Afirma que su generación llegó tarde a la fiesta del boom inmobiliario y que ha tenido que trabajar y lidiar con los errores arquitectónicos que se cometieron entonces. Podríamos decir que la arquitecta Natalia Matesanz, de Cumulolimbo Studio, tiene la facultad de dotar de luz y de agrandar espacios que, de primeras, diríamos que son pequeños y oscuros. El bajo donde vive es un ejemplo de ello, pero también otros proyectos en los que ha trabajado como un ático en el madrileño barrio de Lavapiés, la casa Hulu, que era bajo y oscuro y, tras la reforma, rebosa luz y espacio.
Trabajó en varios estudios antes de fundar el suyo en 2011 con un curioso nombre que ella misma reconoce que no es muy comercial, pero que responde al que era entonces su perfil en redes sociales. Además, es una palabra muy sonora con otras connotaciones como una transformación que anuncia un cambio. Y el cambio y la transformación, al fin y al cabo, son algo muy habitual en el día a día del arquitecto.
¿Por qué Cumulolimbo como nombre para un estudio de arquitectura?
Cumulonimbo empezó siendo una identidad propia mía, a través de la que me desenvolvía en redes sociales hace muchos años. Con el tiempo se convirtió en cumulonimbo estudio y no quise abandonar esta idea de la nube previa a la tormenta que habla de una situación de transformación que anuncia un cambio y que tiene ese punto de ambigüedad. Reconozco que no es una palabra muy comercial pero yo me identificaba con ella.

¿Antes había trabajado en otros estudios?
Sí, estuve trabajando en muchos estudios, en concreto en Burgos y Garrido. Estuve varios años con ellos y cuando empezaba a tener los primeros encargos, compaginaba. También he estado en Enrique Álvarez Sala Studio, con Carlos Arroyo cuando era más joven al salir de la carrera. Son experiencias profesionales que te curten a la hora de luego poder plantear tu propia infraestructura, porque cuando sales de la escuela no te han enseñado a montar una oficina.
¿Por qué estudió Arquitectura?
No tengo familia de arquitectos ni arquitectas, no sabía realmente lo que era la arquitectura, pero al final es una de las carreras humanistas que mezcla las ciencias y el arte. Al final me encantaba dibujar, me gustaba la parte artística, pero también soy bastante de ciencias.
"Arquitectura es una de las carreras humanistas que mezcla las ciencias y el arte"

¿Qué diferencia vuestro estudio de otros?
Cada profesional tiene una aproximación distinta y un entendimiento de su trabajo y de la arquitectura muy distinto. Es algo precioso de esta carrera, que es absolutamente diversa, transversal, transformable, evolutiva y muy amplia. Reconozco que, al haber salido de en una época de crisis, había que buscarse lo que hacer. Entonces empecé trabajando más en colectivo, con proyectos de carácter más social, urbano, vinculados con la ciudad, como el Campo de Cebada.
"La arquitectura es absolutamente diversa, transversal, transformable, evolutiva y muy amplia"
Tenía esa gran ilusión de generar arquitectura desde lo colectivo porque es verdad que siempre me había generado cierto rechazo todo este desarrollo edificador que había en Madrid. Yo estudié en Alcalá de Henares y del trayecto de Alcalá a Madrid fuimos viendo en cinco años cómo aquello se iba colmatando de edificios y hay mil casos de 'mala praxis' bajo mi punto de vista. Entonces me diferencia intentar quedarse fuera o apartarse de estas dinámicas de la construcción masiva para vincularme más con el sentido del espacio y de los afectos o las emociones. Intentamos hacer proyectos muy personales que generen emoción, que modifican o mejoran el estado de ánimo de las personas que lo habitan.

