
El precio del alquiler lleva años disparado, y sigue subiendo. Según el último informe de idealista, el precio medio de los pisos en alquiler en España es de 14,6 €/m2, tras subir un 9,7% en el último año. En ciudades como Madrid (22 euros/m2) o Barcelona (23,9) el mercado se ha vuelto impracticable para muchas personas.
Este escenario ha desembocado en que muchas personas busquen alternativas para acceder a una vivienda y, entre todas ellas, ha aparecido la posibilidad de compartir piso con personas mayores a cambio de compañía.
Este modelo de convivencia intergeneracional, que ya funciona en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla, va más allá del ahorro: se trata de una fórmula solidaria de acceso a la vivienda que aporta beneficios tanto a jóvenes como a mayores, y que empieza a consolidarse como una solución real frente a los desafíos actuales.
- ¿En qué consiste compartir piso con persona mayor a cambio de compañía?
- ¿Al compartir piso con personas mayores se necesita contrato?
- ¿Dónde encontrar habitación a cambio de acompañamiento?
- Consejos para compartir piso con personas mayores a cambio de compañía
- Ventajas de compartir piso con una persona mayor a cambio de compañía
¿En qué consiste compartir piso con persona mayor a cambio de compañía?
La idea es simple: una persona mayor que vive sola y dispone de espacio en su vivienda ofrece una habitación a una persona más joven —habitualmente estudiantes o trabajadores con ingresos limitados— a cambio de compañía, conversación y apoyo puntual en tareas cotidianas. No se trata de asumir un rol de cuidador profesional, sino de estar presente, compartir momentos y acompañar.
A cambio, el inquilino se beneficia de un entorno tranquilo, más asequible (incluso gratuito en algunos casos) y, en muchos casos, de un aprendizaje vital impagable. Por su parte, la persona mayor combate la soledad, siente mayor seguridad en su hogar y se mantiene más activa social y emocionalmente.
¿Al compartir piso con personas mayores se necesita contrato?
Este tipo de convivencia no implica un contrato de alquiler al uso. Sin embargo, antes de entrar a vivir, es muy aconsejable plasmar por escrito las características y la naturaleza del acuerdo para evitar malentendidos. Lo ideal es que se reflejen las siguientes cuestiones:
- Horario de presencia o compañía: Es recomendable señalar un mínimo de horas al día o por semana. No sería ético compartir piso con una persona mayor y no pasar tiempo con ella.
- Tareas: Quién se encarga de la limpieza de zonas comunes, establecer cuestiones como si es necesario ir a la compra juntos o acompañar al anciano al médico, entre otras.
- ¿Cómo se paga un piso compartido con una persona mayor?: En algunos casos, el alojamiento es gratuito, y en otros, se pacta una aportación para cubrir algunos de los costes asociados a la convivencia y al piso.
- Privacidad: Respetar los espacios personales y los tiempos de cada uno es esencial para la buena convivencia.
Para quienes optan por formalizar la relación con un contrato, se puede usar un contrato de alquiler personalizado en el que se especifiquen claramente los derechos y obligaciones de ambas partes.
En los contratos de arrendamiento gratuitos de idealista, puedes ir rellenando, quitando o añadiendo las cuestiones que consideres oportunas.
¿Dónde encontrar habitación a cambio de acompañamiento?
Aunque muchas personas descubren esta opción por el boca a boca o a través de redes sociales, cada vez existen más plataformas e iniciativas que facilitan el contacto entre personas mayores, pensionistas, jubilados e inquilinos potenciales:
- Hogar y Café, de la Fundación Pilares, promueve viviendas compartidas entre personas mayores como una forma de apoyo mutuo
- De Piso en Piso, es un proyecto orientado a fomentar la convivencia social entre personas con distintos perfiles y edades
Las entidades que trabajan en modelos de convivencia intergeneracional suelen contar con algún tipo de acompañamiento y mediación, lo que ayuda a prevenir conflictos y asegurar que las partes saquen provecho de la experiencia.
Consejos para compartir piso con personas mayores a cambio de compañía
Si estás considerando esta forma de convivencia, estas son algunas recomendaciones a tener en cuenta:
- Haz entrevistas previas: El primer encuentro es vital para detectar afinidades y establecer unas expectativas realistas sobre la experiencia. Es importante hablar con naturalidad sobre los límites, la rutina diaria y posibles situaciones delicadas (visitas, horarios, tareas domésticas…).
- Asegura la compatibilidad de estilo de vida: No es lo mismo compartir piso con una persona muy activa que con alguien más calmado o sedentario. ¿Eres madrugador? ¿Te gusta cocinar en casa o prefieres comer fuera? Este tipo de detalles marcarán la diferencia.
- Establece normas desde el principio y resuelve todas las dudas posibles: ¿Se permite fumar? ¿Cómo se organiza la limpieza? ¿Qué ocurre si alguien quiere finalizar el acuerdo antes de tiempo? Cuanto más claro esté todo por adelantado, menos problemas habrá en el futuro.
- Mejor con contrato: Aunque no haya una renta como tal, es importante firmar un documento donde quede constancia del acuerdo.
Ventajas de compartir piso con una persona mayor a cambio de compañía
Este tipo de convivencia tiene múltiples beneficios como, por ejemplo:
- Ahorro económico: La ventaja más inmediata para el joven es el coste reducido o inexistente del alquiler.
Acompañamiento emocional: Para la persona mayor, tener compañía diaria mejora su estado de ánimo, reduce el sentimiento de soledad y puede incluso contribuir a retrasar el deterioro cognitivo. - Crecimiento personal: Convivir con alguien de otra generación favorece la empatía, el respeto mutuo y el intercambio de experiencias. El joven puede aprender habilidades prácticas o adquirir una perspectiva vital que no se enseña en ningún lado.
- Ambiente tranquilo: A diferencia de los pisos compartidos entre jóvenes, donde es más habitual el ruido y el caos, convivir con una persona mayor suele implicar una dinámica más calmada.
- Sensación de utilidad y compañía: Muchas personas mayores, tras la jubilación o la viudez, sienten que su vida pierde ritmo o propósito. Compartir su espacio con alguien que los escucha y les dedica tiempo les devuelve autoestima y conexión social.
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