
El Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido las previsiones del mercado y ha frenado la racha de subidas de tipos. Tras aplicar 10 incrementos consecutivos desde verano de 2022 para aplacar la escalada de la inflación, el Consejo de Gobierno de la máxima autoridad monetaria en la eurozona ha decidido mantener el precio del dinero en el 4,5%, en máximos desde 2001, mientras que ha dejado la tasa de depósito en el 4% y la de la facilidad de préstamo, en el 4,75%.
El consenso daba una probabilidad de apenas un 15% a un nuevo repunte de los tipos de interés, ante la moderación de la inflación, las señales de ralentización económica y un endurecimiento de las condiciones financieras superior al que estaba previsto. Además, será en la reunión del próximo 14 de diciembre cuando el organismo capitaneado por Christine Lagarde actualice sus previsiones macroeconómicas, que son vitales en sus decisiones.
A pesar de que este movimiento estaba descontado, los expertos no descartan que en los próximos meses pueda haber alguna subida adicional de los tipos de interés, aplazan las primeras bajadas al menos hasta julio de 2024 y alertan de que de momento no habrá tregua en las hipotecas: ni se espera una mejora de las condiciones actuales que ofrecen los bancos ni una bajada significativa del euríbor.
Por qué el BCE ha dejado de subir los tipos de interés
En los últimos días se han conocido varios datos que justifican una pausa en las subidas de tipos. Uno de ellos es la moderación de la inflación en la eurozona. Según los datos de la oficina de estadísticas comunitaria, Eurostat, la inflación en la región de la moneda común se situó en el 4,3% en septiembre, tras caer nueve décimas en un mes, y marcó su tasa más baja en casi dos años. También se moderó la tasa de inflación subyacente, que se quedó en el 4,5%, su nivel más bajo desde agosto de 2022.
Por otro lado, también hay señales de ralentización económica en la zona de la moneda común y recordemos que lo que está intentando el BCE es garantizar la estabilidad de los precios sin que ello provoque una recesión económica. Uno de los datos clave ha sido el deterioro que ha registrado la actividad del sector privado de la zona euro durante octubre. Según los datos de S&P Global y Hamburg Commercial Bank, el índice compuesto de gerentes de compra (PMI) ha caído hasta los 46,5 puntos, frente a los 47,2 puntos de septiembre, lo que representa su nivel más bajo en 35 meses y deja abierta la puerta a una recesión en la región en la segunda mitad de 2023.
A ello se han sumado las previsiones del Bundesbank, que apunta a una contracción de la economía alemana, la mayor de Europa, en el tercer trimestre del año. En su último boletín mensual, el banco central germano alerta del debilitamiento de la demanda exterior, del consumo doméstico y de la inversión por el impacto del encarecimiento de los costes de financiación, y afirma que Alemania, que logró esquivar la recesión por la mínima en primavera, tras estancarse después de dos trimestres consecutivos de caídas, podría haber registrado una nueva contracción en verano. Por tanto, y si se cumplen las sospechas del Bundesbank, la economía germana se habría contraído en tres de los últimos cuatro trimestres y se habría estancado en el otro.
Otro de los datos que, según el mercado, justifica la decisión del BCE de mantener los tipos de interés en el 4,5% en octubre es el endurecimiento de las condiciones de financiación, que está siendo superior a lo previsto. Según una encuesta que ha elaborado el propio banco central entre más de un centenar de entidades de la eurozona, el sector financiero volvió a endurecer sus estándares crediticios durante el tercer trimestre y lo hizo de una manera mayor de la esperada en todas las categorías de préstamos, lo que volvió a pesar en la demanda de crédito de empresas y hogares, incluyendo en este último caso tanto hipotecas como préstamos al consumo.
Por último, destacan las declaraciones que realizó recientemente el vicepresidente del BCE, el español Luis de Guindos, que reconoció a mediados de mes que la estabilidad financiera de la eurozona es "frágil", pues el sector bancario aún está en proceso de adaptación a las consecuencias derivadas de una política de endurecimiento monetario acometida a un "ritmo sin precedentes". Y también, los mensajes que están lanzando diferentes voces de la autoridad monetaria sobre la necesidad de que los países del euro retomen la consolidación fiscal, el estallido de los conflictos geopolíticos en Oriente Medio o el hecho de que las subidas de tipos de interés tardan un tiempo en trasladarse a la economía.
No se descartan más subidas de tipos
Muchos expertos creen que los tipos de interés han tocado techo en la eurozona, aunque también hay quienes no descartan que pueda haber algún repunte adicional en los próximos meses. Entre otras cosas, porque los precios están creciendo todavía el doble de rápido respecto al nivel de equilibrio para el BCE (en torno al 2%) y por la presión de los precios de energía sobre la inflación.

