
Los últimos datos macro y la victoria electoral de Donald Trump en EEUU podrían alterar el calendario monetario del Banco Central Europeo (BCE) y provocar un descenso de los tipos de interés en la reunión de diciembre superior al esperado.
Hasta hace tres semanas, el mercado descontaba una rebaja de tipos de 25 puntos básicos en el último cónclave del Consejo de Gobierno de la máxima autoridad monetaria y financiera en la eurozona del año, que se celebrará el próximo 12 de diciembre, aunque los últimos acontecimientos podrían acelerar el ritmo de bajadas. Sobre la mesa está un recorte de 50 puntos básicos.
Uno de ellos es la aplastante victoria en las elecciones de EEUU del candidato republicano Donald Trump el pasado 5 de noviembre, y el impacto que pueden tener en la economía de la eurozona sus políticas arancelarias. Desde entonces, por ejemplo, el euro ha perdido más de un 5% de su valor frente al dólar y su tipo de cambio está en mínimos de dos años.
A ello se une la debilidad de la actividad en la zona de la moneda común, que no solo está experimentando una contracción del sector de la industria manufacturera, sino también del sector servicios.
El empeoramiento de la actividad del sector privado de la zona euro durante el mes de noviembre, que a la contracción del sector manufacturero de los últimos meses suma ahora también la del sector servicios.
En el mes de noviembre, el dato preliminar del PMI compuesto de la zona euro se situó en 48,1 puntos desde los 50 de octubre, lo que supone su peor lectura en 10 meses. En concreto, el índice de actividad del sector servicios se quedó en 49,2 puntos, frente a los 51,6 del mes anterior, mientras que el PMI manufacturero ha profundizado su contracción, con un resultado de 45,2 puntos en noviembre desde los 46 de octubre. Así, se ha registrado una reducción tanto de la actividad del sector servicios como de la producción manufacturera por primera vez desde enero.
El pasado viernes, la Oficina Federal de Alemania anunció una revisión a la baja de una décima el dato de crecimiento del PIB de la mayor economía europea en el tercer trimestre, hasta el 0,1%, después de que la mayor economía de Europa registrase una contracción del 0,3% entre abril y junio.
Según los autores de la encuesta PMI, la caída de la actividad total refleja un entorno de demanda decreciente, con una disminución de los nuevos pedidos por sexto mes consecutivo y al mayor ritmo en lo que va de 2024. Y añaden que estos datos se producen en un contexto de "caos político" en Alemania y Francia, las dos mayores economías del euro, además de la incertidumbre vinculada a la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca.
Todo ello está lastrando al euro, ante la expectactiva de que el Banco Central Europeo (BCE) se vea forzado a intervenir con bajadas de tipos más agresivas de lo previsto.
Según un artículo de Financial Times, la fuerte caída que ha registrado la actividad de la eurozona está aumentando las probabilidades hasta el 55%, según los apuntan los mercados de swaps.
Mientras, los analistas de Ebury, la 'fintech' de pagos de Banco Santander, afirman que estos datos son "un importante motivo de preocupación para los responsables de la política económica en Europa, y es probable que veamos una mayor presión sobre el BCE para que aplique recortes agresivos de los tipos de interés en los próximos meses con el fin de apoyar la economía del bloque". De hecho, admiten la posibilidad de que el organismo presidido por Christine Lagarde anuncie una bajada de 50 puntos básicos, que los mercados habrían descontado "en aproximadamente un 60%".
La misma tesis maneja JPMorgan Private Bank, que apunta que "resulta difícil ofrecer un argumento positivo para el optimismo sobre el crecimiento de Europa en este momento", e insiste en que los datos "ponen sobre la mesa un recorte de 50 puntos básicos para diciembre".
Actualmente, el el banco estadounidense espera que el BCE lleve a cabo un recorte de tipos en cada una de sus reuniones hasta dejarlos en torno al 1,75% en verano, aunque advierte de que la debilidad reciente plantea preguntas sobre si esta tasa terminal podría llegar a ser menor, especialmente si se tiene en cuenta la posible imposición de aranceles a las exportaciones europeas por parte de EEUU.
Dentro del propio BCE también están surgiendo voces que defienden una política monetaria menos agresiva. Una de ellas es la de Philip Lane, el economista jefe del organismo. Según ha afirmado el irlandés en una entrevista con el diario francés Les Echos, "la política monetaria no debería seguir siendo demasiado restrictiva durante demasiado tiempo. De lo contrario, la economía no crecerá lo suficiente y la inflación, creo, caerá por debajo del objetivo".
A pesar de que Lane ha advertido de que la entidad no se compromete de antemano a una velocidad particular de ajuste, también ha insistido en que que, con el tiempo, habrá que reducir los tipos.
En cambio, Cyrus de la Rubia, economista jefe de Hamburg Commercial Bank, estima que la mayoría de los miembros del BCE "probablemente se aferrarán a un recorte de los tipos de interés de 25 puntos básicos".
Paolo Grignani, economista senior de Oxford Economics, también mantiene su previsión de una bajada de 25 puntos básicos en la reunión de diciembre, y destaca que "el listón sigue siendo alto para un recorte de tipos de 50 puntos básicos" en la última reunión del año.
Y es que buena parte del mercado considera que el tímido repunte de la inflación en octubre, que se quedó en el 2%, tres décimas por encima de la subida de los precios observada en septiembre; y la escalada de los salarios en la eurozona, que experimentaron en el tercer trimestre su mayor subida en tres décadas, son factores que podrían llevar al BCE a no aplicar una 'bajada jumbo' de los tipos de interés.
Recordemos que el Banco Central Europeo (BCE) actualizará sus previsiones de crecimiento económico e inflación en la eurozona en su última reunión del año, y que desde junio ha llevado a cabo tres rebajas de tipos, dos de ellas consecutivas, en septiembre y octubre. Para 2025 se esperan varios descensos adicionales, lo que podría situar el precio del dinero en la eurozona entre el 2% y el 2,5% a mediados de año, frente al 3,25% actual.
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