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El Edificio España de Madrid vuelve a ser protagonista de la actualidad. Y no por el estado de las obras o del aspecto que podría tener tras su reapertura, sino por un encontronazo entre su propietario actual y el empresario que participó en la operación de compra.

Los protagonistas de la historia son el grupo hotelero RIU, dueño del famoso inmueble desde junio de 2017, y el empresario murciano Trinitario Casanova, quien actuó de intermediario entre la cadena y el grupo chino Wanda a mediados del año pasado.

El motivo del desencuentro entre ambas partes ha sido la entrevista que ha realizado la agencia EFE a Casanova, en el que encontramos afirmaciones como esta: “Cuando compré el Edificio España nadie lo quería”; “he puesto en valor el edificio”; “Yo me dedico a comprar y vender, aunque sea a los 5 minutos, pero nunca a intermediar”; “es muy triste recordar a una empresa que las cosas que se firman hay que cumplirlas”; “no están construyendo como estaba pactado”; “se acordó un precio concreto y una forma de pago concreta con exactitud de los 15.000 m2 que ocupa la zona comercial. Todo estaba superfijado” o “entiendo que el Juzgado de Madrid admitirá la demanda civil que hemos presentado contra RIU”.

¿Y dónde está el problema? Según la cadena hotelera, los argumentos del dueño del Grupo Baraka están muy lejos de la realidad. RIU ha decidido hacer un comunicado al sentirse en “la obligación de responder ante las graves acusaciones que esta persona ha reflejado en sus declaraciones, debido a la falsedad mostrada en las mismas”.

Esta es la versión del grupo hotelero a las palabras de Casanova:

  • Sobre las obras en el Edificio España y la necesidad de reforzar la estructura

“El Grupo RIU, como propietario legal del edificio España, está acometiendo las obras de remodelación y mantenimiento pertinentes para reforzar la estructura y garantizar la conservación de las fachadas laterales y frontal del edificio a fin de proteger la obra de los hermanos Otamendi tal como establece la Ley de Protección de Edificios Históricos. Esta obra requiere de una serie de modificaciones y refuerzos en la estructura del edificio para garantizar la conservación del edificio y de la fachada en perfecto estado. Dicha obra está siendo realizada en contacto continuo con los técnicos municipales.

En ninguna de las supervisiones por parte de los arquitectos municipales ha sido emitido ningún informe desfavorable respecto a la ejecución que está siendo llevada a cabo por el Grupo RIU, siempre siguiendo las instrucciones de los arquitectos del Consistorio”.

  • Sobre la operación de compraventa

“El señor Casanova dice haber comprado el edificio y haberlo revendido horas después, algo que es falso. El señor Casanova jugó un papel de intermediario entre el Grupo RIU y Wanda

  • Sobre la opción de compra de la parte comercial

“Se suscribió un contrato por el cual el señor Casanova ejercería de intermediario para vender la parte comercial del edificio España, propiedad del Grupo RIU, a cambio de una comisión sobre el valor de la venta. El señor Casanova incumplió el contrato, pues no buscó ningún comprador y se limitó a presentar una oferta en su propio nombre a RIU. Dicha oferta fue valorada por el Consejo de Administración del Grupo RIU que la consideró insuficiente y la rechazó.

El Grupo RIU, debido a que el señor Casanova no estaba cumpliendo las obligaciones contraídas en el contrato suscrito entre ambas partes, obtuvo una oferta superior por el suelo comercial del Edificio España y decidió ejecutarla, así como cancelar el contrato tras más de un año de inactividad por parte del señor Casanova”.

Un proyecto envuelto en polémica

El Edificio España ha sido un motivo de diferentes disputas en los últimos años. El rascacielos de la capital lleva cerrado más de una década. Aprovechando el resurgir del mercado inmobiliario en España, el grupo chino Wanda quería rentabilizar los 265 millones de euros que pagó a Banco Santander por el rascacielos en 2014.

Sin embargo, sus planes de levantar viviendas de lujo, un hotel de cinco estrellas y una zona comercial se toparon con la negativa del Ayuntamiento de Madrid y con los problemas propios de un edificio protegido. Por ejemplo, no podía demoler la fachada, que era el principal deseo de Wang Jianlin, dueño del conglomerado Wanda y uno de los hombres más ricos del mundo.  

Estos problemas, sumados al elevado coste de mantenimiento del inmueble, precipitaron la venta del edificio, que seguía siendo objeto de tiras y aflojas.

Ya en verano de 2016, Casanova anunció a bombo y platillo su interés por el inmueble situado en la Plaza de España de la capital, aunque no fue hasta junio de 2017 cuando se formalizó el traspaso. En ese tiempo el acuerdo estuvo a punto de romperse por un retraso en la presentación de las cuentas por parte de Wanda, aunque finalmente la operación cuajó.

A principios de junio del año pasado, RIU se hizo con la propiedad del edificio por 272 millones de euros.

Desde entonces, las obras de remodelación del edificio se han intensificado, aunque a finales del pasado mes de agosto el Grupo Baraka decidió presentar una demanda en los juzgados de Madrid contra el grupo hotelero RIU, al que exigía la paralización inmediata de las obras. Según Casanova, el proyecto no se está realizando conforme a lo pactado y reprocha a RIU que esté buscando comprador para la zona comercial cuando, supuestamente, las escrituras del rascacielos contemplan la opción de compra por parte de Baraka.

Desde el grupo hotelero mallorquín, sin embargo, aseguran que Baraka solo tenía el mandato de vender dicha superficie y que ha incumplido su parte del acuerdo al no encontrar comprador. Según RIU, el grupo del empresario murciano ha presentado una oferta propia por ese espacio comercial, aunque ha sido rechazada por parte de la cadena al considerarla insuficiente.

Los rumores apuntan a que el futuro dueño de esos 15.000 m2 podría ser la firma de capital Corpfin, y Casanova cree tener la clave de la operación: “han ido cambiando de opinión porque el mercado ha subido y es una cuestión económica”, aseguraba el empresario murciano en la entrevista. El mismo reconocía que el espacio comercial vale ahora unos 200 millones de euros en el mercado, 60 millones más que el precio que supuestamente fijó con RIU.

La cadena hotelera, por su parte, se limita a decir en este sentido que ha recibido una oferta mejor que la de Baraka y por eso ha decidido “ejecutarla, así como cancelar el contrato tras más de un año de inactividad por parte del señor Casanova”.

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