El economista Miguel Córdoba es una de las voces que alerta de que "la inflación dista mucho de estar dominada” y de que las potenciales subidas del petróleo o el gas podrían presionar la inflación próximamente. Además, recuerda que todavía tenemos un ‘gap’ de un punto con Estados Unidos en cuanto a los tipos de interés (4,5% en la eurozona frente a la horquilla 5,25%-5,5% en la primera potencia mundial), “lo que hace que todas las compras de hidrocarburos que hacemos nos cuesten más caras al estar el dólar muy fuerte. No veo ningún motivo para que se demoren las subidas de tipos de interés", insiste.
En esa misma línea, Julián Salcedo, presidente del Foro de Economistas Inmobiliarios, tampoco descarta que pueda haber algún incremento adicional. “Mientras no se consiga doblegar la inflación y que se sitúe al menos por debajo del 4%, el BCE tendrá que seguir aplicando una política monetaria de subidas de tipos de interés. No tenemos otro mecanismo (que funcione a corto plazo) para luchar contra la inflación, aún a riesgo de contraer la economía", recalca.
Franck Dixmier, director de inversiones global de Renta Fija de Allianz Global Investors, también opina que el BCE aún no ha alcanzado el nivel final de su ciclo de subidas de tipos, y cree que los mercados aún no han descontado el riesgo de nuevas alzas y cualquier reajuste de las expectativas alimentará la volatilidad de los bonos. No obstante, sí que apostaba por una pausa en esta reunión, dados "los datos macroeconómicos recientes y un contexto de mayores tensiones geopolíticas”.
Peter Goves, responsable de análisis de deuda soberana de mercados desarrollados de MFS Investment Management, tampoco descarta que el BCE mantenga un ciclo de endurecimiento dada la relativa fortaleza del mercado laboral y la reciente subida de los precios de la energía.
El equipo de análisis de Bankinter se suma a esta opinión y deja abierta la puerta a alguna subida de tipos adicional, sobre todo si la inflación se estanca o retoma la senda alcista. Según detalla en su último informe de estrategia, “no es 100% descartable que alguno de los principales bancos centrales aún aplique alguna otra subida, pero se trataría de una especie de “afinado final”, probablemente de sólo 25 puntos básicos y sucedería únicamente en caso de que el petróleo impidiera que la inflación siguiera retrocediendo”. El documento da una probabilidad cercana al 30% a que la Reserva Federal de EEUU y el BCE vuelvan a subir tipos en 2023, “aunque esto dependerá más bien del petróleo en el caso europeo y de la fortaleza del ciclo en el caso americano”.
Para Manuel Romera, director del sector financiero en IE Business School, “el planteamiento de las posibles subidas de tipos de interés en el futuro están entre comillas limitadas, porque si suben más los tipos de interés, terminarán cargándose la economía. Es verdad que no se puede empujar y tirar a la vez, pero puedes hacer un equilibrio. Es decir, no podemos hacer una política monetaria demasiado restrictiva, subir los tipos de interés demasiado y que la gente verdaderamente empiece a tener una imposibilidad de pago y que eso genere una falta de confianza y con ello una recesión. Deberían de seguir subiendo los tipos porque la inflación no está controlada, pero no creo que suban mucho más. Dicho esto, tampoco sé cómo va a reaccionar la inflación. Ahora mismo hay una grandísima duda en el ambiente”, explica Romera.
Por su parte, Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas, recuerda que los propios bancos centrales “han reconocido que es muy difícil calibrar cuánto tiempo tardan en hacer efecto sus decisiones y el impacto final de las mismas, por lo que hay que ser prudente en no quedarse corto y en no pasarse". No obstante, su previsión es que no haya más movimientos en lo que queda de año, siempre que la inflación mantenga una tendencia a la baja.
Ronald Temple, estratega jefe de mercados de la gestora Lazard, también cree que “el BCE probablemente pueda detener el ciclo alcista de los tipos tras subirlos 450 puntos básicos hasta la fecha”, ante el riesgo de recesión económica en la eurozona y al “efecto más rápido y significativo del endurecimiento de la política monetaria en los consumidores a través de las hipotecas a tipo variable y la dependencia de las empresas de los bancos para financiarse a tipos variables”.

¿Cuándo empezará a bajar el tipo de interés?
