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Jesús Gil, consejero delegado de Gilmar junto con su socio Manuel Marrón, fundó hace 37 años esta inmobiliaria con largo recorrido principalmente en Madrid y la Costa del Sol. El inicio de esta andadura profesional se encuentra en Los Ángeles de San Rafael (Segovia), donde ambos se conocieron y tuvieron la oportunidad de vender una primera vivienda en Boadilla del Monte (Madrid). Como lo lograron con éxito, siguieron comercializando propiedades en La Moraleja hasta llegar a la actualidad con una cartera de inmuebles de unos 7.000 inmuebles y departamentos tan distintos y complementarios, como el de hipotecas, obra nueva o el de inversiones. 

Pero no sólo es conocido por su aventura inmobiliaria, sino también por haber sido alcalde de Estepona entre los años 1995 y 1999. idealista/news le entrevista para conocer su visión sobre el sector, sobre la actualidad política y el futuro de Gilmar. 

Con el inicio de un nuevo año, ¿cómo prevé que evolucione el mercado de la vivienda en 2020?

La verdad es que hay muchos factores que no dependen de nosotros y que son difíciles de imaginar. Realmente lo que va a suceder desde las gafas de Gilmar, que es desde donde yo te puedo hablar, es que va a ser un buen año. Nosotros, de hecho, estamos abriendo dos oficinas más y lo vemos con confianza y lo vemos bien. Es verdad que quienes tenían que dar seguridad y tranquilidad al mercado, me refiero a la administración, pues están sembrando incertidumbres en lugar de crear ilusión, pues se están creando dudas

¿De qué manera están sembrando esas dudas?

Por un lado, con los bancos y la financiación, que independientemente de las cuitas personales que tenga cada uno, son necesarios para que funcione el sistema. También el hecho de querer intervenir en los precios del alquiler. Yo creo que el sector inmobiliario es un sector que le da mucho a este país y habría que tenerlo en palmitas y lo que hace que cada vez que tiene oportunidad alguien es castigarlo.

¿Por qué no ve positivo un límite al precio del alquiler?

Creo que muchas de las cosas que se dicen luego es más complicado llevarlo a cabo. Decíamos antes del refrán que no es lo mismo predicar que dar trigo. Pero es verdad que todas estas cosas lo que siembran es desconfianza. Entonces, el dinero, el inversionista, el sector en general, lo que buscan es estabilidad, tranquilidad, que las leyes se mantengan en el tiempo, que la gente no dude de que hay distintas maneras de analizar la anterior crisis, que probablemente sea de las más fuertes que hemos sufrido.

Es un sector que necesariamente hay que cuidarlo porque nos aporta mucho. Nosotros tenemos un concepto muy arraigado de familia. La casa era como algo que te tenías que plantear a partir de una edad, como un objetivo. Por otro lado, cuando dices "ahora la gente prefiere alquilar antes que comprar", pues desde un punto de vista sí, pero desde otro no, porque por lo que pagas de renta realmente estás pagando una hipoteca y a los 10 ó 15 años tienes una propiedad y eso a lo mejor te salva de problemas en el futuro. Porque a pesar de todo lo que algunos futurólogos apocalípticos quieran opinar sobre el sector inmobiliario, éste nos va a salvar siempre. Es decir, una propiedad es el activo donde más rentabilidad hay. Tienes la posibilidad de hipotecarlo, la posibilidad de alquilarlo o tienes la posibilidad de donarlo. Tienes un montón de alternativas cuando otro tipo de inversiones son mucho más volátiles y además el retorno es mucho más pequeño.

¿Cuál es el negocio core de Gilmar?

La venta de segunda mano es el departamento estrella a partir del cual han ido naciendo otros, pero, por ejemplo, el departamento de inversiones es muy potente y se dedica a vender locales con rentabilidades por encima del 5%. Hay un departamento de alquileres que el año pasado pasó de 1.500 operaciones. Hay departamentos de obra nueva que le da un magnífico servicio a los promotores de este país y yo creo que tiene unos resultados muy exitosos. Hay otro departamento de fincas rústicas que tiene ámbito nacional. Luego la costa este año ha tenido un protagonismo especial, sobre todo en lo que son promociones de obra nueva.

¿Cuál es el ritmo de apertura de locales de Gilmar?

Tenemos ya 34 oficinas y ahora mismo estamos trabajando en Málaga y en la Plaza de Cuzco, de Madrid. Hemos abierto hace muy poco en Canarias y Cádiz.

¿Qué elementos debe tener una zona para abrir oficina?

Por un lado, la visibilidad. Hay gente que también está augurando que el futuro de los locales comerciales es internet. Yo creo que las zonas prime van a tener siempre un protagonismo absoluto y lo que buscamos es estar en una zona de paso, en una zona que le sea fácil a la gente que vive en ese barrio ubicarnos y, así, poderles dar el mejor de los servicios, que es nuestra obsesión.

¿Cuál es el activo que más demandan los fondos?

Hay fondos para todo. Hay fondos especializados en hoteles, hay fondos especializados en residencias de mayores, hay fondos especializados en residencias de jóvenes estudiantes, para hoteles, para residencial y vender, para residencial y alquilar, para solo oficinas. Hay fondos para todo.

¿Cuáles son los activos que más inversión van a atraer este año?

Hay grandes compañías que están apostando por hacer residencial para alquilar, pero también en lugar de darles confianza, hay gente que se encarga de decirles cómo les van a hacer trastadas. A pesar de todos los pesares, el ladrillo en este país es la opción más segura y más rentable.

¿qué le puedes decir a quien asegura que la vivienda no se debe comercializar?

