La ropa se acumula en los armarios y, en ocasiones, puede ser un tótum revolutum. Para mantener el orden, conviene no tener prendas pululando por la habitación y colocarlas de forma práctica, aunque las prioridades cambian en función de la edad. Por ejemplo, lo más funcional para los menores de 20 años son los burros, a los que se les pueden añadir cajones de tela, mientras que entre los 30 y 40 conviene agrupar la ropa: la de trabajar, la de salir, la de hacer deporte... De los 50 en adelante, en cambio, lo mejor es colocar más a mano todo lo que se usa a menudo para evitar esfuerzos innecesarios.