Reducir el servicio, pagar más y pasar más frío. Esta es la dura expectativa frente a una factura de la calefacción central por gas, que este invierno multiplica por ocho su coste frente a 2020
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Busque una factura de los gastos de la calefacción central del mes de diciembre de 2020 y multiplique por ocho. El resultado puede dar una cifra aproximada de lo que pagará este invierno en el mismo mes, solo en caso de que su comunidad de propietarios no tome ninguna medida.

La amenaza ya está ahí. La factura por los gastos de calefacción central de un vecino podría ascender a 1.200 euros el próximo diciembre o enero, mientras que hace dos años era de 150 euros. Es la consecuencia de un mercado energético que multiplica en el 800% los precios de hace dos inviernos y, aunque quién avisa no es traidor, pocas comunidades de propietarios han tomado consciencia de la que se avecina.  

“Nos podemos ver en una tesitura de que calentar una casa pueda costar entre 3.500 y 6.000 euros durante el invierno según el tamaño de vivienda y tipo de inmueble”. La advertencia es de Peio Mendía, tesorero del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas (CGCAFE), sobre una estimación de los precios del gas a septiembre: “Nadie puede asegurar qué va a pasar, pero las comunidades deben prepararse para pagar unas facturas desorbitadas”.

La pobreza energética en el punto de mira

Sin duda el peor escenario frente a la escalada de precios del gas, es el de las comunidades con sistema de calefacción y agua caliente centralizados, explica Mendía. En el caso de las viviendas con caldera de gas individualizada y con una tarifa regulada, las subidas, aunque también importantes, quedarán amortiguadas por la acción del Gobierno, “pero el problema es que ese precio regulado tiene un tope de hasta consumidores de 50.000 kW, cantidad que supera cualquier comunidad de vecinos”.

Y cuando la única alternativa para surtirse de gas es el mercado libre, las cifras asustan. Así lo resume el portavoz de CGCAFE. “Hace dos años el precio era de 0,032 euros/kWh, y el invierno pasado lo llegamos a ver a 0,12 euros/kWh. Pero el problema es que ahora el mercado está a 0,23 euros/kWh, y no sabemos hasta cuánto puede llegar”.

En opinión de Mendía, “el problema de la pobreza energética se va a agravar mucho este invierno. Y con la peculiaridad de que en un barrio de lujo, un chalé a día de hoy puede acceder a una tarifa regulada por el Estado, y en un barrio más humilde, los habitantes de una casa de protección oficial tienen que pagar en el mercado libre unas facturas disparatadas”.

Con el objetivo de revertir esta situación, la CGCAFE lleva meses solicitando al Gobierno que se aplique la tarifa regulada de gas a las comunidades de propietarios. El pasado 8 de septiembre la organización de los administradores de fincas colegiados se reunió con este fin con el Idae (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía), al que propuso aplicar esta medida al menos en aquellas fincas donde cuenten con un cobro individualizado del consumo por vecino de los servicios centrales de calefacción, pero de momento sus esfuerzos parecen una prédica en el desierto.

Se da la circunstancia de que en la pasada década, desde distintos gobiernos y otras Administraciones Públicas se promovió la instalación de sistemas de climatización centralizado en las viviendas, por considerarlos más eficientes desde el punto de vista energético y medioambiental. Pero hoy se produce un agravio comparativo al limitar su decisión de compra al mercado libre de los grandes consumidores.

El anuncio del Gobierno de reducir el IVA del 21% al 5% en la factura es la única buena noticia en este escenario, pero a todas luces insuficiente: “Sí que es verdad que se ha bajado, pero estamos hablando de una rebaja de 14 puntos frente a subidas del 800%”, lamenta Mendía. 

¿Cómo reducir la factura energética en las comunidades?

Quizás resulte más constructivo preguntarse ¿qué pueden hacer las comunidades de propietarios para rebajar la factura energética de su calefacción central? Se la planteamos a Diego Mateos Amann, CEO de Gese Servicios Energéticos, una consultora con doce años de experiencia que opera en todo el Estado:

“Creo que lo primero que hay que hacer es avisar a los propietarios y trabajar en una especie de previsión: ‘este fue el gasto del año pasado y con los precios del actual tendremos que pagar esta otra cantidad’. Es importante que se sepa, los vecinos están alerta, pero hasta que no lleguen las facturas, no tienen claro de qué se está hablando. Por eso es tan importante que el aviso les llegue antes, y a partir de ahí empezar a tomar decisiones”.