En la rueda de prensa posterior a la decisión del Consejo de Gobierno, la propia Lagarde ha incidido en que la inflación podría verse afectada por las nuevas tensiones geopolíticas, que estas suponen un riesgo y que provocan que sea más complicado prever cómo va a evolucionar a medio plazo. Además, ha insistido en que "se espera que la inflación siga siendo demasiado alta durante demasiado tiempo y que las presiones inflacionistas internas continúen siendo intensas", por lo que el organismo se asegurará de que "los tipos de interés oficiales se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario" para cumplir su objetivo de devolver la inflación al entorno del 2%.
Según los expertos, en la práctica el BCE deja entrever que tras el fin de las subidas de tipos habrá unos meses de estabilidad antes de que se produzcan las primeras bajadas. Y que estas se producirán, de acuerdo con las estimaciones actuales, entre julio de 2024 y principios de 2025.
Según la firma de inversión Renta 4, “habrá que seguir vigilando la persistente presión sobre los precios de servicios y alimentos, a la que se suma un contexto energético cada vez más complicado. Todo ello, junto al hecho de que la inflación sigue alejada del objetivo del 2%, que no se espera alcanzar al menos hasta 2025 (o incluso en 2026 si se complica la situación en Oriente Próximo), podría retrasar en el tiempo el inicio de las bajadas de tipos, que se descuenta para julio de 2024”, según el consenso de Reuters. Mientras, la última encuesta que ha realizado Bloomberg las primeras bajadas de tipos por parte del BCE hasta el próximo septiembre; es decir, hasta dentro de casi un año.
Bankinter también cree que el ciclo de bajadas podría retrasarse e insiste en que “lo bueno es que ya hemos llegado al final de las subidas de tipos. Lo no tan bueno, que el mercado se comporta de manera algo ingenua al esperar que los tipos empiecen a bajar enseguida, y eso parece precipitado. Esta es la clave de bóveda”. En su opinión, las bajadas en la eurozona llegarían a finales de 2024 o principios de 2025.
En esa misma línea, el economista Miguel Córdoba insiste en que “hay que asumir tipos de entre el 4% y el 5% de manera temporal para luego ir bajando. Si se consigue que la inflación ceda, nos podríamos estar quietos a la espera de ver lo que hace la Fed. Si los americanos comienzan a bajar los tipos en el primer semestre del año 2024, podríamos empezar la desescalada. Si no, sería un suicidio económico”.
Pero en lo que todavía no parece haber consenso es en el ritmo al que se podrían producir las futuras bajadas de los tipos de interés.
“No creemos que el BCE vaya a ser muy osado bajándolos hasta que no tenga claro que la inflación va hacia su objetivo del 2%, algo que no pensamos que vaya a llegar en los próximos dos años”, reconoce Tomás Riestra, economista senior del servicio de estudios de Banco Santander.
En cambio, el economista Manuel Romera cree que podría ser mucho más rápida de lo esperado a priori si el escenario económico se vuelve muy adverso. “Yo no sé cuándo van a bajar los tipos. Indudablemente, si yo fuese el Banco Central Europeo diría lo que ha dicho, que como mucho para el segundo semestre del año que viene o principios del siguiente, pero si es necesario lo bajarán más rápido. Lo que sí que intuyo es que las primeras bajadas, cuando lleguen, van a ser mucho más rápidas de lo que la gente piensa”, explica.
No mejorarán las condiciones de financiación ni el euríbor
Teniendo en cuenta las opiniones de analistas y economistas, el escenario central es que los tipos de interés podrían subir algo más y que las primeras bajadas no llegarán al menos hasta el próximo verano, siempre y cuando no haya cambios de tendencia en la inflación, no vayan a más los precios de la energía y no empeore la situación geopolítica. Por tanto, de momento no se espera una bajada del euríbor ni una mejora de las condiciones de financiación.
Juan Villén, director general de idealista/hipotecas, explica que “el BCE mantiene el tono de prudencia de reuniones anteriores, siendo consciente de que la inflación sigue muy presente y que el invierno inminente, unido a las incertidumbres geopolíticas, no son precisamente viento de cola para confiar en una bajada progresiva de los precios. Esta postura supondrá seguramente un mantenimiento o incluso un ligero encarecimiento de las hipotecas, en la línea de tipos más altos durante más tiempo, lo cual no es buena noticia para los consumidores, y que seguramente no provocará movimientos significativos en el euríbor".
Según la encuesta bancaria del BCE a la que nos hemos referido unas líneas más arriba, las propias entidades financieras de la eurozona adelantan un empeoramiento de las condiciones financieras y más contracción de la demanda de cara al cuarto trimestre de este año.
