
El acceso a la vivienda es un motivo de preocupación a nivel mundial, un problema que afecta a familias que viven en países, como España, EEUU, Canadá o Reino Unido. El quid de la cuestión reside en el desequilibrio entre la oferta y la demanda, que está haciendo subir los precios de las viviendas a un ritmo mucho más rápido que el de los salarios. Pero la respuesta debe ser “multidimensional”, sostiene el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El FMI ha declarado una especie de "emergencia global" en el mercado inmobiliario, aunque cada país tiene sus particularidades, hay una cosa que todos tienen en común: el desequilibrio de la oferta y la demanda. “Los salarios y el crecimiento demográfico estimulan la demanda de vivienda y, si la oferta no sigue el mismo ritmo, los precios siguen aumentando”, explica Hites Ahir, investigador principal del FMI, en este artículo.
Uno de los casos más graves es el de Canadá, que tiene 41 millones de habitantes y un déficit de 3,5 millones de viviendas, lo que ha provocado incrementos anuales en los precios de la vivienda de alrededor del 5%. Para intentar resolver esta crisis de oferta de vivienda, las autoridades canadienses ya están acelerando los permisos, liberando terrenos y también lidiando con la falta de trabajadores en la construcción. Aun así, estas casas pueden tardar varios años en construirse, lo que crea un desequilibrio temporal.
Además de la falta de construcción de viviendas, hay otro factor que pesa en la balanza: a la demanda local se ha sumado la demanda internacional. Esto acaba dificultando el acceso de las familias locales al mercado inmobiliario, por lo que muchos gobiernos ya han puesto restricciones a la compra de propiedades por parte de extranjeros, como Nueva Zelanda y Canadá.
En esta misma línea, Portugal ya ha dejado de conceder las denominadas 'golden visa', y en España entrará en vigor en el mes de abril, además de los impuestos de hasta el 100% que el Gobierno quiere instaurar a compradores internacionales.
Para solucionar el problema del acceso a la vivienda es necesario abordar varios puntos. “La respuesta política para ayudar a que los mercados inmobiliarios funcionen mejor también debe ser multidimensional”, resume el investigador del FMI:
- Controlar la disponibilidad de crédito para la vivienda, con medidas micro y macroprudenciales (límite de tasa de esfuerzo, financiamiento mínimo, etc.);
- Regular la compra de viviendas por extranjeros (con recargos o fin de beneficios fiscales);
- Construir más casas y reducir la burocracia.
Por otro lado, “intentar ayudar a los compradores –con políticas orientadas a la demanda, como ratios deuda-ingreso o préstamo-valor, o cambios en las tasas de interés– no funciona”, concluye Hites Ahir.
Para poder comentar debes Acceder con tu cuenta