El objetivo está claro, reducir una factura a las que las comunidades de propietarios de España destinan cerca del 70% de su presupuesto anual, incluyendo partidas como calefacción, climatización, agua caliente sanitaria, iluminación y ascensores, según una estimación facilitada por CAF Madrid (Colegio Profesional de Administraciones de Fincas de Madrid).

Medidas en el corto plazo

Cuanto antes se asuma, mejor. Todos los expertos consultados coinciden en señalar que quién no haya hecho los deberes poco puede hacer para remediar la situación. Especialmente elocuente resulta la afirmación de Mendía “este invierno no queda otra que perder confort y pagar más caro”. Aun así, hay algunas medidas que pueden rebajar esa factura:

  • Menos horas de calefacción y a 19 grados. No por obvia, se debe olvidar su recomendación de CGCAFE: “Hay que reducir la temporada de calefacción, encenderla más avanzado el invierno y apagarla antes. Del mismo modo, acortar su horario diario y fijar una temperatura máxima de 19º, hay que olvidarse de los 21º, porque aumenta exponencialmente el consumo”.
  • Contadores de consumo individualizado. Gracias al uso más racional que de la calefacción hace cada vecino cuando paga por lo que consume, la instalación de estos sistemas de reparto del coste por vivienda implica un ahorro medio del 20% sobre el consumo global. Una iniciativa promovida desde hace años por la Unión Europea, pero que ofrece problemas de instalación para algunos sistemas de calefacción central. Además, puede generar grandes diferencias entre vecinos, por ejemplo, entre las viviendas con orientación norte y sur, por lo que no a todos los vecinos les supone un ahorro, incluso bajando la temperatura de su vivienda.
  • Ajustar el rendimiento energético de la caldera. Otro de los puntos de coincidencia de todos los expertos. Mateos Amann apunta que es una medida promovida también desde las administraciones públicas: “Ajustando diversos parámetros como el oxígeno se puede lograr fácilmente que el rendimiento de una caldera pase del 70% al 80%”.
  • En CAF Madrid pone como ejemplo el caso de la Comunidad de Madrid donde “el resultado de estas inspecciones incluye recomendaciones y un diagnóstico señalando áreas de mejora”. Algo que también ocurre en otras comunidades.
  • Apagar el sistema de recirculación en la noche. Lo explica Mateos Amann: “En las calderas con este sistema el agua caliente está circulando constantemente para que cuando un vecino necesita agua caliente, la obtenga nada más que abre el grifo. Pero su funcionamiento implica un consumo del que se puede prescindir, por ejemplo de las 23.00 a las 7:00 horas, para ahorrar.
  • Control del califugado de las tuberías. Mateos Amann también apunta como importante “vigilar en las salas de calderas el califugado de las tuberías y de los tanques de acumulación de agua caliente sanitaria”. Esta actuación consiste en la utilización de aislamiento térmico en tuberías y equipos con una temperatura superior a la del ambiente, para disminuir la transmisión de calor.
  • Renegociación de contratos. Tratar de negociar mejores condiciones económicas con el proveedor energético de la comunidad, se antoja misión imposible en un contexto de precios en máximos. “La única opción es cerrar contratos a más largo plazo, porque 2023 cotiza muy caro, pero 2024 un poco más barato. El problema es que dentro de dos años el precio de la energía podría bajar”, explica Mateos Amann.

Medidas en el medio plazo

Si bien el margen de maniobra para este invierno es limitado, la comunidad de vecinos sí puede considerar decisiones a medio plazo. “La mejor inversión es que tu casa no demande mucha energía”, aunque Mendía no esconde que avanzar requiere de importantes inversiones: “Modelos como la casa pasiva convierten el suministro eléctrico en mucho más viable, pero llegar a un régimen passivhaus en una casa rehabilitada es realmente complicado”.

