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La minicasa de la ONU que genera su propia energía (y además es barata de mantener)
Foto: Universidad de Yale

Una pequeña casa de 22 m2 que funciona exclusivamente con los recursos naturales que le brinda el entorno: el sol, el agua de lluvia, las corrientes de aire o la propia vegetación de sus muros. El Centro de Ecosistemas de Arquitectura (CEA) de la Universidad de Yale y el programa ONU-Habitat han dado a conocer recientemente al mundo ese prototipo de vivienda sostenible que obtiene energía de fuentes renovables.

El CEA es un proyecto de investigación multidisciplinar de la Universidad de Yale que busca desarrollar sistemas de construcción transformadores, que respeten la biodiversidad del entorno, con un enfoque que integra la energía limpia, el agua, el aire y los ciclos de vida de los materiales.

Así, se unieron con Gray Organschi Architecture para diseñar, fabricar e instalar un Módulo de Vida Ecológica que cumpliera todos estos requisitos en Nueva York. El resultado es esta vivienda con capacidad para cuatro personas que ha sido construida principalmente a partir de materiales renovables de origen local y bioenergéticos, dotando a esta minicasa de una estructura eficiente y multifuncional.

El módulo está diseñado para funcionar de forma autosuficiente: dentro de los distintos sistemas integrados en la vivienda para generar energía, existe un 1% de materiales tóxicos semiconductores, correspondientes al sistema fotovoltaico ubicado en el techo. Esos son los únicos materiales de la casa que podrían considerarse no respetuosos con el medio ambiente, ya que el resto está formado por sistemas sostenibles que ayudan a los inquilinos a generar y ahorrar energía de forma autosuficiente.

La minicasa de la ONU que genera su propia energía (y además es barata de mantener)
Foto: Gray Organschi Architecture

El techo solar capta luz solar y la convierte en electricidad para alimentar los electrodomésticos y el sistema de iluminación de la casa, así como para el almacenamiento de energía o la calefacción pasiva. Además, cuenta con un sistema de recolección de agua del entorno, que se vale del agua de lluvia y hasta de la propia humedad del ambiente para generar agua potable.

Esta casa cuenta también con una pared verde interior diseñada para purificar el aire, y una pared exterior que actúa como base para el microcultivo. La propia forma de la vivienda favorece un sistema de ventilación pasiva que ayuda a climatizar la casa sin necesidad de usar aire acondicionado.

La minicasa de la ONU que genera su propia energía (y además es barata de mantener)
Foto: ONU Medio Ambiente

En definitiva, todos los elementos y sistemas de la casa trabajan de forma conjunta para garantizar que esta pequeña vivienda produce más energía de la que consume. Esto no solo lo convierte en un hogar totalmente sostenible con el medio ambiente, sino también con el bolsillo, ya que permite reducir todas las facturas que hoy asfixian la economía familiar. “La arquitectura debe abordar el desafío global de la vivienda mediante la integración de los avances científicos y técnicos en energía, agua y sistemas de materiales, mientras permanece sensible a las aspiraciones culturales y estéticas de diferentes regiones”, explica Deborah Berke, decana de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Yale.

La minicasa de la ONU que genera su propia energía (y además es barata de mantener)
Foto: ONU Medio Ambiente

Lo cierto es que este módulo, ubicado en la Plaza de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York, contiene características relevantes para el clima local y el contexto social de la ciudad. Más adelante, el proyecto de ONU-Habitat pretende presentar futuras versiones del mismo módulo, pero en distintos enclaves, respondiendo específicamente a los contextos climáticos y culturales de distintas ubicaciones del mundo. La idea es que en un futuro el Módulo de Vida Ecológica viaje a Kenia, donde se ubica la sede central de ONU Medio Ambiente.

Hacia un urbanismo global y sostenible

Alrededor de 1.000 millones de personas en todo el mundo viven actualmente en asentamientos informales, mientras que otros tantos millones más viven en edificios que no son amigables con el medio ambiente. La rápida urbanización y el crecimiento económico de los últimos años ha impedido que las comunidades se expandan de forma sostenible, un reto por el que nace ONU-Habitat.

La Organización de Naciones Unidas se percató que en muchos lugares del mundo se podía observar el impacto de este crecimiento urbanístico descontrolado, por lo que se embarcaron en un proyecto que pudiese enfrentar de forma sostenible el desafío que supone que en 2030 seis de cada 10 personas vayan a vivir en áreas urbanas.

La minicasa de la ONU que genera su propia energía (y además es barata de mantener)
Foto: ONU Medio Ambiente

“Claramente el mundo necesita más viviendas para una población que no deja de crecer. La eficiencia de todas esas construcciones será la clave”, asegura Erik Solheim, director ejecutivo de ONU Medio Ambiente. “El sector residencial utiliza el 40% de los recursos totales de todo el planeta y es responsable de más de un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Por lo tanto, hacer viviendas más eficientes beneficiará a todos y reducirá los gastos de las familias. Innovaciones como el Módulo de Vida Ecológica es lo que más necesitamos”.

La minicasa de la ONU que genera su propia energía (y además es barata de mantener)
Foto: ONU Medio Ambiente

El objetivo de este programa de la ONU es así trabajar por un futuro urbano mejor, promoviendo el desarrollo de asentamientos humanos desde un punto de vista sostenible tanto en lo social como en lo medioambiental.

 “El uso de materiales de construcción adecuados, una mejor planificación y mejores técnicas de construcción pueden hacer que el uso de energía en los edificios sea más eficiente. Si se adopta ampliamente, esta práctica puede crear empleos y prosperidad con menores emisiones de gases invernadero”, explicó Maimunah Mohd Sharif, directora ejecutiva de ONU-Habitat.

El próximo destino de esta pequeña casa autosuficiente y verde será San Francisco, donde viajará para continuar con la misión del proyecto: generar debate en distintas comunidades del mundo y lograr reunir a expertos en medioambiente, arquitectura, urbanismo e ingeniería para planificar un futuro urbano tan asequible como sostenible.

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