
Alquilar una vivienda en España actualmente es considerado por muchos como un deporte de riesgo, especialmente debido a los dilatados plazos para desalojar a inquilinos morosos o ‘inquiokupas’.
Según comentaba José Ramón Zurdo, abogado especializado en arrendamientos y CEO de la Agencia Negociadora del Alquiler (ANA) en una entrevista en idealista/news, “el 90% de los problemas del alquiler son atribuibles a los arrendadores, quienes no filtran a los potenciales inquilinos de la manera adecuada”. Sin embargo, no solo se cometen fallos en este marco.
Si eres arrendador, sigue leyendo este artículo en el que te mostramos 10 errores que cometen los propietarios de pisos en alquiler y la forma de evitarlos.
- No consultar el fichero de inquilinos morosos
- No contratar un seguro de impago de alquiler
- No redactar un contrato de alquiler adecuado
- No realizar un inventario detallado de la vivienda
- Fijar un precio de alquiler irreal
- Optar por un contrato verbal en lugar de uno escrito
- Desconocer los plazos de preaviso para rescindir el contrato
- Pedir más de la fianza legal
- No definir quién paga qué gastos
- No inscribir en el Registro de la Propiedad el contrato
No consultar el fichero de inquilinos morosos
El primer error es, sin duda, no seleccionar adecuadamente al futuro inquilino. El éxito de un alquiler depende de esto. No tomar medidas de prevención puede desembocar en meses o años de no recibir la renta.
Para ello, lo mejor es consultar el fichero de inquilinos morosos y obtener el historial del candidato, ya que así dispondrás de un informe completo en el que aparecerá si este mantiene deudas con otros arrendadores, así como con otras entidades.
Cómo consultar e inscribir en el fichero de inquilinos morosos.
No contratar un seguro de impago de alquiler
Contratar un seguro de impago de alquiler es sumamente beneficioso para los propietarios, y no hacerlo es un error.
Estos seguros se encargan del proceso de selección del inquilino, eligiendo al que más garantías otorgue. Así, se reduce al mínimo el riesgo de impago y, si deja de pagar, ellos se hacen cargo de las rentas adeudadas. Pero hay más, ya que algunos, como el seguro de alquiler para propietarios de idealista, ofrecen protección en daños materiales y proporcionan defensa jurídica completa.
No redactar un contrato de alquiler adecuado
Otro de los principales errores que comenten los arrendadores es no redactar un contrato de alquiler detallado y actualizado a la última ley. El contrato de arrendamiento es la base de cualquier acuerdo entre propietario e inquilino. No incluir todas las condiciones de manera clara puede llevar a malentendidos y disputas.
Hay que asegurarse de que el contrato cumpla con la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) y que especifique aspectos como el importe del alquiler, la duración del contrato, las responsabilidades de cada uno respecto al mantenimiento, el reparto de gastos y las cláusulas sobre mascotas o subarriendo.
No realizar un inventario detallado de la vivienda
Entregar la vivienda sin un inventario claro y fotográfico del estado del inmueble y sus enseres complicará las reclamaciones y la devolución de la fianza en caso de que haya desperfectos.
Para evitar esto, realiza un informe visual y por escrito que describa cada detalle. Este debe ser firmado por ambas partes antes del inicio del alquiler.
Fijar un precio de alquiler irreal
Un precio por encima del mercado puede desembocar en un piso que no se alquila, mientras que un precio demasiado bajo puede suponer poca o nula rentabilidad. Investiga el mercado en tu zona para establecer un precio competitivo que refleje las características de la vivienda.
Puedes consultar el informe de precios de idealista para saber qué precios se manejan en tu ciudad o distrito.
Optar por un contrato verbal en lugar de uno escrito
Aunque la ley permite formalizar un contrato de alquiler de vivienda mediante un acuerdo verbal, hacerlo implica asumir riesgos. La ausencia de un documento escrito que detalle las condiciones del alquiler deja margen a la interpretación de las partes, que siempre mirarán en beneficio propio. Esto puede derivar en desacuerdos sobre cuestiones esenciales como el pago de la renta o cláusulas específicas.
Desconocer los plazos de preaviso para rescindir el contrato
Rescindir un contrato de alquiler requiere cumplir con los plazos de preaviso establecidos en la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU). Ignorar esta obligación puede llevar a la prórroga o renovación automática del contrato, generando inconvenientes para ambas partes.
Según establece el artículo 10 de la LAU, si al llegar la fecha de vencimiento del contrato o de sus prórrogas, y después de al menos cinco años de duración (o siete si el arrendador es una empresa), ninguna de las partes ha notificado su intención de no renovarlo con la antelación requerida (cuatro meses por parte del arrendador y dos meses por parte del inquilino), el contrato se renovará automáticamente por periodos anuales hasta un máximo de tres años.
Pedir más de la fianza legal
Para los alquileres de vivienda habitual, la ley establece que el inquilino debe pagar una mensualidad en concepto de fianza. Algunos arrendadores cometen el error de pedir más meses, algo que es ilegal.
Sin embargo, pueden exigir otras garantías: un aval o una garantía adicional monetaria, cuyo importe puede ser de hasta dos meses de renta.
No definir quién paga qué gastos
Es fundamental definir, pactar y dejar por escrito quién se encargará de los gastos asociados al alquiler, como la comunidad, el IBI, la tasa de basuras o el mantenimiento.
No inscribir en el Registro de la Propiedad el contrato
La inscripción en el Registro de la Propiedad de un contrato de arrendamiento no es obligatoria, pero sí muy recomendable. No hacerlo puede ser un error, ya que, al registrar el contrato, se agiliza el procedimiento para recuperar el piso en caso de impago de la renta.
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