
En la arquitectura contemporánea no es difícil encontrar el uso (en ocasiones un abuso) de formas geométricas debido a su impacto visual y a la capacidad para maximizar el espacio. La forma más representada es el cubo, quizás porque su morfología permite estructuras y composiciones más sólidas. Estos diseños tienden a integrarse en entornos urbanos densos, como lo demuestra el proyecto Paddington Square en Londres.
El edificio, diseñado por Renzo Piano Building Workshop y conocido como el "gran cubo", combina una estética moderna con la funcionalidad, en un esfuerzo por revitalizar una de las áreas más transitadas de la ciudad. Este proyecto, que ha sido motivo de controversia desde su concepción, representa una reinterpretación de la arquitectura urbana y su relación con los espacios públicos.

Una estructura en cubo
Paddington Square es un edificio de uso mixto que destaca por su forma cúbica de 55 por 55 metros, con una estructura de acero visible y fachadas de muros cortina de doble capa. Situado en una zona estratégica junto a la estación de Paddington, en Londres, el edificio se eleva 18 plantas sobre un podio que alberga una entrada al metro, además de tiendas y restaurantes. Este diseño multifuncional busca no solo cumplir con las necesidades comerciales y residenciales, sino también ofrecer acceso público a un restaurante en la azotea, conectando el edificio con la vida urbana a diferentes niveles.

Según el estudio de arquitectura, la prioridad fue mejorar el espacio público, creando un entorno más accesible y permeable para los peatones. Para ello, se desvió una carretera existente y se diseñó una fachada que, a pesar de la envergadura del edificio, minimiza su impacto visual en la zona. "Sabíamos que iba a ser un edificio muy grande", explicó Moolhuijzen. "Articulamos el edificio exponiendo su estructura y trabajando en las fachadas para hacerlas más sutiles". De esta manera, el estudio logró que el diseño se integrara con mayor sensibilidad en su entorno.

Innovación y sostenibilidad en el diseño
Uno de los mayores retos de Paddington Square fue encontrar un equilibrio entre la modernidad de su diseño y la preservación del carácter histórico de la zona de Paddington. Aunque originalmente estaba concebido como una torre de 224 metros, las críticas llevaron a una reducción de su altura y un rediseño completo. El resultado es una estructura de 75 metros que incluye una serie de terrazas y balcones orientados hacia el exterior, generando un efecto visual dinámico y proporcionando áreas de recreo para los usuarios.
La fachada de Paddington Square está revestida de vidrio con montantes estrechamente espaciados que ocultan el cristal desde ciertos ángulos, lo que reduce la escala visual del edificio. Entre las dos capas de vidrio se encuentran persianas perforadas que ayudan a controlar la ganancia solar, lo que contribuye a la eficiencia energética de las oficinas interiores. "Cuando las persianas están cerradas, sus perforaciones mantienen las líneas de visión", explican desde el estudio.

El diseño también se inspira en la arquitectura de la estación de Paddington, construida por el ingeniero Isambard Kingdom Brunel. Así, por ejemplo, las fachadas de Paddington Square imitan el "encaje" arquitectónico de la estación, jugando con la luz y los detalles para dar profundidad a la estructura. Además, la elevación del edificio sobre una plaza pública genera un efecto flotante, lo que mejora el acceso peatonal y la conexión con los edificios circundantes.
El edificio alberga 14 plantas de oficinas y cuenta con espacios adicionales como un gimnasio y áreas comerciales. Uno de los aspectos más notables es la inclusión de un nuevo vestíbulo subterráneo para el metro de Londres, lo que aumenta la capacidad de la estación y facilita el acceso sin barreras. Además, se ha construido una estructura residencial adyacente que actúa como puente entre el cubo y los edificios de viviendas de la zona, completando la regeneración del área.



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