Artículo escrito por Carlos Hernández Puente, ingeniero industrial y vicepresidente de la Asociación de Ejecutivo@s y Consejer@s EJE&CON.
Las viviendas pasivas, también conocidas como 'Passivhaus', son un modelo de construcción que combina eficiencia energética, confort y sostenibilidad. Aunque puede sonar a algo reservado para el futuro, este tipo de construcción ya es una realidad creciente en España. Pero ¿qué significa realmente vivir en una casa pasiva y qué ventajas ofrece?
Ahorro energético de una casa pasiva
Una casa pasiva se caracteriza por reducir el consumo de energía de forma drástica. Para ponerlo en contexto, las viviendas tradicionales con calificaciones energéticas E o F, comunes en edificaciones anteriores a 2007, tienen consumos superiores a 200 kWh/m² al año. Esto equivale a facturas energéticas de unos 2.000€ anuales en una vivienda media de 100 m².
Por otro lado, una vivienda pasiva reduce este consumo a cifras entre 15 y 30 kWh/m² al año. Es decir, el gasto anual en energía se reduce a apenas 150-300€, lo que supone un ahorro de hasta un 90%.
En qué consiste la construcción Passivhaus
El bajo consumo de energía de una casa pasiva se logra aplicando cinco principios fundamentales:
- Aislamiento térmico de calidad: Materiales eficientes que mantienen la temperatura interior estable.
- Hermeticidad al aire: Evita fugas de calor o frío.
- Ventanas de alto rendimiento: Triple acristalamiento y materiales aislantes.
- Ventilación mecánica con recuperación de calor: Garantiza aire limpio sin perder calor.
- Ausencia de puentes térmicos: El diseño elimina zonas donde se pierde energía.
Este diseño eficiente no solo reduce el gasto energético, sino que también mejora notablemente la calidad del aire interior.
Salud, confort y bienestar
Uno de los mayores beneficios de las casas pasivas es la mejora en la salud de sus ocupantes. El sistema de ventilación con recuperación de calor garantiza un flujo constante de aire renovado, eliminando contaminantes, humedades y ácaros. Esto es especialmente importante para personas con problemas respiratorios.
La hermeticidad y el aislamiento también reducen ruidos externos, creando un ambiente más silencioso y tranquilo. Además, mantienen una temperatura estable y confortable durante todo el año, sin corrientes de aire ni cambios bruscos de temperatura.
Viviendas pasivas y energía solar: un binomio perfecto
Si a la eficiencia de una casa pasiva se le suma la instalación de placas solares, el impacto ambiental pasa a ser positivo. Una vivienda Passivhaus ya tiene un consumo muy bajo, por lo que una pequeña instalación solar puede cubrir la totalidad de sus necesidades energéticas. De hecho, en muchos casos, la generación de energía fotovoltaica convierte la vivienda en un hogar con balance positivo, es decir, produce más energía de la que consume.
¿Y qué ocurre con las viviendas antiguas? La rehabilitación pasiva
El estándar Passivhaus no es exclusivo de la obra nueva. Existen ya numerosos ejemplos de viviendas de más de 20 años de antigüedad con actuaciones de rehabilitación energética siguiendo los mismos principios:
- Mejora del aislamiento en fachadas, cubiertas y suelos.
- Sustitución de ventanas por modelos de alta eficiencia.
- Implementación de sistemas de ventilación con recuperación de calor.
Estudios como el del parque de viviendas en Navarra muestran que estas intervenciones pueden reducir el consumo energético hasta un 80%, con beneficios evidentes tanto económicos como de confort.
Una inversión a largo plazo
Aunque construir o rehabilitar una vivienda bajo el estándar Passivhaus puede suponer un coste adicional del 5-10%, existen subvenciones que pueden llegar a cubrir hasta un 80% del coste total de la actuación, recuperando el resto de la inversión rápidamente gracias al ahorro energético obtenido.
Asimismo, debemos tener muy presente que el valor de mercado de una vivienda aumenta en torno a un 20% tras una actuación de rehabilitación integral de la misma, pudiendo llegar a ser incluso mayor dependiendo de diversos factores.
Conclusión: Eficiencia, salud y futuro
Las casas pasivas son un ejemplo de cómo la arquitectura puede combinar eficiencia energética, ahorro económico y bienestar. No se trata solo de reducir facturas, sino de vivir en un entorno más saludable y confortable.
Si además se integran energías renovables como la solar, el impacto no sólo es positivo para el bolsillo, sino también para nuestro planeta. La vivienda pasiva no es una moda, es un paso hacia un futuro más sostenible para todos.