
Diego Moya es un emprendedor que empezó su aventura en el mundo de la salud y el bienestar con un 'Entrenarme', una aplicación para conectar a entrenadores personales con clientes. Tras más de un lustro al frente de la 'startup' la vendió poco antes de la llegada de la pandemia. Precisamente, el confinamiento le sirvió a este empresario para dar forma a Vibex, una empresa con tres 'ramas'. Una es la de inversión, otra una academia para inversores con más de medio millón que buscan rentabilizar más y mejor su patrimonio y una tercera de asesoramiento fiscal para sus clientes. Moya repasa en idealista/news la trayectoria de la compañía.
¿Cómo es vuestra estrategia de inversión inmobiliaria?
Analizamos distintas ciudades y vimos que la periferia de Valencia tenía rentabilidades netas superiores al 7%, mientras en el centro y en Madrid estaban por debajo del 4%. Buscamos rentabilidad pura para construir patrimonio y montamos vehículos de inversión colaborativos que han ido creciendo.
Organizamos eventos con inversores que ya superan las 80 personas y profesionalizamos el proyecto porque muchos querían no solo invertir, sino asesoramiento fiscal y estructural.
Así nació Vibex, un ecosistema que además de buscar rentabilidad genera comunidad e impacto. Empecé a compartirlo en redes sociales y en solo seis meses pasamos de cero a más de 50.000 seguidores, principalmente inversores con intereses avanzados en fiscalidad y planificación patrimonial.
¿Qué servicios ofrecéis en Vibex?
A través de Vibex Academy hacemos diagnósticos de carteras inmobiliarias, detectando problemas como ingresos bajos, gastos excesivos, fiscalidad mal optimizada y financiación inadecuada.
Trabajamos la estructura societaria, planificación fiscal y el plan de inversiones inmobiliarias para crecer el patrimonio de forma real, con mentalidad de crecimiento, no solo conservar capital.
En Vibex Homes compramos edificios completos para reformarlos o alquilarlos, y gestionamos los alquileres directamente, con un enfoque en alquileres asequibles en zonas periféricas que generan impacto social.
¿Solo compráis edificios o también hacéis 'flipping'?
Hacemos ambas cosas. Compramos edificios en ruina y los “sofisticamos”, transformándolos en viviendas bonitas y habitables. Normalmente los alquilamos, pero a veces vendemos para rotar capital, preferentemente a otros inversores.
Usamos deuda para escalar: agregamos valor por reforma y el banco financia sobre el nuevo valor, lo que permite comprar más propiedades y repetir el ciclo.
¿Gestionáis los alquileres vosotros mismos?
Sí, gestionamos directamente y ofrecemos alquileres asequibles en periferias urbanas, con el objetivo de ofrecer viviendas dignas y bien gestionadas a precios razonables.
¿Dónde creéis que se genera más impacto social?
Sin duda aumentando la oferta de vivienda bien gestionada para que el mercado se autorregule y los precios bajen de forma natural. El impacto social de corto plazo con subvenciones perpetúa una mentalidad de escasez.
Nos gustaría crear una fundación que ofrezca acompañamiento real a personas vulnerables, con mentoría, formación e integración, para que en 6 o 12 meses puedan valerse por sí mismas.
Ya estamos avanzando con esa visión en Colombia y Valencia, trabajando con administraciones que combinan vivienda social y programas de reinserción.
¿Y qué planes tenéis para nuevas adquisiciones o promociones?
Estamos evolucionando: pasamos de comprar pisos sueltos a edificios enteros y ahora vamos hacia nueva promoción, trabajando con constructoras y promotoras.
Nos enfocamos en edificios sin licencia de primera ocupación para tramitarla, edificios con licencia pero que necesitan restauración, y pronto en obra nueva.
Por ejemplo, en Medellín nos asociamos con una inmobiliaria líder que desarrolla promociones residenciales y modelos de Senior Living, un segmento que nos interesa mucho.
¿Tenéis presencia internacional? ¿Qué hacéis en Dubái?
Sí, ahora mismo vivo en Dubái, que es un polo brutal de atracción de talento. Hemos considerado Miami, pero la subida de tipos y saturación nos frenaron. Dubái está creciendo mucho gracias a una política agresiva para atraer familias, y muchos europeos y americanos están migrando por la presión fiscal. Analizamos oportunidades en Dubái, Medellín, Ciudad de México y Madrid, buscando ciudades que aún no han tocado techo.
¿Quién puede acceder a Vibex Academy?
No es formación masiva. Pedimos un mínimo de medio millón de euros líquidos para asegurar que aportamos valor a perfiles que ya tienen patrimonio, especialmente inmobiliario. Colaboramos con bancas privadas, pero nos diferenciamos porque priorizamos el crecimiento real del inversor, no la comisión por vender productos.
Trabajamos mucho la estructuración y optimización para que puedan acceder a financiación adecuada, combinando productos bancarios y estrategias de inversión.
¿Os enfocáis solo en vivienda habitual?
Principalmente sí, por tres razones: queremos generar impacto social; hay ventajas fiscales importantes; y nos identificamos más con proyectos residenciales que turísticos.
¿Qué opinas de modelos como student housing o data centers?
Nos interesa el concepto de living, siempre que se enfoque en comunidad real y convivencia, no solo alojamiento compartido.
El Senior Living que desarrollamos en Medellín incluye actividades y un ambiente hogareño, con servicios médicos para quienes los necesitan. Es un modelo que España aún no ha adoptado bien, pero que tendrá gran demanda con el envejecimiento poblacional.
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