
Aunque parezca de chiste, el IRS –la hacienda estadounidense– quiere ‘su parte’ de los beneficios sobre la venta de la vivienda del alcalde de Londres, Boris Johnson, en la capital británica. Pero, ¿Cómo es posible que EEUU quiera cobrarle impuestos a un ciudadano británico? Fácil, Johnson nació en Nueva York, vivió allí hasta los 5 años y jamás renunció a la ciudadanía estadounidense.
Por eso el IRS, haciendo uso de la llamada ‘doctrina impositiva global’, que permite reclamar impuestos a ciudadanos expatriados que ya no tributan en EEUU, le reclama un buen pico de la venta de su hogar.
A diferencia de lo que sucede en el Reino Unido, donde los beneficios derivados de la venta de la vivienda habitual no está sujeta al pago de impuestos, en Estados Unidos las ganancias por encima de los 250.000 dólares deben ajustar cuentas con el IRS.
Esta circunstancia ha provocado que, no solo Boris Johnson, sino cada vez más ciudadanos estadounidenses que viven y trabajan lejos de su país de origen hayan renunciado a su pasaporte. De hecho, la cifra de renuncias a la nacionalidad ha crecido un 221% desde 2006.
Sin embargo, la campaña lanzada por el IRS contra el alcalde de Londres puede ser la respuesta de EEUU a las presiones que el propio Boris Johnson ha ejercido sobre la embajada americana en la capital británica, a la que reclama casi 8 millones de dólares en impuestos y recargos sobre la llamada ‘Tasa de Congestión de Londres’, un peaje Urbano para luchar contra la contaminación que se aplica a los conductores que circulan por el centro de la ciudad.
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