
Sin embargo, hay división de opiniones a partir de entonces. Mientras algunos analistas creen que habrá más bajadas y sitúan el nivel objetivo en el 1,75% (lo que supondría cuatro recortes de 25 puntos adicionales al anunciado en enero), otros consideran que solo podría haber dos recortes más a lo largo del año.
Y es que todo depende de cómo evolucionen la economía de la zona de la moneda común, que en los últimos meses está mostrando debilidad arrastrada por las dos mayores economías del euro (Alemania y Francia), y los conflictos geopolíticos. Entre los principales focos de atención se encuentran los potenciales problemas de suministro ante un recrudecimiento de las guerras en Ucrania y Oriente Medio, las decisiones que tome la Reserva Federal de EEUU (que en la reunión de esta semana ha mantenido tipos, rompiendo con tres recortes consecutivos, y ha declarado que no tiene prisa por volver a bajarlos) y las novedades en política comercial de la Administración de Donald Trump. Sobre la mesa está la posibilidad de que el republicano imponga aranceles en esta nueva legislatura, lo que podría impactar con fuerza a las empresas de la eurozona.
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