La Comunidad Habitacional es una iniciativa que ha llamado la atención internacional por su capacidad para replantear cómo se organiza el espacio interior y cómo se fomentan las relaciones entre vecinos
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La Comunidad Habitacional, diseñada por Cierto Estudio, forma parte del gran desarrollo residencial de Illa Glòries, en el Distrio 22@ de Barcelona.
La Comunidad Habitacional Jose Hevia

Las viviendas sociales siempre han sido ese refugio donde los arquitectos han podido experimentar en formas, materiales y principios, poniendo a prueba nuevas maneras de habitar, modelos de convivencia y soluciones que han buscado responder a los retos de accesibilidad, equidad y cohesión social de cada momento.

En ciudades como Barcelona, con una fuerte presión urbanística y una demanda creciente de vivienda asequible, los proyectos públicos se han ido adaptando hacia propuestas que ya no solo se limitan a ofrecer un techo, sino que plantean nuevas dinámicas domésticas y comunitarias.

Dentro de esta realidad surge La Comunidad Habitacional, una iniciativa que ha llamado la atención a nivel internacional por su capacidad para replantear cómo se organiza el espacio interior y cómo se fomentan las relaciones entre vecinos.

El edificio cuenta con una superficie total de 8.700 metros cuadrados y una configuración en U donde se ubican 51 apartamentos.
Edificio con forma de U Jose Hevia

Habitaciones sin jerarquías

El proyecto es obra del estudio barcelonés Cierto Estudio y forma parte del gran desarrollo residencial de Illa Glòries, en el 22@, uno de los principales distritos de renovación urbana de la ciudad.

Con una superficie total de 8.700 m2 y una configuración en U, el edificio propone una tipología radicalmente distinta a la vivienda tradicional. La planta baja combina estructura de hormigón y cerramientos de ladrillo para alojar comercios, zonas de estancia para niños y espacios pensados para personas mayores.

El patio funciona como un refugio climático donde los vecinos pueden reunirse, conversar o simplemente descansar bajo la sombra.
Patio Jose Hevia

Sin embargo, es en los niveles superiores donde reside la verdadera innovación. Los 51 apartamentos se conciben como plantas cuadradas perfectamente simétricas, sin jerarquías internas ni habitaciones predeterminadas. Cada vivienda se divide en cuatro estancias idénticas, de uso flexible, que pueden funcionar como dormitorio, estudio, salón o comedor según las necesidades del residente. 

“La ambigüedad y la equivalencia de las habitaciones permiten que se desarrollen diferentes funciones dentro del mismo espacio”, señala el estudio.

En el cuadrante sur, una de las piezas se amplía para integrar la cocina y conectar con las terrazas comunes.
Cocina Marta Vidal

En el cuadrante sur, una de las piezas se amplía para integrar la cocina y conectar con las terrazas comunes. El núcleo cuadrado central está destinado al baño; este espacio, girado 45 grados, actúa como elemento organizador, generando divisiones naturales que refuerzan la versatilidad del conjunto.

La intención del estudio es explícita: “al integrar la cocina, el baño y la zona de lavandería en el tejido social tanto del hogar como de la comunidad, el diseño desafía los roles de género tradicionales y fomenta la participación compartida en las responsabilidades domésticas”.

Cada vivienda se divide en cuatro estancias idénticas, de uso flexible, que pueden funcionar como dormitorio, estudio, salón o comedor según las necesidades del residente.
Estancias idénticas Jose Hevia

La convivencia desde el diseño

Pero más allá de las viviendas, el proyecto está cuidadosamente articulado para potenciar la vida comunitaria. Cada apartamento cuenta con balcones proyectados en ángulo hacia el norte, lo que genera movimiento en la fachada y ofrece pequeños espacios de uso exterior.

A todo ello se suman amplias terrazas colectivas con toldos rojos y carpinterías, también en rojo, que contrastan con el verde pálido del revestimiento principal. Con estos elementos se busca “promover un sentido de comunidad” debido a que se abren hacia el gran patio semipúblico que articula la finca.

Este patio, uno de los espacios centrales del extremo suroeste de Illa Glòries, funciona como un refugio climático donde los vecinos pueden reunirse, conversar o simplemente descansar bajo la sombra. “Al acercarse desde la calle, los residentes entran en un espacioso patio verde, un refugio climático donde los vecinos comparten el ocio y el cuidado”, explica el estudio.

Las pasarelas exteriores también desempeñan un papel social fundamental, puesto que actúan como balcones colectivos.
Pasarelas Marta Vidal

Las pasarelas exteriores que conectan las viviendas con la azotea, la cual está diseñada como un jardín accesible, también desempeñan un papel social fundamental, puesto que actúan como balcones colectivos, sirviendo como zonas de encuentro, pero preservando la privacidad gracias a los retranqueos.

En los espacios comunes se mantiene la misma paleta cromática del exterior, donde el verde pálido se combina con azulejos verdes y terracota. Por el contrario, en el interior, la neutralidad domina con el uso de paredes blancas, madera clara y pavimentos cerámicos que realzan la geometría de las plantas cuadradas.

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