Creo que estamos en un sector que, en lugar de castigarlo, lo que hay que hacer es estudiar la cantidad de puestos de trabajo que genera, en todos los procesos: en la construcción, en la comercialización, en la posventa o en la reforma. Es un sector tremendamente importante y nos garantiza ahorros. Yo creo que tiene todo como para cuidarlo.

Sobre el suelo, ¿se está acabando el suelo finalista?

El suelo es un extraordinario regulador del sector, pero necesitamos que la administración se adapte al mercado, no al revés. Es decir, si yo tengo un suelo, lo primero es que la administración tiene que ser diligente. Si yo quiero una licencia, no me pueden tener tres años esperando o si yo tengo que hacer una modificación en el planeamiento. La Administración tiene que tener la habilidad y la diligencia para, si las condiciones del mercado cambian, adaptarse.

Cuándo habla de suelo como que es un extraordinario regulador del mercado, ¿a qué se refiere?

Pues el suelo te indica lo que se está haciendo nuevo, te indica los usos, las tipologías, las cosas van evolucionando y lo que no puede la administración es ser un palito en los radios. Las viviendas que eran razonables hace 40 años, hoy no tienen sentido. La casa donde tú te has criado con tu familia, pues a lo mejor va a ser muy distinta a la casa con la que tú críes a tu familia, por el número de hijos que se tenían antes y que se tienen ahora, por las calidades de construcción, por la domótica, por las comunicaciones, etc. Todo eso afecta mucho a la vivienda y la vivienda al final es algo que necesitamos todos. Y bueno, la vivienda es algo de importancia vital y no se le da la importancia que realmente tiene.

¿Qué cree que ha cambiado en materia de urbanismo desde que fue alcalde de Estepona hasta ahora?

Concretamente en Estepona, mantienen el mismo Plan General. Y esto pasa en todas las localidades de este país. El urbanismo se ha utilizado como una herramienta de presión entre las administraciones: yo te doy esto a cambio de eso. Es indecente. Y segundo, que toda la administración, desde la primero hasta la última, está para dar servicio al ciudadano, no para cambiarse cromos entre ellas. Yo creo que es una asignatura pendiente agilizar los tiempos, los plazos y las posibilidades de cambio en el planeamiento general.

Hablando del mercado de lujo, ¿cómo cree que evolucionará el precio de la vivienda?

De esto depende mucho de la zona. Nosotros trabajamos en zonas que la vivienda hoy sigue subiendo y trabajamos en zonas que la vivienda lleva meses bajando. Es decir, depende de donde estemos hablando: un local comercial en la calle Serrano de Madrid o en la calle Preciados o en la Gran Vía siempre va a ser un cheque al portador. Si te vas a una calle secundaria o terciaria, pues ahí ya depende de muchas cosas.

¿La vivienda de lujo va a seguir subiendo este año?

Yo sinceramente, creo que sí. España sigue siendo un lugar deseado para vivir. Tenemos una calidad de vida sensacional, independientemente de la longevidad. Yo creo que, a nivel de hostelería, de comercio, de infraestructuras, somos un país maravilloso y no solamente no nos damos cuenta, sino que lo estamos continuamente cuestionando y maltratando. Y es una pena, porque no hay nada como viajar para darte cuenta de lo que tenemos aquí.

¿Cuál es el perfil del comprador de vivienda de lujo hoy en día?

En el barrio de Salamanca de Madrid tienen mucho protagonismo hoy los mexicanos. Si hablamos de los pueblos de Madrid, como Boadilla del Monte o Majadahonda, hablamos de mercado nacional y si es la costa, tienes un porcentaje alto de extranjeros también. Ahora yo creo que el protagonismo lo tienen los nórdicos, suecos o noruegos. Pero por la Costa del Sol siempre hay un goteo de árabes, alemanes, británicos o franceses.

¿Cuánto se tarda de media en vender una casa?

Depende de lo bien asesorado que esté el propietario. Básicamente esa es la respuesta que creo es más razonable. Al final tú para vender una casa lo que tienes que estar es en el precio. Fijar el precio, que parece una cosa que no tiene importancia, es la clave.

Nosotros cada cuatro horas vendemos una casa, pero es porque creo que tenemos unos magníficos profesionales. Nosotros invertimos muchísimo en la gente.

¿Cuál es la cartera de inmuebles de Gilmar?

Estaremos en unos 7.000 inmuebles más o menos.

¿Qué opina sobre fórmulas habitacionales alternativas como el coliving, cohousing senior, etc.?

La verdad es que las perspectivas hasta hace un año eran francamente buenas. Ahora mismo estamos con mucha incertidumbre. Hay amenazas por parte de algunos políticos de legislar e intervenir, de limitar. Todo eso no es bueno. No da confianza y al final este sector lo mueve el dinero y el dinero es muy cobarde. Si detecta la mínima inseguridad o incertidumbre, se va a otro lado directamente.

Después de 37 años de vida de la empresa, ¿cuál es el futuro de la empresa, venderla o habrá continuidad?

Manolo [Manuel Marrón, su socio] tiene hijos, yo también. Digamos que es una opción que hay que investigar, pero lo que está claro es que una nave como ésta hay que gestionarla con conocimientos. Esto sí que no puede ser por sangre. Tenemos un cuadro de dirección muy potente. Yo creo que a los dos nos gustaría que Gilmar nos sobreviviera a nosotros. Y no queremos vender la empresa, de momento nos resistimos.

A lo mejor mañana, por suerte o por desgracia, te tengo que decir otra cosa. Nuestra vocación es seguir siendo un referente a la hora de comprar una vivienda, que sepas que si estás en manos de Gilmar no vas a tener absolutamente ningún problema.

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