
Rojo que te quiero rojo ¿era así cómo empezaba aquél poema de Lorca? Nos suena más que fuera “Verde que te quiero verde”, pero hoy vamos a hablar del color rojo en arquitectura. Asociado tradicionalmente a la pasión, la energía y la fuerza, el rojo es uno de los tonos más impactantes que puede emplearse en la arquitectura y en el diseño de interiores. En la arquitectura contemporánea, el uso del rojo ha ido más allá de su significado emocional, convirtiéndose en una herramienta para crear contraste, marcar puntos focales y, a menudo, para realzar elementos estructurales.
El rojo también puede aportar aportar profundidad y dinamismo a un espacio partiendo desde las fachadas hasta los mínimos detalles interiores. Todas estas características se pueden contemplar en la reciente renovación de un edificio en Montreal, donde el rojo Merlot no solo define la paleta de colores, sino que también se convierte en el hilo conductor que conecta tanto los elementos históricos como los modernos del diseño.

Rojo sobre rojo
El estudio de arquitectura Naturehumaine llevó a cabo la renovación y ampliación de un dúplex en el distrito Plateau Mont-Royal de Montreal, un área reconocida por su rica historia y arquitectura. El proyecto, denominado Le Petit Merlot, se basó en una profunda intervención sobre un edificio construido en 1920 que originalmente albergaba dos apartamentos, donde destaca el enfoque en la paleta de colores, concretamente el rojo, que marcan el nuevo estilo visual y que respetan el carácter patrimonial del edificio.
La fachada original de ladrillo rojo fue restaurada, mientras que la fachada posterior tuvo un diseño contemporáneo, creando una gran fachada acristalada enmarcada en acero rojo con vistas al jardín trasero. Para el estudio, "Le Petit Merlot pretende ser un proyecto a escala de su barrio que se inspira en las particularidades específicas del mismo". Este enfoque no solo honra el carácter histórico del edificio, sino que también aporta una modernidad que se integra perfectamente con su entorno.

Aunque lo que caracteriza al proyecto es el uso del color rojo, el cual no es exclusivo de la fachada. Los tonos rojos continúan en todo el diseño, desde el propio ladrillo de la fachada hasta los marcos de las ventanas, los tapajuntas de los parapetos y los detalles en acero pintado. Estos elementos se combinan para lograr "una homogeneidad visual" que se mantiene constante en toda la renovación.
Este tema del color rojo une las distintas áreas del dúplex, creando una coherencia estética tanto en el exterior como en el interior del edificio. Así, por ejemplo, en la planta superior los marcos de las ventanas y la "biblioteca" empotrada en las estanterías se tiñen de los mismos tonos rojos del exterior, creando una continuidad visual entre ambos niveles. Este contraste con los suelos y la carpintería de madera clara, junto con las paredes blancas, aporta frescura y equilibrio a los espacios, destacando el uso del rojo sin sobrecargar el ambiente.

Maximizando espacios
La renovación del dúplex fue pensada para maximizar el aprovechamiento del espacio disponible sin perder la sensación de amplitud. La unidad inferior, que ocupa el sótano y la planta baja, se diseñó para tener una conexión estrecha con el jardín trasero. El dormitorio principal y el despacho están orientados hacia un patio de grava hundido, que cuenta con una jardinera escalonada de acero envejecido.

Para mejorar la calidad espacial del apartamento inferior y evitar la sensación de estar "empotrado en el suelo", los arquitectos optaron por un retranqueo que permitió incluir grandes ventanas de suelo a techo en el dormitorio y el despacho. Este detalle favorece la entrada de luz natural, creando un ambiente luminoso y abierto. En la planta superior se introdujo un entresuelo para ampliar el espacio funcional. Este nivel superior alberga la cocina y el comedor, que se abren a una terraza en la azotea, ofreciendo vistas panorámicas de la ciudad.



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