La elevada inflación erosionó el poder adquisitivo de la población española, lo que se notó especialmente en el sector de la vivienda debido a la fuerte subida de los tipos hipotecarios. A pesar de esto, los precios de la vivienda siguieron subiendo con fuerza el año pasado, aunque ya han tocado techo, según el último informe de ING, “Perspectivas económicas para 2023”, que analiza la evolución de los principales indicadores y sectores económicos.
En el tercer trimestre, el crecimiento de los precios se ralentizó hasta el 7,6%, frente al 8% del trimestre anterior. En consecuencia, el crecimiento medio de los precios en 2022 ha sido de alrededor del 7,8%, es decir, solo ligeramente por debajo de la inflación, según la entidad financiera. El impacto de la subida de los tipos de interés continuará este año, lo que enfriará aún más el mercado inmobiliario. Para el conjunto de 2023, ING prevé que los precios de la vivienda suban en torno al 1%. Sin embargo, el enfriamiento será muy gradual, ya que la demanda seguirá creciendo por encima de la oferta.
El número de transacciones en octubre fue todavía un 11% superior al de octubre de 2021, que ya fue un año excepcionalmente fuerte en términos de transacciones. Los precios de la vivienda en España han subido menos rápidamente que en la mayoría de los países europeos, lo que también hace menos probable una corrección severa.
La economía española se enfrió bruscamente en la segunda mitad del año pasado. "Aunque la gran caída de los precios de la energía y el enfriamiento de la inflación han generado un optimismo cauteloso entre las empresas y los hogares, esperamos que la recuperación sea muy lenta este año", aseveran desde ING. El banco también pronostica un endurecimiento de las condiciones financieras en 2023. El Banco Central Europeo anunció en la última reunión de política en diciembre que las tasas de interés aún deben subir significativamente, y seguirán más aumentos de tasas de 50 puntos básicos. La tasa de depósito del BCE ahora se ubica en 2%, el nivel considerado neutral donde la economía no se estimula ni se restringe. Por lo tanto, aumentos adicionales de las tasas de interés sin duda frenarán la actividad económica en 2023.
El consumo también permanecerá bajo presión, ya que las presiones inflacionarias erosionarán aún más el poder adquisitivo en 2023, según las previsiones de ING. Los hogares también se muestran muy cautelosos a la hora de aprovechar los ahorros acumulados durante la pandemia de covid-19 para mantener el consumo. La actual crisis energética está provocando más ahorros preventivos y, además, el valor de estos ahorros ya se ha visto erosionado por los fuertes aumentos de precios. "Además, la subida de los tipos hipotecarios restará un mordisco extra al presupuesto de los prestatarios españoles con tipos de interés variables, que son la mayoría en España. Por otro lado, el ajustado mercado laboral apoyará el consumo", explican.
Para 2023, la entidad proyecta una inflación promedio de 3.7%. "Aunque la inflación general caerá aún más gracias a estos efectos de base favorables para la energía, el ritmo de aumento de los precios de los alimentos tardará algo más en moderarse y la inflación subyacente retomará una trayectoria descendente", explican. También apuntan que la inflación de los alimentos alcanzó un nuevo máximo histórico del 15,7 % interanual en diciembre y es probable que la repercusión de los mayores costes laborales y energéticos en los precios finales de los alimentos continúe en 2023. "El precio tope del gas ibérico también expira a finales de mayo, lo que significa que las centrales eléctricas a gas tendrán que pagar más por su gas nuevamente. Esto también presionará al alza la tasa de inflación", finalizan.
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