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Christine Lagarde
Christine Lagarde, presidenta del BCE Getty images

Llegó el día. Este 28 de junio, los bancos europeos van a devolver al Banco Central Europeo (BCE) alrededor de 477.000 millones de euros. Las entidades financieras van a pasar por la caja de Christine Lagarde para reintegrar parte de las jugosas ayudas recibidas en la barra libre de financiación que ha permitido al sector financiero gozar en estos últimos años de unos niveles de liquidez sin precedentes.

Con la bolsa llena, las entidades no han sentido la necesidad de remunerar a los inversores por su ahorro. Es decir, de desempeñar su función básica, que es captar el ahorro de las familias a cambio de una rentabilidad determinada para después prestar ese dinero a empresas y Estados a cambio de un tipo de interés superior. Fuera de esta batalla se han quedado especialmente los bancos españoles, que se preparan para reintegrar al BCE unos 50.000 millones de euros.

¿Puede ser el punto de inflexión para que la banca española vuelva a remunerar los depósitos? La respuesta es clara: si lo hace, ya se verá a qué ritmo, será más por la presión de la clientela que por sus auténticas necesidades de liquidez. Hay un dato demoledor:  la ratio de inversión crediticia y los depósitos, que se sitúa alrededor del 86% en Europa, es de cerca del 95% para los bancos nacionales.

Es decir, que está mucho más próximo del porcentaje ideal del 100% del que están muy cerca entidades como Santander y Banco Sabadell. En la práctica, esto significa que la banca nacional está en una posición que podríamos considerar como de privilegio. No es raro que el sector haya reaccionado con furia a la reclamación de la vicepresidenta Nadia Calviño de que el sector debe empezar a pagar cuanto antes.

Desde la banca se defiende que será el propio mercado -es decir, su clientela, que sigue comprando sin parar otros productos como los fondos de inversión- el que decida cuándo es el momento. Poco importa que la propia Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) haya reclamado al Gobierno las herramientas necesarias para verificar si el sector bancario está actuando como un sólo hombre para retrasar el comienzo de los pagos.

La presión no deja de crecer alrededor del sector, que sigue sin inmutarse ante los movimientos de sus competidores en forma de entidades extranjeras medianas o neobancos. Por primera vez desde 2008, los ahorradores españoles pueden conseguir una rentabilidad del 4% en un depósito a 12 meses. Lo ofrece Banco Progetto, que supera este umbral de remuneración también a 24 y 36 meses.

Además, otras entidades como ING han lanzado depósitos de alto rendimiento, como ING al 2,5% a tres meses para dinero nuevo, o como MyInvestor al 2,75% en el mismo plazo. Por su parte Pibank- perteneciente a Banco Pichincha- ha subido la apuesta al 3,34% en el plazo de 12 meses. Nuevos movimientos que, de momento, no modifican los planes de la gran banca, dispuesta a estirar la cuerda hasta el límite.

La gran incógnita es si empezará a mover ficha este verano o, como espera la mayoría de los expertos, retrasa la decisión hasta después del período estival, a la espera de la decisión sobre tipos que pueda tomar el BCE el próximo otoño. Será el momento de calibrar cuáles son las necesidades reales de liquidez del sector después de la multimillonaria devolución al BCE de este 28 de junio.

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