El problema del acceso a la vivienda por parte de los jóvenes no se está dando solo en España: es común en los países mediterráneos. Así lo pone de manifiesto un estudio publicado por el Centro de Política Económica de Esade y la fundación Friedrich Naumann.
El estudio recuerda que "el tránsito a la vida adulta para las generaciones nacidas entre 1980 y 2005 ha estado marcado por múltiples crisis económicas y sociales, afectando especialmente a jóvenes en el sur de Europa y, por regla general, el arco mediterráneo". Y analiza cómo está el panorama actual en España, Italia, Portugal, Líbano, Marruecos, Túnez y Jordania en base a una encuesta a jóvenes de entre 18 y 34 años de edad.
Entre sus principales conclusiones están que este colectivo se emancipa tarde, que dispone de unos recursos limitados y tiene poca capacidad de ahorro y que necesita la ayuda de su entorno para comprar una vivienda.
En España, según el documento, una mayoría de jóvenes pasa a estar independizada alrededor de los 28 años, aunque un 26,5% de las personas de hasta 35 años todavía vive con sus padres. Dicho porcentaje supera al que registra Portugal (23%), aunque está por debajo del de Italia (29,5%) o de Túnez (casi un 50%).
Esta emancipación tardía se debe principalmente a la falta de ingresos en España (66%), aunque también en Portugal (62%) e Italia (61%), mientras que en los demás países el factor económico cae a un segundo plano y se sitúa como máximo en el 40% de los casos.
Un ejemplo de esa falta de recursos para vivir fuera del hogar familiar es la dificultad más de la mitad de los jóvenes para cubrir sus gastos básicos (en el caso de España, un 58%), así como para ahorrar a largo plazo (48%).
"En España, solo el 30% de los jóvenes se considera capaz de afrontar emergencias económicas, mientras que el 40% enfrenta dificultades para ahorrar a corto plazo", afirma el estudio. Y recalca que "la falta de capacidad de ahorros parece vincular la no emancipación con la incapacidad para la compra de vivienda, especialmente en los países europeos: alrededor de 6 de cada 10 jóvenes no independizados en España, Italia o Portugal le da a este factor una importancia alta o muy alta para permanecer en la residencia familiar".
Compra tardía y con ayuda familiar
De hecho, España es el país que registra la edad de compra de vivienda más alta de los países analizados: el promedio se sitúa en 25,3 años, teniendo en cuenta que pocos jóvenes consiguen acceder a un inmueble en propiedad.
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Además, de los pocos jóvenes que consiguen convertirse en propietarios, la mayoría han podido comprarse la casa han necesitado la ayuda financiera de sus padres u otro familiar, con un 64,6% de los encuestados, por encima de los porcentajes de Portugal (58,1%) o Italia (59,8%).
Pocas opciones para emanciparse a corto plazo
La encuesta revela unas perspectivas negativas a corto plazo. "El horizonte de emanciparse no aparece próximo. Si preguntamos a los jóvenes que probabilidad creen que hay de que se independicen en los siguientes dos años, sus expectativas no son halagüeñas. La percepción extendida es que más jóvenes ven esta probabilidad como baja o muy baja, en lugar de alta o muy alta, habiendo un grupo que no termina de ver una probabilidad clara. En España un 39% cree que la posibilidad de que se independicen en los próximos dos años es baja o muy baja, mientras que un 31% cree que la probabilidad es alta o muy alta", destaca el documento.
Sin embargo, y aunque a corto plazo prevalece el pesimismo, las perspectivas mejoran en plazos temporales más largos. "En el horizonte de un año, la mayoría de los jóvenes (66,8%) perciben una probabilidad baja o muy baja de emanciparse. Esta cifra contrasta notablemente con el reducido 15,1% que ve como alta esa posibilidad. Estas cifras indican las dificultades inmediatas que enfrentan los jóvenes para lograr independencia, ya sea por motivos económicos, laborales o de otro tipo. Si bien las perspectivas a dos años no muestran un cambio sustancial, al extender el horizonte a cinco años, más de la mitad de los jóvenes (un poco más del 50%) cree que es probable que estén emancipados. Al mirar una década en el futuro, las esperanzas aumentan: un 71,7% de los jóvenes cree que estará emancipado a los diez años. Esta visión puede estar influida por la idea de que, con el tiempo, y con la adquisición de experiencia y formación, se abrirán más puertas y oportunidades", afirma el texto.
De hecho, España es el país donde los jóvenes ven más probable comprarse una vivienda en la próxima década. En este sentido, el estudio aclara que "solo una minoría considera que es poco o nada probable que pueda comprar una vivienda en la próxima década, el 10,6% en el caso de España, subrayando el desacople que existe entre las perspectivas de corto y las de largo plazo".
Medidas para mejorar el acceso a la vivienda
El documento defiende la importancia de reforzar la educación, fortalecer la competitividad del sistema universitario o fortalecer la Formación Profesional, así como de poner en marcha ayudas económicas concretas destinadas a los hogares de bajos ingresos.
En el caso concreto del acceso a la vivienda, el estudio del 'think tank' y la fundación se centran en unas medidas muy concretas. Y una de ellas es aumentar el presupuesto público para invertir en vivienda. "Los gobiernos deberían destinar mayores presupuestos para el desarrollo de viviendas y agilizar el proceso de aprobación. Al incrementar directamente la oferta de viviendas públicas, especialmente para segmentos de ingresos bajos y medios, se puede mejorar la disponibilidad y rebajar la presión sobre la oferta".
Por otro lado, también hace hincapié en la necesidad de ofrecer incentivos al sector privado "para proyectos de vivienda asequible y simplificar el proceso de licencias puede impulsar el desarrollo de viviendas por parte de entidades privadas, aprovechando la eficiencia y escala del sector privado. Aquí, fortalecer las asociaciones público-privadas pueden resultar en proyectos de vivienda de mayor envergadura que atiendan a un público más amplio. Establecer marcos claros para estas asociaciones, garantizando transparencia y beneficios mutuos, puede impulsar un aumento significativo en la oferta de viviendas".
En sus últimas líneas, el documento hace un llamamiento a la clase política y a la sociedad en su conjunto para solucionar los retos de este colectivo y concluye que "los jóvenes representan el futuro del país, pero las políticas no siempre les representan a ellos. Conseguir integrar los intereses de los jóvenes y sus preferencias en la agenda política es la mejor inversión que podemos hacer para establecer los pilares de una sociedad cohesionada el día de mañana. Una inversión en progreso y también en estabilidad. Corregir las desigualdades y las dificultades que truncan su acceso a las oportunidades será la apuesta con mayor rédito potencial de todas las que podemos hacer".
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