
El faro de Orchilla se encuentra en la costa occidental de la isla de El Hierro, el punto más al oeste y meridional de toda España en el archipiélago de Canarias. Es uno de esos confines del mundo donde se puede observar la inmensidad del océano y lo pequeño que puede ser el ser humano. Se encuentra enclavado en el que fue durante muchos siglos el meridiano 0, hasta que en 1884 los ingleses lo trasladaron a Greenwich, como se conoce actualmente al lugar que marca los usos horarios.
Desde la Antigua Grecia, Roma y la Edad Media, cuando aún se pensaba que la tierra era plana, los archipiélagos de Canarias, Azores y Cabo Verde se conocían como los últimos confines del mundo. Más allá de esas tierras solo existían monstruos marinos y el abismo hacia el infierno.
El navegante genovés Cristóbal Colón acabó con ese mito y utilizó las islas Canarias como base de abastecimiento y descanso para sus viajes a Las Indias, bajo la bandera de los Reinos de Castilla y Aragón. Aunque aún no sabía que había descubierto otro continente.
Desde 1933, el faro de Orchilla ofrece luz y amparo a los barcos procedentes, principalmente, de Sudamérica hacia Europa. Un lugar de peregrinación para los turistas en este pequeño paraiso verde rodeado del volcanes y del inmeso océano para conocer uno de los últimos puntos geográficos de Europa antes del salto a América: a más de 4.000 kilómetros de las costas de Fortaleza (Brasil).







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