El reto de la descarbonización exige un enfoque global y tener en cuenta el carbono embebido, relacionado con la fabricación de materiales, su transporte y puesta en obra
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Construcción de edificios en Madrid
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La edificación tiene un gran impacto en las emisiones de carbono y debe formar parte del reto de la UE de alcanzar su descarbonización en 2050, tanto en relación a la obra nueva como a la rehabilitación del parque edificado. Y así se contempla en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y la Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España (ERESEE), buscando descarbonizar los edificios existentes reduciendo su huella operativa vía eficiencia energética y uso de renovables.

Sin embargo, tomando como referencia el proyecto #BuildingLife de Green Building Council España (GBCe), que ha calculado el presupuesto de carbono disponible para España hasta 2050, podríamos llegar a duplicarlo si no se toman medidas adicionales a las establecidas por el PNIEC y por la ERESEE.

Actuando sólo sobre las emisiones de carbono operativas no será suficiente, y deberemos tener un enfoque global, incluyendo el carbono embebido (fabricación de materiales y productos, transporte al solar y puesta en obra, gestión de residuo, derribo). Por ello, en la recientemente aprobada actualización de la Energy Performance of Buildings Directive (EPBD), se define el indicador ‘Potencial de calentamiento global a lo largo de todo el ciclo de vida’ (Life-cycle Global Warming Potential, GWP) de los edificios, con foco por ahora en los de nueva planta.

Se puede lograr una reducción de cuatro veces en la huella total de una vivienda comparando una con calificación G y otra con A (emisiones de 50 años), siendo mínima la huella operacional en calificación A. Profundizando más, a día de hoy, en el que nuestro parque edificado tiene calificaciones energéticas bajas, la importancia de la huella operacional es muy significativa en volumen y peso porcentual (87% en calificación G). Sin embargo, a medida que vayamos mejorando los edificios la huella total será sustancialmente menor, siendo entonces el carbono embebido el protagonista (80% en calificación A). Pero claro, la inversión de carbono en el edificio ya está realizada, y no hay mucho margen de maniobra en su fase de uso.

En los próximos años la obra nueva y las intervenciones de rehabilitación consumirán nuestro presupuesto de carbono disponible hasta 2050, por ello, es ahora cuando debemos repensar juntos, en la fase de diseño, la elección de materiales y sistemas constructivos, pues ya no se prescribirán sólo por sus prestaciones técnicas, sino también se considerará el impacto en la huella de carbono del edificio. Y es una buena noticia el compromiso de hace unas semanas del Gobierno de elaborar un Documento Básico dedicado a la sostenibilidad en la revisión del Código Técnico de la Edificación (CTE) de 2026.

En cuanto se publique la actualización de la EPBD, los países de la UE tendrán dos años para la transposición, por lo que ahora toca ponerse manos a la obra.

Isabel Alonso de Armas es ingeniera de Caminos, Canales y Puertos desde hace más de 20 años, miembro del Consejo General del CICCP y directora de sostenibilidad y desarrollo de negocio en BMI Group, Sur de Europa. Por su trayectoria aportará una visión centrada en la actualización de nuestro parque edificatorio que exige la del propio sector de la construcción.

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