Los partidos están divididos, pero crece el interés de eliminar esta medida que ha traído dinero negro o escasez de oferta
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Los suecos debaten eliminar el control del precio del alquiler
Estocolmo GTRES

Algunos partidos políticos de Suecia estudian desregular el mercado del alquiler. En uno de los primeros países en limitar el precio del arrendamiento, se está gestando una batalla por acabar con esta medida que para parte de la población ha traído escasez de oferta, dinero negro y listas de espera mastodónticas para acceder a un piso regulado.

En una entrevista para el medio Politico, la alcaldesa de Estocolmo y miembro del partido conservador, Anna König Jerlmyr, asegura que las políticas deben actualizarse a medida que cambian las sociedades.

El mercado inmobiliario de Suecia ha sido un campo de batalla político durante más de un siglo. Un precursor de la Unión Sueca de Inquilinos, o Hyresgästföreningen, organizó una de las primeras huelgas de alquiler en Europa en 1916, después de que los residentes de Nynäshamn, una ciudad al sur de Estocolmo, se quejaran de cucarachas o piojos. La respuesta de los propietarios fue ceder y arreglar las casas.

La huelga fue seguida por una revisión legislativa de 20 años por defender los derechos de los inquilinos. El debate terminó en la década de 1940, tras una serie de decisivas victorias electorales para los socialdemócratas de Suecia que permitieron al partido instituir controles de precios en la vivienda. Y esas leyes son las que ahora parte de los suecos parecen abiertos a debatir.

‘Utility Value’ o valor de utilidad

Así se llama la medida de control del precio del alquiler. Legisladores de derechas y una serie de economistas aseguran que este sistema de limitar el alquiler y de aumentar la protección al inquilino han provocado una gran escasez de viviendas y que muchos inquilinos sean incapaces de acceder a piso con el alquiler controlado.

En cambio, legisladores de izquierdas e inquilinos suecos dicen que reducir los controles de alquiler empujará a los trabajadores de ingresos bajos a vivir fuera de Estocolmo y amenazará con el preciado ideal de igualdad social del país.

El sistema de fijación de precios de Suecia se basa en una estadística clave llamada “utility value”, un cálculo que se basa en el valor de la vivienda, no en lo que podría pagar el mejor postor, sino en sus características, tamaño y diseño. Este sistema ha mantenido los alquileres bajos para los denominados contratos de arrendamiento de “primera mano”, en los que el inquilino trata directamente con el propietario de la casa.

Según la agencia nacional de estadísticas, el alquiler mensual promedio de un piso con una habitación es de 460 euros al mes (4.910 coronas suecas). Si una pareja necesita más espacio los alquileres de pisos de “primera mano” aumentan modestamente, a 6.525 coronas suecas por mes (610 euros) para una casa de dos habitaciones.

Sin embargo, estos contratos de arrendamiento están estrictamente controlados y requieren que los inquilinos esperen su turno en base a un registro público. Los tiempos de espera para este tipo de pisos ascienden a dos décadas en algunas zonas.

Mientras hacen cola para acceder a un piso con la renta controlada "de primera mano", muchos suecos viven en propiedades de "segunda mano", es decir, en viviendas subarrendadas. Subarrendar puede hasta el doble que alquilar una vivienda con el control de precios, y gran parte de las ganancias se las lleva el inquilino del piso con un precio “controlado”.

Algunos partidos quieren incluso que la vivienda nueva esté fuera del control de precios. Aunque los partidos de izquierdas ya han dejado claro sus posturas al respecto: no van a permitir que se elimine el límite al precio del alquiler en las viviendas de nueva construcción.

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