Al pedir un préstamo por cualquier motivo (para comprar un coche, una vivienda, bienes de consumo...) lo habitual es que obtengamos dinero a cambio del pago de unos intereses que serán mayores o menores en función de distintos factores: el clima económico del momento, el nivel de riesgo asociado a la operación, el perfil del solicitante, el plazo de devolución, la cuantía solicitada... Sin embargo, en determinados casos existe la opción de solicitar un préstamo sin intereses, si bien es frecuente que estos préstamos no sean del todo gratis. Te explicamos en qué casos existe financiación exenta de intereses y cómo funciona.
¿Qué es un préstamo sin intereses?
Un préstamo sin intereses consiste en la concesión de una cantidad determinada de dinero sin necesidad de pagar a cambio ninguna suma en concepto de precio por ceder temporalmente este capital a tu favor. Sin embargo, esto no significa que su coste sea necesariamente cero, ya que existen otros conceptos por los que pueden cobrarnos en mayor o menor medida.
Se trata de una fórmula poco frecuente, dado que lo habitual es que cualquier entidad te cobre un porcentaje o interés a cambio de prestarte su dinero. Normalmente se utiliza para favorecer a ciertos colectivos o tipos de proyecto.
Por ejemplo, algunas entidades ofertan préstamos con interés cero a estudiantes o a jóvenes por debajo de un determinado rango de edad. También existen préstamos sin intereses destinados a proyectos empresariales.
Una vía frecuente para evitar pagar intereses es el uso de tarjetas de crédito con posibilidad de aplazamiento de pago de compras. Muchos productos de este tipo permiten aplazar el pago de compras ya aprobadas durante periodos cortos de tiempo (por ejemplo, tres meses) sin cobrar intereses por ello, siempre que nos encontremos dentro del límite de crédito permitido por el producto contratado.
También es frecuente que algunos grandes comercios ofrezcan financiación sin intereses. Se trata de una fórmula comercial que nos anima a gastar dinero del que no disponemos en el momento de la compra, metiéndonos a adquirir en ese momento lo que necesitamos, sin tener que hacer frente a la totalidad del precio de una sola vez.
Con todo, ten en cuenta que, en estos casos, es frecuente el pago de comisiones. Por ejemplo, la comisión de mantenimiento de la tarjeta de crédito, o la comisión por formalización del aplazamiento de pago de tu compra.
¿Cuándo es posible conseguir un préstamo sin intereses?
Conseguir un préstamo sin intereses resulta poco frecuente. Estos préstamos, cuando resultan verdaderamente ventajosos, suelen estar reservados a colectivos muy determinados. Además, es frecuente que lleven asociados ciertos requisitos de vinculación que, en la práctica, tendrán un coste indirecto.
La oferta de productos de cada entidad varía con el tiempo, por lo que, si buscas este tipo de operación, deberás consultar a cada una de ellas en busca de la oferta que más se ajuste a tus necesidades, teniendo siempre en cuenta el precio total del préstamo.
Cuánto cuesta un préstamo sin intereses: ejemplo práctico
Conseguir un préstamo 0 interés no tiene por qué implicar necesariamente que su coste sea cero. De hecho, es poco frecuente que así ocurra. Es probable que la entidad nos cobre algún tipo de comisión o gasto, por lo que existiría un precio, solo que estará integrado en una categoría distinta.
De hecho, tanto un préstamo a interés cero como un préstamo a bajo interés pueden terminar resultando más caros de la media si se aplican gastos excesivamente elevados o si se nos exige a cambio algún tipo de vinculación, por ejemplo, en forma de contratación de seguros, apertura de cuentas bancarias, contratación de tarjetas...
Es recomendable que consultemos la TAE de cualquier préstamo para conocer su coste global, independientemente de a qué partida pertenezca cada importe.
Por ejemplo, si te prestan 3.000 euros a cero intereses (TIN) pero te cobran una tasa de apertura del 2 %, estarás pagando 60 euros por la operación (TAE del 3,811 %). Puedes comprobar el coste de cualquier préstamo usando la calculadora del Banco de España (BdE).
Gastos de los préstamos sin intereses
Los préstamos sin intereses no suelen salir gratis: es muy frecuente que la entidad nos cobre alguna suma, si bien lo hará bajo otro concepto distinto:
- Resulta común que exista una comisión de apertura, que puede ser una cantidad fija o un porcentaje de la suma solicitada.
