
Si metemos en una coctelera ingredientes tan variados como la arquitectura tradicional del mundo rural noruego, la obra del arquitecto suizo Rudolf Olgiati y la del pintor romántico noruego Hans Gude, el producto resultante tiene que ser necesariamente interesante. El ejemplo lo encontramos en esta fantástica cabaña que podemos encontrar en Ulvik, un pequeño municipio ubicado en el oeste de Noruega.

Diseñada por Rever & Drage Architects combinaron todas estas influencias en un diseño minimalista y creativo para crear un auténtico hytte noruego, enclavado en un impresionante paisaje natural, alrededor de las ramas noreste del fiordo Hardangerfjord. Un bosque de álamos bordea la estructura junto con una serie de muros de piedra seca que cruzan el volumen o corren junto a él.

La forma y el exterior recuerdan mucho a las construcciones típicas de la región. La fachada exterior destaca por estar revestida de madera cálida y por la silueta tradicional a dos aguas. Sin embargo, aunque recoge estos detalles que se inspiran en la arquitectura vernácula, la cabaña cuenta con una amplia gama de detalles imaginativos que suponen una innovación con respecto a los diseños de la arquitectura tradicional. El lado de la cabaña que da al fiordo cuenta con una cornisa sobre la entrada, así como un alero extendido sobre la ventana superior.
Por ejemplo, podemos encontrar una viga de madera inclinada descansando en un lado de la cabina. En apariencia, su función es la de ofrecer apoyo y dotar de mayor estabilidad la estructura. Este elemento hace referencia a la dirección de los fuertes vientos del sur y la lluvia que azotan el extremo opuesto de la casa, marcado por los arquitectos con un muro blindado. Pero, además, existen otros motivos para la existencia de esta viga inclinada , ya que también sirve como revestimiento para la tubería de drenaje del techo. En el interior, para ofrecer un un elegante contrapunto a la fuerte presencia de la viga de madera en ángulo, se encuentra un arco de hormigón.

Pero el aspecto más destacado de esa bonita cabaña es, precisamente, su capacidad para combinar el encanto rústico de los graneros y la comodidad de un hogar moderno, ya que su espacio interior cuenta con espacios de vida cálidos y confortables, capaces de hacer frente a las temperaturas extremas típicas de la región.

En su diseño, los arquitectos usaron madera clara para revestir paredes, pisos y techos, junto con muebles minimalistas y pocos toques decorativos. Una chimenea se encuentra entre la sala de estar y la cocina, aportando calor adicional durante las noches más frías. En el comedor, el acristalamiento expansivo abre el espacio a increíbles vistas del fiordo y las montañas circundantes.

Otra característica es la existencia de un segundo volumen junto al principal, útil para funciones accesorias como servir para alojar visitas o para almacenaje, también con una silueta a dos aguas. Un tercer elemento que completa el conjunto lo encontramos algo más lejos, más allá de la pequeña carretera rural: una pequeña cabaña de menor tamaño y un muelle para embarcar en pequeños botes con los que dar un paseo.




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