Esta alternativa de inversión tiene poca liquidez, es menos volátil que la bolsa y que conlleva elevadas comisiones
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El Gobierno ha rebajado a 10.000 euros el umbral mínimo que permitirá a los inversores particulares invertir en capital riesgo. Un universo vedado hasta ahora para los españoles de a pie se abrirá de par en par el 10 de noviembre, cuando los minoristas podrán acceder al proceloso mundo del ‘private equity’, que durante las dos últimas décadas ha ofrecido a nivel mundial retornos de doble dígito.

Con la iniciativa del Ejecutivo, los inversores amplían el radio de acción en un escenario marcado por la subida de los tipos de interés y de la inflación en todo el mundo. ¿Cuáles son las nuevas reglas del juego? ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de un segmento muy desconocido para la mayoría de los particulares? Repasamos todas las claves a tener en cuenta:

Los cambios

Hasta ahora, un inversor particular tiene que invertir un mínimo de 100.000 euros en entidades de capital riesgo. Con la rebaja del umbral, esta cantidad se reduce hasta los 10.000 euros. En cualquier caso, el dinero destinado al ‘private equity’ no puede superar el 10% del patrimonio financiero del inversor cuando dicho patrimonio no supera los 500.000 euros.

Esta última cantidad marca la frontera según la capacidad económica de los inversores, ya que todas las limitaciones impuestas por el nuevo umbral dejan de ser operativas cuando el patrimonio del cliente supera el listón del medio millón de euros.

Los filtros

La norma establece que cualquier inversión de un minorista en capital riesgo será el producto de una recomendación personalizada de un intermediario financiero que le presta servicio de asesoramiento. En paralelo, estas entidades deberán demostrar que su cliente ha entendido la naturaleza del producto antes de dar el sí definitivo.

Para evitar la venta de capital riesgo a particulares sin conocimientos suficientes, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) velará para que los intermediarios financieros doten a sus estructuras de la capacidad suficiente para asesorar a los clientes en la venta de un producto tan complejo. En España, la mayoría de las entidades financieras ofrecen invertir en capital riesgo a través de fondos de fondos.

Liquidez

A partir de ahora, las entidades financieras podrán ofrecer estos productos a clientes que hasta ahora no tenían acceso a esta modalidad de inversión. Lo primero que tienen que saber quienes llegan por primera vez al universo de la inversión del capital riesgo es que el mayor hándicap de este producto es la liquidez.

La esencia del negocio del ‘private equity’ es la adquisición de empresas que no cotizan en bolsa (a veces sí, pero tras la compra suelen ser excluidas de cotización), con el objetivo de hacerlas crecer para venderlas un tiempo después a un precio superior al de compra. Suelen ser inversiones a largo plazo, con períodos de maduración que suelen oscilar entre los tres y los siete años, pero que pueden llegar incluso a los 10 años.

Por lo tanto, estas inversiones están indicadas para inversores pacientes, que pueden colocar una parte de su capital que no van a necesitar ni a corto ni a medio plazo, porque estos productos no tienen liquidez inmediata. Por esa razón, los inversores exigen rentabilidades más altas a estas inversiones.

Diversificación

Para un inversor particular, la inversión en capital riesgo permite diversificar la cartera con un activo que es menos volátil que las acciones cotizadas en bolsa. Los expertos recomiendan colocar en este activo una parte pequeña de la cartera, no superior al 5%. En cualquier caso, no puede exceder del máximo del 10% que impone la ley para patrimonios inferiores a 500.000 euros.

Rentabilidad y costes

Ningún producto de riesgo como es el del ‘private equity’ puede garantizar rendimientos positivos. Sin embargo, el ‘track record’ de los gestores de estos fondos demuestra que, en lo que va de siglo, las rentabilidades siempre han superado las de los mercados públicos. En los últimos años de bonanza, en los que los fondos han podido financiar sus compras a los tipos de interés más bajos de la historia, los retornos a los inversores han superado siempre al 10%.

Pero hay que tener en cuenta que estos productos cuentan con elevadas comisiones. Las de gestión pueden llegar hasta el 2,5%, a lo que hay que añadir las comisiones de éxito cuando los productos baten determinados objetivos de rentabilidad. 

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