En concreto, esperan un nuevo endurecimiento neto, aunque más moderado, de los criterios crediticios para los préstamos a empresas, y unos criterios crediticios prácticamente sin cambios para las hipotecas, mientras que para el crédito al consumo los bancos de la zona euro esperan "un nuevo ajuste neto significativo". Además, los bancos encuestados esperan registrar una nueva caída neta de la demanda en todas las categorías de los préstamos, aunque confían en que sean menos pronunciadas que en el tercer trimestre.
Además de no mejorar ni el acceso ni las condiciones de los préstamos, lo que tampoco se espera es una caída a corto plazo del euríbor. El principal indicador de referencia de la mayoría de las hipotecas en España registra una media mensual provisional en octubre cercana al 4,18%, ligeramente superior al 4,149% de septiembre, por lo que se mantendrá en máximos de 2008 y seguirá encareciendo las cuotas de las hipotecas variables a las que le toque revisión, aunque los incrementos se irán suavizando poco a poco, ya que el recorrido al alza del indicador es cada vez más limitado.
De cara al próximo año, el euríbor podría mantenerse en los niveles actuales o incluso subir ligeramente. Las previsiones de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) sitúan la media anual del euríbor en 2024 en el 4,2%, 25 puntos básicos por encima de lo que estimaba hasta ahora y frente al 3,9% de media de 2023. A finales del año que viene, según diferentes estimaciones, el indicador hipotecario todavía seguirá alrededor del 3,5%.
La lectura positiva, según idealista/hipotecas, es que "la fuerte competencia entre los bancos, unida a la curva de tipos invertida (con tipos más bajos a medio que a corto plazo), hace que existan actualmente opciones de hipotecas a tipo fijo y sobre todo mixto que se sitúan claramente por debajo del 4% que es el nivel actual del euríbor”.
Menos firmas de hipotecas y más amortizaciones anticipadas
Lo que también se espera es que las firmas de nuevas hipotecas sigan cayendo en términos interanuales, que las familias con ahorros sigan realizando amortizaciones anticipadas de los préstamos para ahorrar intereses y que se mantengan los cambios de hipotecas, ya sea a través de novaciones (cambios de condiciones de los préstamos en la misma entidad) o de subrogaciones (que supone el traslado de la hipoteca a otra entidad).

Ese es el escenario que dibuja el responsable de idealista/hipotecas, quien cree que “el volumen de nuevas hipotecas no va a aumentar, como mucho se mantendrá en los niveles de 2023. Seguramente siga habiendo mucha actividad de cambio de banco de las hipotecas existentes, pero las nuevas hipotecas para compra de vivienda no crecerán. Además, unos tipos de interés elevados hacen que los consumidores intenten reducir el importe de la hipoteca, para pagar menos intereses, por lo que el importe medio de hipoteca, y en consecuencia el importe total formalizado, descenderá. A ello se suma que la incertidumbre económica hace que los bancos sean más conservadores a la hora de analizar el crédito, lo que se traduce en menores importes financiados por operación, con un porcentaje de financiación sobre precio de compra más bajo (LTV)”. Actualmente, el LTV se encuentra por debajo del 63%, mínimos desde 2015.
Juan Villén también añade que “si analizamos la cartera hipotecaria por año de formalización, hay un gran peso de las hipotecas concedidas en los años del boom (2004-2008), y estas hipotecas de manera natural cada vez amortizan más capital. Es decir, el importe amortizado de estas hipotecas, sin que cambie nada, será superior en 2024 que en 2023”. Y así sucesivamente.
Por último, el director general de idealista/hipotecas cree que las amortizaciones de capital voluntarias se van a mantener, e incluso que se podrían acelerar, ya que “sigue habiendo un alto nivel de ahorro en las familias y el encarecimiento de las hipotecas lleva a muchos hogares a realizar pagos parciales anticipados”.
Como consecuencia de todo lo anterior, todo apunta a que el ajuste del mercado hipotecario se mantendrá en 2024 e incluso que podría prolongarse hasta 2025.
Las próximas reuniones del BCE
El Consejo de Gobierno del BCE se reúne aproximadamente cada seis semanas. Este es el calendario de las próximas reuniones del ‘cónclave’ del guardián del euro, en las que anunciará sus decisiones sobre los tipos de interés en la eurozona:
- 14 de diciembre de 2023
- 25 de enero de 2024
- 7 de marzo de 2024
- 11 de abril de 2024
- 6 de junio de 2024
- 18 de julio de 2024
- 12 de septiembre de 2024
- 17 de octubre de 2024
- 12 de diciembre de 2024
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