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Temor a la propagación del coronavirus y al efecto inducido por las medidas drásticas que se adopten en cada país, afectando al transporte de mercancías y viajeros. El efecto dominó de estos brotes y de las medidas correspondientes afectarán al turismo, a la industria y a las exportaciones, aunque todavía es pronto para estimar su impacto y su duración.

Los expertos vaticinan un fuerte impacto en el crecimiento de la economía mundial. Lo que es menos predecible es el efecto en el ánimo inversor y sus derivadas en el sector inmobiliario y en el turismo.

En nuestra opinión, el mercado de inversión institucional continuará enfocado a España como uno de sus principales objetivos, pero debemos estar atentos a las derivadas financieras globales de esta crisis y a su traducción en la liquidez, la financiación y la solvencia de operadores e inquilinos.

Adicionalmente a este miedo global, en España generamos nuestros propios temores. Fundamentalmente, por la incertidumbre creada por los globos sonda sobre la modificación de la legislación laboral lanzados desde el Ministerio de Trabajo y los potenciales impactos sobre las cotizaciones a la Seguridad social, la subcontratación y los convenios colectivos. Frente a estos impactos potenciales se corre el riesgo de generar efectos inmediatos en la contratación y el crecimiento del empleo.

Aderecemos todos estos riesgos con el anuncio de medidas de incrementos de la fiscalidad de empresas, productos, trabajo y patrimonio hasta niveles muy preocupantes en un contexto de ralentización económica y riesgos globales, y tendremos un caldo de cultivo nada positivo para los inversores y los generadores de empleo.

Todo este temor es libre y podrá impactar de forma neutra, ojalá, o negativa en nuestra economía y en algunos segmentos del sector inmobiliario, principalmente en el residencial.

La gestión de estos miedos es fundamental tanto para nuestras empresas como para España. Echar más gasolina al incendio es un ejercicio comprensible para los pirómanos profesionales, aunque no es lo que se esperaría de gobernantes razonables.

En estos tiempos de incertidumbre global es más necesario que nunca el sentido común, el consenso y la visión de largo plazo.

El índice del miedo se incrementa y su volatilidad se dispara. Suele alimentarse de la irracionalidad, y es responsabilidad de todos controlarlo.

Mikel Echavarren es CEO de Colliers. Experto en generar opinión desde su visión sagaz del sector inmobiliario. Entusiasta del ladrillo desde hace más de 30 años.

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1 Comentarios:

Cristina
27 Febrero 2020, 14:38

Muy acertada Mikel tu apelación al sentido común institucional. Ójala te lean o te escuchen los responsables.
C.Rubio

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