Wonderwoods Vertical Forest es un “bosque vertical” que simboliza la convivencia entre la naturaleza y la vida moderna. Cuenta con pisos, oficinas, tiendas y espacios de ocio
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Diseñado por el estudio Stefano Boeri Architetti, Wonderwoods Vertical Forest es el nuevo “bosque vertical” que se eleva como un símbolo de sostenibilidad urbana.
Wonderwoods Vertical Forest Milan Hofmans

Una nueva tendencia está cambiando los rascacielos de todo el mundo: los colosos tradicionales de vidrio y acero están dando paso a una nueva generación de torres vivas, cubiertas de árboles, arbustos y jardines verticales.

En ellos se busca crear ecosistemas verticales que reconcilien el desarrollo urbano con la biodiversidad y el bienestar humano. Desde Milán hasta Singapur, estos proyectos están cambiando la silueta de las ciudades, demostrando que el verde también puede crecer a 100 metros del suelo.

En este contexto se inscribe Wonderwoods Vertical Forest. Situado en el corazón de Utrecht (Países Bajos), este nuevo “bosque vertical” se eleva como un símbolo de sostenibilidad urbana y de convivencia entre la naturaleza y la vida moderna.

La torre cuenta con 104 metros y 31 plantas, situada en el barrio de Beurskwartier, una zona céntrica de Utrecht.
104 metros de altura MVSA

Un bosque entre hormigón

El Wonderwoods Vertical Forest es una torre de 104 metros y 31 plantas, situada en el barrio de Beurskwartier, una zona céntrica de Utrecht concebida como distrito libre de coches. El edificio ha sido desarrollado por el estudio italiano Stefano Boeri Architetti, pionero de este tipo de construcciones y forma parte de un conjunto de uso mixto que también incluye un bloque adyacente diseñado por el estudio local MVSA, igualmente cubierto de vegetación.

Ambos edificios componen un microcosmos verde dentro de la ciudad, con más de 200 apartamentos, oficinas, tiendas y espacios de ocio, todo ello construido sobre un aparcamiento para bicicletas y plazas públicas. 

La torre forma parte de un conjunto de uso mixto que también incluye un bloque adyacente diseñado por el estudio local MVSA, igualmente cubierto de vegetación.
Conjunto de torres Milan Hofmans

En la séptima planta, un puente ajardinado une las dos torres, ofreciendo zonas de restauración y jardines panorámicos con vistas a la ciudad.

“Después del Bosque Vertical Trudo, el Bosque Vertical Wonderwoods es el primer ‘Bosco Verticale’ de los Países Bajos que alberga funciones públicas y está abierto a todos los ciudadanos, con el objetivo de que esta nueva tipología arquitectónica se integre cada vez más en el tejido urbano y sea accesible para todos”, explican desde el estudio.

El diseño escalonado de los balcones garantiza que cada vivienda reciba luz natural abundante y disponga de su propio espacio verde, con árboles y plantas cuidadosamente distribuidos. De este modo, cada apartamento se convierte en una pequeña casa en el bosque, suspendida sobre la ciudad.

La gestión vegetal se apoya en un sistema tecnológico de sensores y riego automatizado, capaz de controlar el suministro de agua.
Riego automatizado Milan Hofmans

Una arquitectura viva

El rascacielos de Utrecht es el último capítulo de una serie que comenzó con el icónico Bosco Verticale de Milán (2014), una obra que transformó la manera de pensar los edificios residenciales. Al igual que sus predecesores, el Wonderwoods combina estructura de acero y hormigón con elementos prefabricados que facilitan el montaje de los balcones.

El diseño escalonado de los balcones garantiza que cada vivienda reciba luz natural abundante y disponga de su propio espacio verde
Balcones escalonados Milan Hofmans

Los acabados en hormigón blanco y terrazo se complementan con paneles de madera oscura en la parte inferior de cada terraza, que además sirven como soporte para zonas de nidificación de aves y pequeños “hoteles” para insectos.

“Se trata de un auténtico ecosistema urbano, un refugio para la biodiversidad de las especies vivas y, en particular, de las aves que pueblan los cielos holandeses y encuentran cobijo en los agujeros circulares creados específicamente en las fachadas”, subrayan en el estudio.

“El edificio es una arquitectura viva con fachadas que cambian en la composición del color y el tamaño del follaje. El aspecto de las fachadas varía según las estaciones, la incidencia de la luz solar y el crecimiento de las plantas”, afirma el estudio.

El edificio es una arquitectura viva con fachadas que cambian en la composición del color y el tamaño del follaje.
Fachadas vivas y cambiantes Milan Hofmans

El resultado es una fachada cambiante, que evoluciona a lo largo del año como un organismo vivo. En primavera, el edificio se tiñe de tonos verdes brillantes; en otoño, adquiere una gama de amarillos y ocres que lo transforman en un espectáculo visual sobre el skyline de Utrecht.

La gestión de esta compleja infraestructura vegetal se apoya en un sistema tecnológico de sensores y riego automatizado, capaz de controlar el suministro de agua y programar las “intervenciones de poda” necesarias para mantener la salud de las plantas. Debajo del edificio, un sistema de recogida y reutilización del agua de lluvia permite optimizar los recursos hídricos.

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