
Las cifras oficiales muestran, un trimestre más, que los topes a los alquileres en Cataluña están lastrando las firmas de contratos de arrendamiento y que los datos acaban matando los relatos políticos que alaban una y otra vez el efecto positivo de los límites a las rentas que permite la Ley de Vivienda en aquellas zonas declaradas tensionadas. Una postura que choca con la realidad que ha vivido el mercado en el último año, justo cuando empezó a aplicarse la normativa.
Según la última actualización estadística del Servicio de Estudios y Documentación de Vivienda de la Generalitat de Catalunya, basada en las fianzas de los alquileres depositadas en el Institut Català del Sòl (Incasòl), el volumen de nuevos contratos volvió a mermar en el primer trimestre de 2025 en el conjunto de la comunidad autónoma, al situarse en 27.716 unidades, frente a las 27.722 contabilizados en los últimos tres meses de 2024.
A pesar de que el descenso es testimonial respecto a los tres meses anteriores (6 contratos menos), la lectura cambia al hacer una comparativa interanual: entre enero y marzo del año pasado, justo cuando entraron en vigor oficialmente los límites a las rentas en los primeros 140 municipios catalanes que fueron declarados como zonas residenciales tensionadas, se contabilizaron 34.503 contratos. Dicho de otro modo: se han formalizado exactamente 6.787 menos que un año antes, lo que arroja un desplome del 19,7%.
Si echamos la vista más atrás en la serie histórica, descubrimos que se trata del peor dato trimestral desde verano de 2010, sin tener en cuenta el segundo trimestre de 2020, tras el estallido de la pandemia sanitaria.
La tendencia a la baja se hace patente también cuando analizamos el comportamiento de las 15 ciudades más importantes de Cataluña por volumen de población, que incluso registran una caída acumulada superior: en su caso, alcanza el 21,1%. Todas ellas, sin excepción, registran actualmente menos contratos que 12 meses antes, con el mayor mercado inmobiliario regional a la cabeza de los descensos.
Y es que el número de contratos en Barcelona se ha situado en 7.615 unidades en los tres primeros meses de 2025, 2.210 menos que en el primer trimestre del pasado ejercicio.
L'Hospitalet de Llobregat y Terrassa son las siguientes grandes localidades donde más han bajado las nuevas firmas de alquileres en términos brutos (408 y 300 unidades menos en un año, respectivamente), seguidas de Sabadell (-183), Santa Coloma de Gramenet (-127), Girona (-126), Reus (-108), Sant Cugat del Vallès (-103) y Tarragona (-101).
Ya con caídas inferiores al centenar de unidades en los últimos 12 meses se encuentran Badalona (-74), Rubí (-58), Sant Boi de Llobregat (-49), Mataró (-45), Lleida (-36) y Cornellà de Llobregat (-14).
En el conjunto de las 15 mayores localidades catalanas, la caída de los contratos de alquiler desde que se impusieron los topes de rentas se acerca a 4.000 unidades.
En términos porcentuales, L'Hospitalet de Llobregat y Terrassa son las dos grandes urbes catalanas donde más se han contraído las firmas de nuevos contratos de arrendamiento: un 31,2% y un 29,4%, respectivamente.
Santa Coloma de Gramenet (-25,8%), Sant Cugat del Vallès (-24,8%) y Barcelona (-22,5%) completan el 'top 5' de descensos. Otras urbes donde los contratos formalizados caen más que en el conjunto del mercado catalán son Reus y Sabadell.
Mientras, Sant Boi de Llobregat se queda en línea con la media (-19,7%) y otras siete grandes ciudades registran unos números rojos inferiores: Rubí, Girona, Tarragona, Badalona, Mataró, Lleida y Cornellà de Llobregat. Las cuatro últimas son las únicas con bajadas de un solo dígito.
La caída de rentas no es uniforme
Los datos del Servicio de Estudios y Documentación de Vivienda de la Generalitat de Catalunya también muestran una caída de las rentas en el conjunto de la región. En el primer trimestre del año, el alquiler estipulado en los contratos se ha situado en 828,23 euros, por debajo de los 840,32 euros del último trimestre de 2024 y de los 868,85 euros registrados un año antes. Así, la caída interanual ronda el 4,7%.
Ahora bien, la tendencia no es uniforme como sucede con el descenso de las firmas de nuevos contratos. Mientras ciudades como Barcelona, L'Hospitalet de Llobregat, Reus y Santa Coloma de Gramenet han registrado caídas interanuales de las rentas, en otras como Badalona el precio prácticamente no se ha movido y en Girona, Cornellà de Llobregat, Sant Boi de Llobregat o Mataró, por ejemplo, se ha incrementado respecto al primer trimestre del año pasado.
Se alargan los contratos y el alquiler temporal se dispara
El pasado martes, la consejera de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica de la Generalitat, Silvia Paneque, realizó una valoración de los nuevos datos trimestrales del Incasòl durante la rueda de prensa posterior al Consejo Ejecutivo del Govern y centró el foco en el aumento de los contratos de alquiler que hay vigentes en Cataluña, más que en las nuevas rúbricas, gracias a que "una gran parte de los contratos en vigencia están alargando su duración, lo que se traduce en la reducción de los contratos extinguidos y, por tanto, en una mayor estabilización de la situación de alquiler", enfatizó la consejera. Un argumento que, no obstante, viene a confirmar que la oferta residencial en arrendamiento no está creciendo.
Durante su intervención, también puso sobre la mesa que el alquiler de temporada sigue creciendo con mucha intensidad en la región. Solo entre enero y marzo, se han contabilizado 3.417 contratos de esta tipología en la autonomía, lo que arroja un incremento interanual del 52% y representa el 11% de todos los contratos de arrendamiento firmados en el primer trimestre, frente al 6,1% que representaron el año pasado.
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