La dificultad de acceso a la compra empuja la demanda hacia el arrendamiento · Las rentas más bajas se quedan sin vivienda y aumenta la edad de emancipación
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Casa alquiler
GTRES

Los elevados costes de financiación y exigencias a las que deben hacer frente actualmente los europeos para poder comprar una casa, les empujan al alquiler de viviendas. Un mercado ya saturado previamente, ante una cada vez más mayor falta de oferta.

Los precios de los alquileres se encuentran en máximos en ciudades como Londres, París o Berlín, pero también está afectando a toda Europa, desde Grecia a Estonia. A medida que más compradores de clase media (que antes podían acceder a financiación hipotecaria para comprar) se ven 'obligados' a permanecer en sus viviendas alquiladas, la presión adicional sobre el mercado de arrendamiento ha aumentado los costes para los inquilinos de ingresos más bajos en las ciudades más demandadas.

Esta situación ha llevado a muchas personas a buscar soluciones alternativas como vivir en caravanas o furgonetas, mientras los jóvenes europeos deben esperar cada vez más años para independizarse de la casa de sus padres.

Paul Tostevin, responsable de investigaciones mundial de Savills, ha señalado a los 'responsables' de que los precios de los alquileres continúen subiendo en un momento en el que la enorme demanda choca con una escasez de stock importante. "A la oferta limitada y la fuerte demanda de los inquilinos nacionales, se unen los inquilinos internacionales que se desplazan por trabajo y estudio, y los posibles compradores que han recurrido al mercado de alquiler en medio de altas tipos de interés para tener un techo".

El precio de la vivienda, tanto en venta como en alquiler, en los principales centros de empleo y los puntos turísticos sigue alcanzando nuevos máximos. Pero la escasez de viviendas está dejando a estas áreas incapaces de satisfacer la demanda. "Estas ciudades son víctimas de su propio éxito", ha destacado Yolande Barnes, profesora del Bartlett Real Estate Institute del University College London, lo que supone que la falta de vivienda está aumentando.

El control de precios puede ser contraproducente

Y es que desde la pandemia, con muchos ciudadanos buscando vivir en zonas más verdes o cercanas al mar, estas poblaciones tienen un stock cada vez menor frente a su demanda, como los casos de Rennes o Marsella, en Francia.

Tras el covid-19 y con la guerra en Ucrania, los gobiernos han intentado contener los gastos que deben asumir sus ciudadanos, como el incremento de los alimentos o de los precios de la energía y otros costes importantes, con medidas para rebajar los impuestos o contener los precios, donde también están intentando controlar los precios de las viviendas.

Sin embargo, este intento de los gobiernos de controlar el precio de las viviendas puede llegar a ser contraproducente. Buen ejemplo de esto es Lisboa, que ha experimentado el mayor incremento de los precios de los alquileres en lo que va de 2023 (hasta junio), según datos de Savills, debido, en parte, al anuncio del gobierno luso de aplicar políticas de control de precios, y muchos propietarios han decidido subir los precios de manera preventiva.

La falta de emancipación provocará menos salidas para los jóvenes

La escasez de viviendas asequibles está provocando un proceso de “selección natural” de inquilinos que estaba afectando particularmente a los jóvenes europeos, como ha destacado Sarah Coupechoux, directora para Europa de la fundación Abbé Pierre. "Las personas con menos recursos económicos tienen dificultades para acceder a un alojamiento de buena calidad. Esto incluye a los jóvenes que tienen más probabilidad de tener empleos precarios y sin ingresos estables, especialmente si están estudiando".

La subida de los precios está llevando a aquellos que no pueden permitirse pagar una vivienda, sobre todo en los jóvenes de hasta 29 años, a compartir piso, y a lo que Eurostat define como vivir en viviendas hacinadas, definidas como aquellas casas que no tienen suficientes habitaciones para alojar razonablemente a todos los miembros del hogar.

Otra casuística es que tengan que vivir más tiempo con sus padres. Una situación que se intensificó con la pandemia, cuando muchos jóvenes volvieron con sus familias al no poderse permitir seguir pagando sus alquileres. En países como Irlanda, Portugal y Polonia, la pandemia contribuyó a este 'efecto boomerang'.

Esto puede llevar a un circulo vicioso de reducción de oportunidades laborales, si vivir en sus lugares de origen les obliga a rechazar ciertas oportunidades laborales que podrían permitirles elevar sus ingresos, por lo que perderían opciones para mejorar su economía y tendrían que alargar su estancia.

"Quedarse con tus padres un par de años más significa que tendrás un trabajo peor pagado, será difícil encontrar una familia, será menos probable que estés en pareja, te cases y seas padre”, ha añadido Rodrigo Martínez, profesor asistente de real estate en el University College London. "El efecto dominó va mucho más allá de pasar un par de años más en casa".

Los expertos prevén que el mercado del alquiler mantenga la tensión que está sufriendo hasta ahora, en parte a causa del aumento de los costes de construcción, la presión sobre los precios del alquiler y los elevados costes de financiación, todo ello unido a una falta de stock que cada vez es más preocupante.

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