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España suspende en emprendimiento: por qué la mayoría de los emprendedores tira la toalla
GTRES

España ocupa el penúltimo lugar entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en tasa de empresarios y empresarias o startup. Un informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE), basado en datos de la OCDE, afirma que  sólo el 3% de los hombres y el 2,1% de las mujeres son empresarios en España, lo cual contrasta con la tasa del 7,4% entre los varones y del 4,9% entre las mujeres del cuatrimestre 2012-2016.

Es decir, en España se emprende cada vez menos. El registro de Trabajadores Autónomos solo tenía 15.000 apuntados más hasta noviembre del año pasado (comparados con 2016), una cifra muy baja según la asociación de trabajadores autónomos, UPTA.

¿A qué se debe esta desidia emprendedora? Estas son las razones principales.

1. Mucha ilusión, poca paciencia. Darse de alta como emprendedor por cuenta propia suena muy bien. Pero requiere una tecnología llamada paciencia. Hay que sacrificarse mucho, pues los frutos no llegan al primer año, ni al segundo. Hay que contar con una bolsa de dinero para aguantar los primeros años invirtiendo, trabajando y esperando con paciencia. Como no se cultive esta cualidad, el empresario se da de baja y al final acepta un trabajo mal pagado, pero más seguro.

2. ¿Cuentas? ¿Qué es eso? El trabajador autónomo o emprendedor que estaba en una empresa anteriormente, pasa de recibir una nómina mensual con todo bien controlado, a gestionar sus propias cuentas. No se trata del papeleo, sino de conocer bien la norma de ingresos y gastos.  Muchos no se toman el tiempo de obtener nociones básicas de contabilidad. No controlan los gastos. Al final, acaban un año tras otro con pérdidas. En internet hay muchas hojas de cálculo o de Excel gratuitas que hacen fácil la gestión de cuentas, como Cepyme que ofrece plantillas Excel gratis para todas las operaciones.

3. Impuestos sorpresa. El empresario por cuenta propia tiene que preparar y presentar sus cuentas trimestralmente y anualmente. El IVA, el IRPF, el Impuesto de Sociedades (en caso de que haya fundado una empresa), etcétera. En los primeros años, le llegan muchas multas por retrasos o por ignorancia, pues desconocía los plazos y las obligaciones. Eso le va desanimando poco a poco hasta que tira la toalla. En la Agencia Tributaria hay una aplicación que le permite sincronizar su agenda profesional con la de las obligaciones a Hacienda. Basta poner en Google “sincronizar agenda con agencia tributaria”. O también “iCalendar aeat”. También se puede activar un sistema para recibir notificaciones por correo electrónico.

4. Autónomo circunstancial. Muchos trabajadores por cuenta ajena en los últimos años se convirtieron a la fuerza en autónomos. Las empresas los despedían, y luego los contrataban de nuevo como autónomos, porque así se ahorraban el seguro, el cual corría a cargo del nuevo autónomo. Pero este nuevo autónomo solo lo era superficialmente: en cuanto llegaba otra oportunidad, se enganchaba a otra empresa que le ofreciera empleo fijo.

5. Planificación cero. Cuando uno se convierte en emprendedor por cuenta propia, tiene que hacer lo que hacen todas las empresas serias: tener un plan de negocio. Eso requiere sentarse largas horas planificando a corto, medio y largo plazo las cosas más importantes, y anotarlas en un cuaderno de previsiones con una cronología mes a mes: los ingresos, los gastos y los impuestos. Pero cada uno de esos capítulos hay que desglosarlo en sus partes: gastos de papelería, electrónica, transporte, salario, seguros... Así se evitan los sustos.

6. Conceptos complejos. La amortización de bienes es uno de los conceptos menos manejados por los nuevos emprendedores. Consiste en detraer año a año una parte del valor de determinados bienes, con la idea de que pasado un tiempo determinado, ese bien pueda ser sustituido por otro nuevo con el dinero que se ha guardado. Por ejemplo, los ordenadores. Así el emprendedor se evita el susto de tener que desembolsar enormes cantidades de repente. Como el emprendedor no se acaba de familiarizar con esos conceptos, al final se desanima y cierra su proyecto. Para comprender estos y otros conceptos, lo mejor es que el emprendedor se apunte a cursos de contabilidad y finanzas. Hay muchos on line y gratuitos.

7. Falta de información. Los emprendedores autónomos viven en una especie de burbuja que les aísla de lo que está pasando en su sector y que les pueden ser muy útiles. Desconocen las nuevas leyes de autónomos, ignoran las ayudas de las comunidades autónomas, desaprovechan líneas especiales de crédito, o no saben dónde pueden encontrar negocio. Para solucionarlo, deben apuntarse a las newsletter de montones de gabinetes y asesorías de pymes y emprendedores, y acudir periódicamente a reuniones de emprendedores.

8. El trabajo no llega: hay que buscarlo. Es la cualidad básica del emprendedor: ir a buscar el trabajo porque éste no cae del cielo. Si tiene un producto, hay que salir a venderlo. Si se trata de un servicio, sucede lo mismo porque hay que llamar a muchas puertas para ofrecerlo. Y por supuesto, emplear el nuevo marketing de las redes sociales para darse a conocer. En este caso hay que ser muy persistente, pues solo saldrá uno de cada 30 intentos. Pero hay que intentarlo más de 30 veces.

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