Reconoce que los materiales tienen gran protagonismo en sus proyectos y le gustan los retos: justo ahora está con una cubierta que es inflable. Todo un reto.
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Lucía Martín (Colaborador de idealista news) ,

Está al frente de uno de los estudios españoles de arquitectura a los que no hay que perder de vista, Ignacio Borrego. Suyos son, por ejemplo, la casa Embarcadero que parece flotar en un pinar del embalse de Entrepeñas o la impactante casa brutalista de Torremocha de Jarama, en Madrid. 

¿Por qué estudió Arquitectura? 

Un motivo que seguramente fue determinante, mis padres eran ambos arquitectos. Me he pasado la infancia con mi hermana viajando por todos sitios y viendo un montón de arquitectos. Luego me parecía que era una carrera más abierta, que mezclaba conocimientos más técnicos que a mí me interesaban mucho con otras cuestiones más humanísticas. 

¿Y qué es lo que más le gusta de su oficio?

Creo que los momentos más emocionantes es ver cómo las obras se van poniendo en pie y van apareciendo y todo lo que sabemos que cuesta se va materializando. 

¿Hay alguna tarea que se le haga más cuesta arriba?

La arquitectura es una carrera de fondo. Hay que hacer muchas cosas por el camino que no son tan entretenidas como diseñar. Hay que preparar memorias, estudiar normativas, hay que modificar proyectos, hay que reducir presupuestos. Pero en el fondo, cuando lo estás haciendo en un proyecto que te apasiona, lo haces sin ningún problema. 

¿En qué proyectos está trabajando ahora mismo?

Varios encargos de particulares, reformas, alguna casa. Estamos haciendo concursos, como siempre. Acabamos de ganar la galería de Arquitectura del Colegio de Arquitectos de Madrid, que espero que se ponga en marcha pronto. Y también estamos haciendo un proyecto bastante atractivo que es cubrir un patio en una escuela de arte, la escuela Tai, al lado de la Puerta de Alcalá. Consiste en cubrir un patio de una forma barata y les propuse hacer una gran burbuja y les pareció una idea muy bonita y estamos desarrollándola. Es un proyecto que me motiva especialmente porque vamos a trabajar con un material nuevo, en casi todos mis proyectos el protagonismo de los materiales es bastante importante y trabajar con algo tan ligero como una superficie inflable me parece un reto.

Uno de sus proyectos más conocidos es la casa en Torremocha

El cliente compró una parcela que era barata porque estaba en pendiente, nadie la quería porque era difícil construir ahí y quería hacer un proyecto lo más barato posible, que era una casa prefabricada. Pero cuando vimos la situación del lugar parecía que la casa prefabricada que iba a estar diseñada para un lugar genérico no iba a funcionar bien. Además de que íbamos a tener que hacer una gran plataforma y una gran superficie horizontal para poder posarla. Entonces le propuse que hiciéramos que el propio movimiento de tierras fuera la casa. Entonces la casa sale del terreno, la cubierta de la casa es la propia pista deportiva y cada una de las plantas es una de las terrazas. El impacto de esas dos plataformas se redujo bastante y entonces la casa está fragmentada: los dormitorios se abren como diferentes ojos hacia distintos sitios del paisaje. El interior está muy aislado porque está dentro de la tierra. En esa planta está la piscina y todas las vistas del horizonte están completamente libres, porque la casa vuela sin ningún pilar y queda como una visera. 

Casa en Torremocha
Casa en Torremocha Javier Orive

Esta vivienda está hecha de hormigón, ¿eligió este material porque es fan del brutalismo?

El hormigón nos iba a ayudar a contener las tierras, es un material estable y duradero para hacer un aterrazado. Pero sin embargo no es tanto hormigón como parece. Esos muros son unos paneles industrializados que tienen la mayor parte de aislamientos. Además, la geometría quebrada de la casa ayuda a que sea mucho más estable y sin necesidad de ninguna estructura adicional, pues es posible resolver una forma tan compleja.

Háblenos de la casa Embarcadero

Es la aplicación del mismo sistema constructivo pero en un lugar completamente diferente. Es un bosque con una orografía también complicada, es una zona muy pequeña y para conseguir quela planta, toda la vivienda, funcionara en una planta, pues  diseñamos una pieza más grande que el lugar donde se asentaba. Y es casi como una tiza en equilibrio, se apoya en uno y otro lado.

¿Ha cambiado mucho la figura del arquitecto desde el pinchazo de la burbuja?

No sé si es por la burbuja en sí, pero desde luego con el paso del del tiempo creo que la profesión se han dado las condiciones para que se convierta en algo mucho más corporativo. El acceso a los grandes proyectos está favorecido por portfolios de grandes estudios que han hecho proyectos grandes, porque para hacer una escuela de 2 millones de euros te piden haber hecho antes otra. Y entonces es la pescadilla que se muerde la cola, las oficinas más grandes tienen una ventaja respecto a otras para conseguir los encargos. No sé hasta qué punto esto es la mejor solución de cara a dar un buen servicio a un cliente, pero es un hecho. Los estudios más grandes creo que tienen más dificultad para innovar e investigar. Y es uno de los motivos por el que me siento muy cómodo en mi oficina, que es muy pequeña y en la que podemos hacer experimentar con los proyectos que hacemos y hacer cosas diferentes.

Vivienda de Ignacio Borrego
Vivienda de Ignacio Borrego idealista/news

Háblenos de esta casa…

Se construyó hace poco más de 20 años y la diseñó mi padre, el arquitecto del edificio fue mi padre. Cuando se estaba construyendo, yo y mi hermana decidimos comprarnos un piso. Tuvimos la posibilidad de quitar algún tabique, pero realmente en el diseño nno pudimos intervenir demasiado. No hemos hecho nunca una reforma, simplemente hemos ido añadiendo muebles uno detrás de otro, que hemos ido construyendo y la casa cada vez se ha ido pareciendo más a lo que nos gustaría que fuera nuestra casa.

Vivienda de Ignacio Borrego
Vivienda de Ignacio Borrego idealista/news

¿Y este hall al salir del ascensor tan particular que tienen?

El vestíbulo que compartimos con el vecino es el único del edificio que no es blanco porque hace mucho tiempo yo pedí permiso para empapelarlo. En ese momento había una exposición en el Museo Reina Sofía sobre Matta-Clark, en la que en una de las salas estaba unas reproducciones, unas fotografías de una intervención en Nueva York, creo que se llamaba Wallpaper. Y a modo de obsequio tenían una pila de papeles de empapelar plegados y cuando hacías la visita podías llevarte uno o dos. Entonces yo visité el Reina Sofía como 15 veces y empapelé el pequeño vestíbulo del ascensor con el papel de Matta-Clark. Con los años hemos seguido empapelando en casa distintos sitios con fotografías nuestras, de una manera muy sencilla. 

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