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Aristóbulo de Juan lleva media vida dedicado a la banca. A sus 86 años, y tras ser ex director general del Banco de España, conoce a la perfección cómo funcionan las tripas del sector financiero y tiene su propia visión sobre qué ha sucedido con Popular.

Durante unas jornadas celebradas en Santander, de Juan ha repasado cuáles son los fallos más habituales que comete la banca, qué tipo de comportamientos pueden llegar a desembocar en una quiebra y cómo empezaron los problemas de la entidad que fue liquidada hace tres semanas y que desde entonces está bajo el dominio de Ana Botín.

En su opinión, el origen de sus males se remonta al verano de 2008. "Recuerdo que estábamos comiendo varias personas del Banco de España y de repente nos dijeron que había pinchado Martinsa. Ese 15 de julio de 2008 fue cuando empezó la descapitalización del banco y fue entonces cuando debió haberse abordado por parte de gestores, supervisores y auditores", ha explicado.

Para de Juan, la caída de la inmobiliaria gallega Martinsa Fadesa, que a día de hoy sigue protagonizando el mayor concurso de acreedores de la historia de España, fue el detonante de la debacle de Popular. La entidad había prestado 580 millones de euros a la inmobiliaria, que debía alrededor de 7.000 millones de euros. Era el tercer acreedor más importante y al que le correspondía uno de cada 14 euros pendientes de pago. Solo Caja Madrid y Caixa 'sufrían' una deuda superior. 

El problema, según el ex director general del Banco de España, fue que por aquel entonces el banco no había provisionado bien los préstamos que había concedido a la inmobiliaria (es decir, no había guardado el suficiente dinero por los riesgos de impago). Y lo peor, según de Juan, es que no fue un caso aislado.

"El deterioro de un banco se suele producir por dar malos créditos. Esta es la principal causa de la crisis y puede surgir por muchas razones, como por ejemplo concentrar mucho el crédito", ha aclarado el octogenario.

Pero lo peor no fue la falta de dotaciones, sino no buscar una solución inmediata. "Si cuando empiezan los problemas el banquero o el regulador se dan cuenta, la situación aún tiene remedio. Es lo que yo llamo el momento de la encrucijada: si abordo el problema no tiene por qué haber posteriormente una crisis, o si la hay será de unas dimensiones reducidas. Sin embargo, el momento de la encrucijada pasó y ya no había remedio", ha puntualizado.

Así pues, de Juan ha dejado entrever que en el caso concreto de Popular no existió remedio ni por parte de la entidad, ni por parte del supervisor. Todo ello sentó las bases de los problemas que años después han saltado por los aires y han abocado al banco a protagonizar la primera resolución ordenada de Europa.

La insolvencia y otros añadidos

A pesar que el Gobierno, el Banco de España y otros organismos oficiales afirmaron días antes de la intervención que Popular era solvente, de Juan ha defendido que la insolvencia fue la base de su desaparición. "Normalmente no se aborda la insolvencia de una entidad hasta que se queda sin liquidez, es decir, que los bancos solo se intervienen cuando se produce un problema de liquidez. ¿Y por qué no se quiere abordar antes? Por el coste político que puede suponer, por imagen... Puede haber muchas razones", ha señalado.

Sus argumentos están en línea con los de otros expertos del sector financiero, que han afirmado que el ladrillo dio el pistoletazo de salida de los problemas del balance del banco, a los que posteriormente se sumaron los ataques de los especuladores en bolsa y a la millonaria fuga de depósitos de inversores institucionales, Administraciones Públicas y pequeños ahorradores, que pusieron la puntilla a sus problemas iniciales.

A pesar de que no hay cifras oficiales, los números que maneja el mercado son los siguientes: la exposición inmobiliaria de Popular ascendía a 29.800 millones de euros entre activos y créditos morosos, a lo que se sumó un desplome en bolsa de casi el 40% en una semana, y la salida masiva de depósitos de comunidades autónomas como Canarias, grandes ayuntamientos como los de Madrid y Barcelona o incluso la Seguridad Social sacó su dinero días antes. Se rumorea que la fuga total se situó entre 14.000 y 18.000 millones de euros. 

Como resultado, los accionistas y bonistas del banco han perdido toda su inversión, aunque son muchos los que van a acudir a los tribunales en busca de una compensación económica. 

Supervisores y auditores, también culpables

Ahora bien, la gestión no es el único interrogante de la crisis de Popular. Según el ex director general del Banco de España, los supervisores, los reguladores y los auditores también tienen parte de culpa.

"Muchas cosas pasan porque reguladores y auditores son ineficaces. Me resulta muy curioso que una misma auditora haya estado más de 30 años mirando los números de Popular y no haya dicho ni pío", ha explicado. En este caso, se trata de una de las cuatro grandes consultoras: PwC.

Pero si hay una figura importante para evitar crisis de este tipo ésa es la del supervisor. "Un buen supervisor puede solucionar los fallos regulatorios, el problema es que son necesarias las inspecciones 'in situ' para analizar principalmente los procedimientos que sigue el banco, pero en vez de eso se analizan los datos que me dan y ya se sabe que hay mil maneras de maquillar un balance", ha aclarado. 

De Juan ha insistido en que sigue existiendo una clara falta de transparencia en la banca y que, en cierto modo, está consentida por el supervisor, mientras que ha lanzado un mensaje claro al organismo en el que trabajó en el pasado. "El Banco de España dice que la decisión sobre el procedimiento de Popular la tomó el Mecanismo Único de Resolución pero, ¿qué diágnóstico tenía él hace tres años? Cuando las cosas empeoran, la tolerancia del regulador es un suicidio", ha criticado.

Los problemas típicos de la banca

En su intento por hacer reflexionar al sector y cumplir su apodo de ser la conciencia de la banca, de Juan también ha resumido en varias frases cuáles son en su opinión los errores más comunes que está cometiendo la banca a escala global. Unos errores que podrían desembocar en futuras crisis. 

Durante su intervención, ha asegurado que "el exceso de liquidez es el opio de un banquero porque le hace perder el sentido del riesgo", que "si una entidad va bien puede ser transparente, pero si va mal oculta sus problemas" y que "un agujero no se rellena con liquidez, sino que hace falta un capital en forma". Por último, ha alertado de que "la regulación internacional ha puesto énfasis en las pérdidas incurridas y no en las esperadas, que es lo que ayuda a detectar los problemas de forma temprana".

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1 Comentarios:

franlopez11113
23 Junio 2017, 19:09

Si, y el "pinchazo inmobiliario" imposibilita encontrar la vacuna contra el sida.

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