Dicen que durante un tiempo Asturias calentaba a España entera, considerando la cantidad de carbón que se extraía de sus minas. De aquel pasado de bonanza económica para las zonas productoras quedan muchos castilletes y edificios inmensos que solían albergar la maquinaria de los pozos mineros, una arquitectura industrial que suele gustar al foráneo que visita la zona pero no tanto al oriundo.
Sin embargo, puestos de trabajo y prosperidad ya no hay tanta: en Turón, localidad que pertenece al concejo de Mieres, está el pozo de San José, por ejemplo, hoy ya inactivo (solo sigue operativo el Pozu Nicolasa tristemente conocido porque en 1995 fallecieron en él 14 mineros por una explosión de grisú), y apenas viven hoy 3.700 habitantes, pero en su día tuvo muchos más, casi 20.000. Fue un pueblo próspero y tuvo muchos comercios y bares que no cerraban (“Abrían las 24 horas para atender a los distintos turnos de la mina”, cuenta un periodista con orígenes en la zona). También contó con tres joyerías de las que hoy queda una, la joyería de Alfredo Asensio quien junto a su mujer, Marta Baquero, le ha dado una vuelta de tuerca al negocio para poder seguir viviendo de él.

Y la vuelta de tuerca se la ha dado con el mismo mineral que hizo próspero al pueblo: el carbón. “Fue hace unos años, estábamos pasándolo mal, íbamos a ser los próximos en cerrar. Solemos ir a la feria de Madrid, Iberjoya, siempre a ver cosas nuevas y yo le decía a Alfredo, qué rabia, ¿qué podríamos hacer para dar un empujoncito? Para seguir viviendo de lo mismo, teníamos entonces 52 años. Y Alfredo contestaba: “Pues en Turón lo único que hay es carbón”, comenta Marta Baquero.
El problema es que el carbón rompe fácilmente y claro, cuando compras una joya es para que dure no para que se rompa a las primeras de cambio… Se pusieron a investigar sobre cómo endurecer piedras frágiles hasta que dieron con una serie de polímeros y mezclas que les permitió llegar a las joyas que hoy venden bajo la marca TuCarbón Joya. Tienen distintas colecciones aunque casi todas son un homenaje a la mina: hacen bocaminas (así se denomina la entrada del pozo minero), la colección Círculos remite a la rueda que bajaba la jaula de los mineros; la colección Cuerda es el cable que tiraba de la jaula… “Es una simbología que conocemos muy bien la gente minera”, aclara Baquero.

La campaña de Navidad de 2017 la lanzaron con un eslogan bien comercial: Que los reyes te traigan carbón. Sus creaciones se venden bien, son los únicos joyeros que hacen diseños con esta roca: se las llevan turistas, vecinos de la zona y gente que tuvo que emigrar porque como decíamos, aquí trabajo hay poco, comercios, una carpintería industrial y poco más.
No muy lejos del municipio pasamos delante de las instalaciones de un laboratorio farmacéutico que, según los lugareños, “Llegaron, montaron las instalaciones, cobraron la subvención y luego se fueron dejando incluso nóminas por pagar”. Las escasas oportunidades laborales hace que la gente joven se vaya fuera y los pocos que quedan se reúnen a hacer botellón en el monumento homenaje a los muertos en la mina, imposible contabilizar todos los nombres de tantos que hay en las paredes del monumento.

Arraigo minero
Los abuelos y los tíos de Marta fueron mineros y los abuelos y padres de Alfredo, también. Aquí es raro el que no ha tenido una vinculación con la mina, de una u otra manera: la mina les ha marcado a todos, “toda una vida”, enfatiza Baquero. ¿De dónde obtienen el mineral para sus creaciones? “Muchas de las escombreras del pozo de aquí, de San José. No siempre puedo ofrecer al cliente una pieza hecha con carbón de una mina donde trabajase alguien de su familia, pero siempre es carbón del Valle de Turón. Otras se hacen con mineral del pozo Nicolasa (el que sigue en activo)… La gente se lo lleva con cariño, con arraigo.. yo vi a gente llorar al llevárselo. Hay muchos fallecidos en la mina de Turón, lamentablemente, y en todas, por eso para el que lo recibe es un gran regalo”, comenta Baquero.

¿Cómo trabajan las piezas? El carbón se lava, se seca, se talla y se endurece para poder ser tratado después en las joyas. “Alfredo es el joyero y es quien hace la pieza en plata. Después yo añado el carbón tras lo cual pasa a secarse unos cuantos días, dependiendo de la temperatura y de la humedad tarda más o menos”, aclara Baquero mientras nos pone en las manos un buen trozo de carbón que nos deja las manos negras. “Nunca pensé que acabaría manteniéndome del carbón trabajando en joyería porque en joyería todo brilla tanto que piensas qué puedes hacer tú con carbón.. Pero el carbón brilla y tiene mucha luz, aunque sea tan negro”, dice Baquero. Negro como la pez y ahora casi eterno en forma de joya, para seguir formando parte de la historia de este pueblo asturiano.

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