Premios Goya 2017: 10 casas de cine que merecen un 'cabezón'

Seguramente aún recuerdes la niebla que envolvía a la imponente vivienda de Nicole Kidman y sus hijos en la famosa película de Alejandro Amenábar, premiada con ocho cabezones en 2002. El Palacio de los Hornillos, una edificación situada en la localidad cántabra de Las Fraguas, fue el lugar elegido para ambientar ‘Los otros’, un film de terror que en un principio el director planeaba rodar en Chile. Antes de que en él habitaran los espíritus, en este bello palacio de estilo neogótico veraneaba Alfonso XIII.

¿A quién no le gustaría disponer de una amplia terraza con todo tipo de plantas e incluso gallinas en pleno centro de Madrid? ¿A qué amante de lo ‘vintage’ no le atrae el teléfono de disco rojo pasión de Carmen Maura? Ganadora de cinco Premios Goya y nominada a un Óscar en 1989, ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ narra la historia de Pepa, una actriz de doblaje abandonada por su mujeriego novio.Un impresionante ático de la calle Montalbán es el escenario principal de este film, en el que la cuidada composición de los planos y los colores contrastados demuestran la fuerza visual del cine de Pedro Almodóvar. Eso sí, la combinación de colores bien pudo acabar estresando al personal: el realizador manchego y su musa hasta entonces romperían su relación durante el rodaje, una amistad que no han retomado casi 30 años después.

Villa Parres o Palacio de Partarriú son los nombres con los que se conoce al caserón de Llanes (Asturias) en el que viven Belén Rueda y su familia en ‘El orfanato’, que se alzó con siete estatuillas en los galardones del cine español en 2008, entre ellos el de mejor director novel para Juan Antonio Bayona. La oscura  y antigua vivienda, construida en 1898, contribuye sin duda a que sintamos verdadero miedo al ver paseando por ella a un niño con un saco en la cabeza.

Almodóvar ha recorrido España  para rodar su última película, que opta a siete premios Goya en la gala que tendrá lugar dentro de unos días. Una de las viviendas más bellas que aparecen en el film es la de los padres de Julieta, un caserío andaluz de mediados del siglo XIX. Esta construcción rústica pertenece a La Cansina, una finca situada en Sevilla que se puede alquilar para pasar un fin de semana o para celebrar un evento.No es la única construcción que sorprende en la cinta: también lo hacen las casas de Redes, una colorida villa de La Coruña situada en la ría de Ares. La propia protagonista destaca el contraste del paisaje gallego con el de la Andalucía de su niñez en la película

La impresionante escena en la que el monstruo llega a la ventana del pequeño Connor por primera vez es sin duda una de las que ha quedado en la retina de los espectadores de la última cinta de Bayona. Nominada a doce cabezones en la próxima gala de los Premios Goya, ‘Un monstruo viene a verme’ viene precedida por el éxito en las salas: ha sido el film más taquillero de 2016.Los exteriores —digno de mención es ese cementerio ubicado frente a la casa del protagonista, presidido por un majestuoso tejo— se rodaron en Manchester, pero el interior de la modesta vivienda del niño o de la sobria casa de su abuela fueron recreados en los estudios del Parc Audiovisual de Terrassa. Como ya te contamos, algunos de los muebles que aparecen en ‘Un monstruo viene a verme’ han sido diseñados por el decorador español Francisco Segarra.

Agustí Villaronga relató los oscuros años de posguerra a través de los ojos de un niño en esta cinta estrenada en 2010 con la que consiguió nueve cabezones, entre ellos el de Mejor Película y el de Mejor Director. Uno de los escenarios más espectaculares que mostraba ‘Pa negre’ era el Puig de la Balma, una impresionante masía del siglo XII literalmente incrustrada en la roca. Situada en la comarca de Bages, a unos cincuenta minutos de Barcelona, fuera de la ficción es hoy una casa rural. En su interior, hay un museo con una extensa colección de utensilios de la masía conservados durante siglos.

Galardonada con nueve cabezones en la séptima edición de los Premios Goya, además de con el premio Óscar a la 'Mejor película de habla no inglesa', ‘Belle Époque’ narra la historia de un joven que deserta del ejército antes de proclamarse la II República y se refugia en la casa de un pintor con cuatro hijas. Curiosamente, Fernando Trueba no la rodó en España, sino que se decantó por la más económica opción de hacerlo en tierras lusas. Un viejo caserón situado a pocos kilómetros de Lisboa le sirvió para ambientar este film. Este año, su última obra, ‘La reina de España’, opta a cinco premios de la Academia de Cine.

Pablo Berger convirtió a Blancanieves en la hija de un afamado torero en su peculiar adaptación del famoso cuento, una película en blanco y negro y muda que consiguió diez premios de la Academia de Cine hace cuatro años. Además de la impresionante plaza de toros de Aranjuez, apodada La Colosal en el film como homenaje a la desaparecida Monumental de Sevilla, sorprenden los interiores de la espectacular casa del padre y la madrastra de la protagonista. Se recreó en un palacete situado en la calle Muntaner de Barcelona, una vivienda que perteneció al industrial Julio Muñoz Ramonet y que ahora es propiedad del Ayuntamiento.

Ricardo Darín se alzó con el Goya a Mejor Actor por esta comedia dramática que consiguió un total de cinco estatuillas el año pasado. En la cinta, Javier Cámara, que también consiguió el cabezón como Mejor Actor de Reparto, va a visitarlo a su casa en Madrid. En concreto, gran parte de la historia de estos dos amigos que llevan tiempo sin verse se rodó en un piso del barrio de Las Salesas reconvertido en plató. Aunque el protagonista no puede permitirse una decoración excesivamente lujosa, seguro que los habitantes de la periferia madrileña sintieron envidia al ver que los personajes se desplazan andando a cualquier lugar en el film de Cesc Gay.

También digno de admiración es el piso situado en el edificio Carrión, en la madrileña Plaza de Callao, donde Álex Angulo, Santiago Segura y Armando de Razza convocan al diablo en ‘El día de la bestia’ (1995), el film de Álex de la Iglesia que consiguió seis premios Goya. La escena en la que los tres intentan escapar del mal descolgándose por la estructura metálica del icónico letrero luminoso de Schweppes es una de las más recordadas.