
Muchos equipos de aire acondicionado permanecen apagados durante meses. Pero no hay que olvidarse de ellos y el invierno es un buen momento para dedicarles tiempo. Realizar un buen mantenimiento preventivo permitirá que, cuando vuelvan a funcionar, lo hagan sin problemas y con un rendimiento óptimo.
Ese mantenimiento no es muy exigente, pero necesario. ¿Cuándo hacerlo? Lo ideal es realizar una primera revisión cuando ya no se vaya a utilizar el equipo en un periodo de tiempo prolongado y otra antes de ponerlo en marcha de nuevo. Y tampoco hay que olvidar esos cuidados mínimos si el aparato cuenta con bomba de calor y se va a usar durante el invierno.
Cómo hacer el mantenimiento del aire acondicionado en invierno

En ocasiones, el precio de instalación de aire acondicionado puede ser elevado, con lo que, realizar el mantenimiento no está de más si queremos conservar esa inversión. Los pasos para un mantenimiento preventivo no son muy diferentes a los del verano. Sí hay alguna cuestión particular a la que hay que prestar algo más de atención. Vamos a verlo.
Revisión de la unidad exterior

Aunque el equipo no se vaya a usar, no es necesario cubrir la unidad exterior porque estos aparatos están diseñados para soportar sin problemas las inclemencias meteorológicas. Pero sí pueden acumular suciedad y es algo que afectará al rendimiento del aparato cuando este se ponga en funcionamiento.
Por ello, de vez en cuando conviene echar un vistazo y retirar polvo, hojas, excrementos de pájaros o cualquier otro tipo residuo. Si evitamos que se acumule, la limpieza será mucho más rápida.
En el caso de que el equipo cuente con bomba de calor y se use durante el invierno, lo ideal es hacer una revisión y limpieza de la unidad con algo más de frecuencia.
Encendido periódico

Con los equipos de aire acondicionado pasa lo mismo que con las baterías de coche y otros aparatos: periodos largos de inactividad pueden provocar desajustes. Ponerlos en marcha de vez en cuando ayuda a mantenerlos en buen estado y también evita posibles sorpresas desagradables cuando llegue el calor.
No es necesario que los aparatos permanezcan encendidos mucho tiempo, solo lo suficiente para valorar si hay algún problema en su funcionamiento. En caso de detectar un funcionamiento anómalo, lo mejor es abordar la reparación cuanto antes.
Limpieza de filtros

La limpieza de los filtros es fundamental. No solo porque una acumulación de suciedad en ellos puede afectar al rendimiento del equipo, también porque son fundamentales para asegurar una buena calidad del aire interior.
Si el equipo cuenta con bomba de calor, lo más adecuado es hacer una limpieza después de cada periodo de uso, es decir, al final del verano y también del invierno. Pero dependerá del uso que se dé al equipo. En el caso de que sea intensivo, por ejemplo en oficinas o locales comerciales, puede será aconsejable una limpieza a mediados del invierno.
Y algo parecido ocurre con los intercambiadores, otro de los elementos básicos de un equipo de aire acondicionado. Mantenerlos limpios ayuda a prolongar la vida útil de los equipos y a un funcionamiento más eficiente.
Otra cuestión es que, tanto para la limpieza de los filtros como la de intercambiadores o unidades exteriores, siempre hay que seguir las instrucciones que marque el fabricante. No es complicado hacerlo, pero sí hay que tener algo de cuidado para no ocasionar daños en el equipo de manera accidental.
Revisar el sifón de desagüe

Si al poner en marcha el aire acondicionado este desprende un olor desagradable, lo más normal es que se deba a la suciedad acumulada en filtros o intercambiadores. Pero si una vez revisados estos están limpios, hay que fijarse en el sifón del desagüe, puede que no tenga agua.
En verano, los equipos generan condensación en la unidad interior, y esta sirve para mantener lleno el sifón. Pero en invierno es más complicado que eso ocurra. Por ello, nunca está de más echar un vistazo de vez en cuando y echar agua en él si está seco.
Con estos consejos, el aparato de aire acondicionado se mantendrá en perfectas condiciones, se use o no durante el invierno. Y ello supondrá un menor consumo, menos riesgo de averías y una vida útil más larga. Ese mantenimiento preventivo supone, así, un pequeño esfuerzo que tiene grandes beneficios.
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