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Los inversores del ladrillo chino van a tener que buscarse otros mercados más rentables. Las medidas gubernamentales para enfriar el sobrecalentado mercado de la vivienda en China están surtiendo efecto y en octubre los precios cayeron al ritmo más pronunciado desde hace tres años.

El valor de las ventas totales se desplomó en octubre un 3,4% hasta un total de 116.000 millones de euros, la caída más fuerte desde noviembre de 2014, mientras que las inversiones en nuevas promociones de inmuebles han crecido un 5,6%, por debajo de 9,2% de septiembre, según cálculo de Bloomberg basados en datos oficiales chinos.

El presidente del gigante asiático, Xi Jinping, volvió a criticar el mes pasado en el último Congreso del Partido Comunista Chino, que fija los destinos del país durante cinco años, el hecho de que se construya o se compre para dejar casas vacías con el objetivo de especular en un mercado que estaba en ascenso imparable, especialmente en sus principales ciudades.

El gobierno chino ha comenzado a poner en marcha medidas para frenar la subida de precios, pese a que durante años ha animado a los promotores inmobiliarios a invertir en el ladrillo como modo de incentivar el crecimiento económico y la creación de empleo para mano de obra poco cualificada.

Otro signo más de la contradicciones en el crecimiento chino, es que pese al temor de que una burbuja inmobiliaria ponga en riesgo a la que ya es considerada primera economía mundial si se mira el Producto Interior Bruto (PIB) se han comenzado a poner en marcha medidas para facilitar la financiación a promotores inmobiliarios.

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