Mateos Amann recuerda que “no hay mucho que hacer sin rascarse el bolsillo, pero soluciones como el cambio de la envolvente del inmueble y la instalación de la pila energética, ofrecen avances importantes para aquellas comunidades que quieran mejorar la situación en los próximos años”.

  • Envolvente térmica del edificio. Cara pero efectiva. Según CAF Madrid “mejorando el aislamiento térmico se puede reducir la demanda energética del edificio hasta en un 50%”. En opinión de los expertos una de las mejores soluciones para las comunidades que puedan afrontar su coste, si bien en la actualidad puede quedar mitigado por las importantes subvenciones de los planes de rehabilitación energética de vivienda. 
  • Sustitución de la caldera por otra más eficiente. “Las calderas de condensación permiten ahorrar entre el 25% y el 30% del consumo de gas en una comunidad de vecinos frente a las tradicionales o atmosféricas”, según Agremia (Asociación del Sector de las Instalaciones y la Energía). Su presidente, Emiliano Bernardo, afirma que “no sólo es necesario concienciar a las comunidades de acometer la rehabilitación energética de su envolvente, la fachada y cubierta, para reducir la demanda de la energía, sino también sustituir sus instalaciones menos eficientes, fundamentalmente calderas atmosféricas y de gasóleo, por otras menos contaminantes y que permiten ahorrar más”.
  • Instalación de pila energética. Un sistema que puede mejorar la eficiencia de la instalación del agua caliente centralizada hasta en el 40% del consumo de energía. “permitiendo demandar la temperatura del agua a la que realmente se necesita”. Mateos Amann se explica: “En las salas de calderas hay tanquetas de acumulación de agua, y ese agua está a 60º o 65º, pero cuando se demanda para una ducha debe mezclarse con agua fría. Con este sistema se consigue agua a diferentes temperaturas, lo que facilita que el caudal llegue a la temperatura demandada sin mezclarla”.
  • Integración de energías renovables. El Real Decreto 244/2019, de 5 de abril regula el autoconsumo de energía eléctrica en las comunidades de propietarios. La instalación de paneles fotovoltaicos para producir electricidad sin duda es una opción a estudiar, pero que presenta problemas por la limitación de espacio de muchas comunidades para la instalación de sistemas que ofrezcan una capacidad de generación rentable, indica el CEO de Gese, a la espera de ver cómo evolucionan las llamadas comunidades energéticas en España.
  • Otra alternativa es la instalación de paneles solares térmicos para la producción de agua, “para muchas comunidades puede ser una solución hibridar esta instalación solar térmica ubicada en la terraza con su propia caldera para dar apoyo”, sugiere Mateos Amann.
  • Aerotermia. Como última alternativa, este sistema que extrae el calor del aire para cederlo a una instalación. Implica la sustitución de la actual caldera y otras instalaciones, por lo que es una solución igualmente costosa. Mateos Amann sugiere minimizar el gasto en la factura eléctrica, “combinándolo con paneles fotovoltaicos, algo muy habitual en chalés”.

Programas de subvenciones

En la actualidad los fondos Next Generation ofrecen importantes ayudas a aquellas comunidades que inviertan en este tipo de mejoras estructurales, siempre que certifiquen que consiguen los objetivos de ahorro energético marcados en los diferentes programas.

“Es una oportunidad importante”, señala Mateos Amann: “Pero hay que tener en cuenta que va haber unos tres años en los que haya fondos, pero luego se van acabar. Hay que ser rápido y optar pronto porque la subvención en las comunidades de propietarios puede llegar hasta el 60%”.

La segunda advertencia llega desde CGCAFE, “nos encontramos con las dos realidades. Por un lado, hay unas ayudas muy importantes, pero por otro, observamos que los costes de estas obras están disparando su precio, justificado en el incremento de los costes de las materias primas y de la energía para su producción”, explica Peio Mendía.

En cualquiera de los casos, la promesa de unas subvenciones de hasta el 60% puede actuar de incentivo para que las comunidades que quieran reducir su factura energética en los próximos inviernos tomen decisiones.

 

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