La plataforma tecnológica Inviertis afirma que la actividad inmobiliaria está creciendo este año pese a la incertidumbre gracias a que muchos compradores aceleraron las operaciones antes de las subidas de tipos y a la rentabilidad estable que ofrecen los inmuebles a los inversores. Calcula que este año la inversión está creciendo a un ritmo de dos dígitos y que el mercado aguantará en 2023 gracias a la elevada liquidez disponible.
Uno de los negocios más comunes y prósperos en España es la vivienda.
En los últimos 10 años se han encadenado multitud de factores que han permitido que los que compraron vivienda entonces hayan tomado una mejor decisión económica que quienes apostaron por el alquiler. Las constantes bajadas de los tipos de interés hasta mínimos históricos han mantenido estables las cuotas de las hipotecas, mientras que las rentas han subido casi un 40%, impulsadas por la creciente demanda de colectivos como los jóvenes y a una oferta de pisos que se ha estancado por la falta de políticas públicas.
Una de las dudas más frecuentes de los inversores es elegir la opción adecuada, en función de factores como su tolerancia al riesgo o la liquidez. Y dos de las alternativas más atractivas del momento en términos de rentabilidad son la compra de vivienda para destinarla al alquiler y la bolsa. ¿Cuál de las dos es mejor? La respuesta no es unidireccional. La clave está en seleccionar activos de máxima calidad con rentabilidades lo más blindadas posible. Repasamos las cifras de mercado y unos consejos prácticos para acertar con la elección.
Como en cualquier inversión, comprar una vivienda para alquilarla después está sujeta al binomio rentabilidad-riesgo. Por regla general, cuanto mayor es el rendimiento que podemos conseguir, mayores son los peligros a los que debemos enfrentarnos. Una buena manera de conocer el nivel de seguridad de la inversión residencial es comparar a qué país se parecen las ciudades en función de su prima de riesgo. Por ejemplo, San Sebastián es un refugio como Alemania, mientras que Palma sería equivalente a Reino Unido y Murcia o Santa Cruz de Tenerife, a Hungría.
En los últimos años el ladrillo se posicionó como una de las inversiones favoritas de los españoles.
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