- También existen comisiones de estudio, relacionadas con el análisis que debe llevar a cabo la financiera antes de concederte el préstamo.
- Otra forma de cobrarte indirectamente consiste en 'atar' la concesión del préstamo a la contratación de algún producto. Por ejemplo, la apertura de una cuenta bancaria en la entidad, la contratación de una tarjeta de crédito... Estos productos pueden traer de la mano gastos y comisiones, por lo que debes tenerlos en cuenta a la hora de valorar la operación.
El único caso en que un préstamo sin intereses tendrá realmente un coste cero será si su TAE es del 0%. Este es el valor que deberás consultar siempre para conocer el precio real de la obtención de capital a tu favor, ya que en él se recogen todos los conceptos por los que la entidad puede cobrarte. Además, debes atender al coste de los productos vinculados que estés obligado a contratar, en su caso.
Los tipos de préstamos sin intereses que existen
Existen distintos tipos de préstamos sin intereses en función de cuál sea su cometido, así como del perfil de cliente al que se dirijan. Estos son los más frecuentes:
- Tarjetas de crédito: Las tarjetas de crédito suelen ofrecer la posibilidad de aplazar el pago de tus compras sin intereses durante periodos cortos (por ejemplo, 3 meses), si bien pueden existir comisiones asociadas a este tipo de operaciones. Además, ten en cuenta el coste de la propia tarjeta a la hora de valorar este tipo de aplazamientos.
- Tarjetas de grandes comercios: Son muchas las grandes superficies que ofrecen sus propias tarjetas de crédito para permitir a sus clientes pagar a plazos las compras realizadas en ellas, así como, en algunos casos, también microcréditos para su uso personal. Parte de su oferta comercial puede consistir en ofrecer pagos a plazos sin intereses durante periodos de tiempo más o menos prolongados para categorías de productos concretas, especialmente si su coste es elevado y difícil de asumir en un solo pago. Por ejemplo, puedes pagar un ordenador en el plazo de un año sin intereses, o una cocina en el plazo de tres. También en este caso, ten cuidado con las comisiones.
- Anticipos de nómina: Se trata de un tipo de préstamo personal que algunos bancos (no todos) ofrecen a determinados perfiles de cliente. Normalmente el plazo de devolución de un anticipo de nómina es reducido (de uno a tres meses) y un requisito frecuente es que tu nómina se encuentre domiciliad en la entidad. Puede no tener intereses, pero sí comisiones asociadas.
- Préstamos personales sin intereses: Se trata de préstamos que la entidad ofrece a TIN 0%. Estas ofertas suelen dirigirse a colectivos muy concretos (por ejemplo, un perfil joven y estudiante que necesite liquidez para hacer frente a sus gastos universitarios). También en este caso suelen aplicarse gastos en forma de comisiones o vinculación mediante la contratación de productos.
- Mini préstamos rápidos: Se trata de préstamos de pequeñas cantidades con un TIN del 0% que suelen ofrecer empresas especializadas en este tipo de producto. Sus principales características son la rapidez en la concesión, un plazo de devolución breve y un tope máximo reducido a la hora de solicitar tu dinero. Normalmente el coste de estos préstamos consiste en una cantidad fija en forma de comisión. Si no devuelves el dinero a tiempo, podrías enfrentarte a intereses elevados.
¿Cómo tributa un préstamo sin intereses?
Los préstamos, con o sin intereses, obtenidos por un particular de una entidad bancaria u otro tipo de empresa, no tributan en el IRPF, dado que su importe no se considera un ingreso o ganancia. Al fin y al cabo, se trata de cantidades que tendremos que devolver, ya sea con coste o sin él.
Si se trata de un préstamo sin intereses entre particulares, el prestatario (es decir, quien recibe el dinero) no deberá reflejar nada en el IRPF, pero sí deberá declarar previamente ante Hacienda la existencia de esta operación, que estará sujeta, pero exenta al Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentales.
En cuanto al prestamista (es decir, la persona que ofrece el dinero), solo deberá declarar la ganancia obtenida con la operación, en caso de que exista. Al tratarse de un préstamo sin intereses, en principio no habrá beneficio alguno a su favor y, por tanto, no habrá nada que declarar.
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