Un proyecto de reforma puesto en marcha por el arquitecto Ignacio Romera ha convertido Es Castellet, un edificio abandonado construido en 1922, en un ejemplo de eficiencia energética, uso de energías renovables y consumo. Ubicado en Menorca, con su actuación, el estudio pretende dar una nueva vida a esta construcción que albergará oficinas de la Agencia Menorca Reserva de Biosfera.
Durante el desarrollo del proyecto, se ha intervenido en la distribución interior para permitir la entrada de luz natural de sur a norte y configurar espacios más amplios. Con el objetivo de mantener la esencia centenaria de este edificio catalogado, algunos elementos no se han alterado, como las fachadas ni las ventanas. Del mismo modo, se han mantenido todos los materiales originales posibles en fachadas, suelos, forjados de madera y carpinterías interiores y exteriores.
Entre las primeras, se optó por mejorar la envolvente del edificio mediante la colocación de una capa de aislamiento en cámara interior y en cara inferior de forjados de cubierta, evitando el retejado. Se colocaron nuevas ventanas, aunque al tratarse de un elemento protegido, se instalaron otras nuevas en el interior, lo que permite mantener la estética original mejorando las prestaciones. Del mismo modo, se ha apostado por la eliminación de puentes térmicos y un sistema de ventilación mecánica mediante dos unidades de ventilación con recuperador de calor entálpico Zehnder ComfoAir 550, que garantizan la calidad del aire interior y el máximo aprovechamiento de la temperatura.
A pesar de las medidas anteriores, desde el estudio también decidieron implementar otras medidas de carácter activo, ya que “la instalación pasiva para introducir aire atemperado con el sistema de ventilación equilibrada no es por sí sola suficiente para obtener temperaturas de confort en el edificio, excepto en los meses más templados de primavera y verano”. Por ese motivo, se ha optado por instalar un sistema de aerotermia, que obtiene energía del aire mediante una bomba de calor de alta eficiencia.
Otros elementos para garantizar la eficiencia de este edificio lo encontramos en la forma con la que se alimenta la unidad de aerotermia y del recuperador de calor Zehnderse, a través de placas solares fotovoltaicas y de generación minieólica, consiguiendo de esta manera el autoabastecimiento del edificio en lo que a climatización se refiere.
No podemos olvidar otros detalles que redundan en la sostenibilidad del edificio, como la reducción del consumo de agua que se logra a través de inodoros y griferías con perlizadores. La demanda de ACS es baja, únicamente para tres puntos de consumo, de modo que se ha instalado una placa de captación solar y un acumulador de 50 litros. Para minimizar el impacto visual, este panel se ubica en cubierta en uno de los torreones donde pasa desapercibido. Para el inodoro y el riego del jardín, se utiliza el agua que se recoge mediante los aljibes existentes, gracias al uso de una bomba que permite su circulación desde las cubiertas.
Con estas mejoras, se ha conseguido que el edificio haya pasado de la calificación energética F previa a la intervención a la calificación A, lo que supone un avance indudable en relación con los criterios y estándares de eficiencia y sostenibilidad.
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