
Con el frío y las lluvias llega uno de los problemas más temidos en las viviendas: las filtraciones de agua. No se trata solo de una cuestión de desperfectos en techos o paredes, sino que goteras y humedades provocan una pérdida de eficiencia energética y pueden llegar a causar problemas de salud.
Por eso, es importante que nuestros hogares estén sometidos a un buen mantenimiento. Y, si a pesar de ello aparecen filtraciones, el consejo es buscar de inmediato el origen y hacer las reparaciones pertinentes. ¿Pero cómo prevenirlas? Los expertos de Habitissimo nos dan las claves:
1. Revisar el tejado, la azotea o la terraza

El agua puede penetrar por casi cualquier sitio, por eso, la mejor manera de prevenir goteras es inspeccionando al detalle el tejado o la azotea. Una teja rota o desplazada, una grieta en un encuentro, una claraboya mal instalada o tela asfáltica en mal estado significan, tarde o temprano, goteras. Y siempre es mejor repararlas cuando aún no han llegado los meses más duros.
Y, si hablamos de terrazas, hay que fijarse muy bien en las juntas y en la base aislante del suelo. Si están en mal estado, es probable que el agua filtre hacia plantas inferiores.
2. Limpieza de canalones
Tienden a acumular residuos de todo tipo, pero sobre todo en otoño con la caída de las hojas. Por eso es imprescindible limpiarlos antes de que llegue la época de lluvias. Unos canalones sucios se atascarán y rebosarán, provocando el deterioro de la zona del muro por donde se deslice el agua. Las humedades, entonces, no tardarán en hacer aparición.
3. No olvidarse de los sumideros
En azoteas y terrazas la atención se centra en el suelo y las juntas. Pero también hay que revisar con cuidado los sumideros. Y no solo porque puedan estar mal sellados o se haya deteriorado el material aislante. Si no están bien limpios, no podrán evacuar el agua correctamente, y esto acabará provocando filtraciones.
4. Atención a las ventanas

Son otro de los puntos débiles de una vivienda si hablamos de humedades. Y lo son por dos motivos fundamentales. El primero de ellos es que, si están mal selladas, el agua penetrará sin problemas hacia el interior. El segundo es muy distinto, la condensación, y para evitarla lo ideal es que las ventanas tengan rotura de puente térmico y haya ventilación en la estancia.
También es importante asegurarse de que los marcos y los cajones de las persianas están sellados. Por ellos no solo entra el frío, también penetra la humedad.
5. Un repaso a la fachada

Muchas veces no se le presta atención, pero en los muros exteriores también puede haber filtraciones. Un pequeña grieta o fisura es suficiente. Si se percibe alguna a simple vista o hay moho o musgo en alguna zona de la fachada, conviene tratar el problema antes de que traspase el muro y llegue al interior.
6. Mejor en manos de profesionales
El agua puede tener un largo recorrido desde su origen hasta el punto en el que se manifiesta en una vivienda, y no siempre es fácil localizar el motivo de las filtraciones. Por eso, el consejo es contar con la experiencia de profesionales en impermeabilización.
Nadie como ellos puede determinar mejor por qué han aparecido esas goteras y humedades y ofrecer la solución más adecuada para olvidarse de ellas definitivamente. Recuerda que una humedad persistente puede incluso provocar daños estructurales con el paso del tiempo.
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