Habla de 'mala praxis', ¿ha habido mucha en el sector?
A mí me ha tocado vivirlo desde un lado distinto, de los que llegaron y la fiesta había empezado, o sea, ya el pastel estaba repartido. Es fácil hablar de 'mala praxis' cuando tú te has encontrado sin oportunidades de desarrollar arquitectura, de presentarte a concursos grandes, las cosas estaban diferentes 10 años antes. La 'mala praxis' es algo que no determina una generación. O sea, hoy también hay 'mala praxis' y siempre la ha habido.
"La 'mala praxis' es algo que no determina una generación. Hoy también hay y siempre la ha habido"
Lo que es cierto es que mi forma de entender la profesión sí tiene que ver con la ética. Hay cosas que harías y cosas que sí van a perjudicar al planeta y a las personas del entorno, a los humanos, quizás es mejor contenerse y no hacerlas. No es que la mala praxis sea del momento inmobiliario, pero es cierto que en ese boom se desarrollaron muchos metros construidos de muy poca calidad constructiva, de pésima calidad térmica. Muchísimos compañeros y compañeras trabajan hoy con los resultados o los restos de esa 'mala praxis'. Un ejemplo es mi casa.
“En el boom se desarrollaron muchos metros de poca calidad constructiva y pésima calidad térmica"
Háblanos de ella...
Esta casa es el resultado de un entendimiento pobre o limitado de lo que es desarrollar un proyecto de arquitectura que tiene sus distintas tipologías, su cuidado, su atención al detalle… En un momento dado no se atendían tanto, por lo que sea: la presión inmobiliaria, el tiempo, la velocidad de la construcción..., los arquitectos estaban desbordados firmando cosas que no estaban controladas. Eso nos ha dado la oportunidad a nosotros de enmendar estos restos. Esta casa es un edificio de los 2000 que tenía muchísimos aspectos que no se estaban aprovechando, como la gran altura o su posición en la calle. Y se construyó de una forma muy seriada, con poco aislamiento, con condiciones no muy buenas.

¿Qué cambios llevó a cabo?
El dueño se dio cuenta de que tenía mucho espacio al ir a cambiar una bombilla, y esto era un bajo de techos muy bajos, muy compartimentado, oscuro y no parecía tener el valor que realmente tenía: es un bajo orientado al sudeste, es pasante, que está ventilado, tiene un patio grande… Lo primero que quisimos aprovechar fue la altura y este proyecto es la historia de un vaciado, se vació entero hasta el punto de dejar vista la estructura, de dejar visto incluso los techos de bovedilla. Cuanto más se vaciaba, más interesante se convertía el espacio.
Y el proyecto realmente consistió en generar una estructura ligera de acero que eleva los dormitorios para dejar debajo un espacio diáfano abierto que conecte los dos puntos donde entra la luz, la zona del patio y la zona de la calle.
Aparte, hay unos paneles de madera bastante singulares…
Los paneles de madera son tableros de contrachapado de abedul que provienen de unas cajas que le llegaban al dueño a su nave, tenía acumuladas como 100 o 150 cajas. Y un día las vimos y él las iba a tirar. Entonces nos dimos cuenta de que en realidad la tapa de esas cajas era un material bastante interesante para utilizarlo como revestimiento de las paredes.

¿Cree que las casas se siguen construyendo como en los 70 y los 80, muy compartimentadas?
Es cierto que en los años 70-80 se construía de otra forma, a veces incluso mejor que en los 2000. Son casas en general bien pensadas, bien proyectadas. Es cierto que a nivel térmico no tenían para nada las mismas normativas de hoy porque estamos en una situación de emergencia climática y ya no podemos no aislar las casas. Pero, sin embargo, a nivel de proyecto, son casas fantásticas. El tema de la compartimentación va muy unido a la forma en que usábamos las casas.
Con el tiempo, nuestras formas de uso están cambiando y hoy la compartimentación se trabaja de diferente manera. No es que no haya, hay formas de compartimentar que no son a través de tabiques. Esta casa es totalmente diáfana, pero está compartimentada porque a veces los propios muebles o la disposición de una planta marca la forma en que te mueves en el espacio.
"En los años 70-80 se construía de otra forma. Son casas en general bien pensadas, bien proyectadas"
¿Tiene algún objeto fetiche?
Pues aparte de esta butaca en la que estoy, que es de un estudio de diseño que se llama Tornasol Studio, que son fantásticos, diría que el plato de Lady Di y el príncipe Carlos del 81.



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