Fue terminar los estudios y empezar a ejercer como arquitecto gracias a un concurso que ganó, junto a varios colegas de profesión, para la Empresa Municipal de la Vivienda (EMVS) de Madrid. Desde entonces ha sido un no parar: casi 25 años después, el estudio de Néstor Montenegro, Extudio, ha sido uno de los co-creadores, junto con Enorme Studio y Smart & Green Design, del pabellón de España en la Expo de Osaka, del que ya hablamos aquí.
Montenegro destaca en esta entrevista que una de las mayores diferencias con respecto a arquitectos de otras generaciones es la asociación entre distintos profesionales: defiende que los arquitectos antes trabajaban de forma aislada en su estudio y que ahora la colaboración es la norma imperante.
¿Por qué estudió Arquitectura?
Estudié arquitectura porque no era capaz de estudiar otra cosa. Desde que he sido muy pequeño he querido ser arquitecto. Era niño y dibujaba casas, con los criterios de un niño, pero dibujaba casas, entonces realmente no he tenido que decidir. Vino solo.
¿Había arquitectos en la familia?
No había arquitectos en casa pero sí mis padres, los dos, les ha gustado mucho el interiorismo y les ha gustado cambiar su casa muchas veces a lo largo de nuestra vida. Y siempre ha habido libros sorprendentemente buenos que siguen por aquí en la biblioteca, en ese límite entre la arquitectura y el diseño de mobiliario. Yo creo que al final acaba marcándote.
¿Cuándo fundó su primer estudio?
Nada más salir de la carrera, en el año 2002, tuvimos la suerte, con Ignacio Borrell y Lina Toro de ganar un concurso al que fuimos invitados como jóvenes arquitectos dentro para la Empresa Municipal de la Vivienda. Y casi empezamos como de inmediato, según terminamos la carrera.
¿Sigue en el mismo estudio?
No. Dos más uno arquitectos, que es el nombre de la oficina que compartía con Ignacio y con Lina, tuvo una vida como de 11 años. Nos pilló la crisis como a lo bestia, con un montón de proyectos que de repente se pararon y entonces disolvemos la oficina y enseguida, un par de años después, fundé Extudio ya como una estructura más personal. Siempre en colaboración con otras oficinas, pero más personal.
¿Con qué proyectos está ahora?
Tenemos dos obras en marcha bastante bonitas y grandes. Una es el Museo de Semana Santa de Zamora, un edificio metido en el casco histórico de la ciudad, dedicado a un programa que es fundamentalmente el motor económico de la ciudad. La Semana Santa en Zamora es un evento muy relevante y el museo tiene un contenido artístico potente, tiene unas piezas que datan de 1.600/1.700 muy interesantes. Es un museo muy bonito porque es una pieza muy abierta, muy libre, donde luego vendrán esos pasos enormes que además tienen que salir desde el museo. Y luego estamos con una comisaría en Boadilla del Monte, que terminaremos si todo va bien, después del verano.
¿Cómo fue la aventura del pabellón de Osaka?
El pabellón de Osaka surge de una sinergia maravillosa con Enorme Studio y con Smart Design para presentarnos a un concurso que convoca Acción Cultural Española hace dos años. Y ha sido una experiencia increíble. Hemos estado casi dos años totalmente centrados en ese proyecto, con un equipo grandísimo de gente tanto en Madrid como en Japón. Es un programa muy específico en un contexto muy específico y la distancia que lo marca todo.
¿Qué diferencias cree hay entre los arquitectos de su generación y los más mayores?
Creo que hay una diferencia fundamental, la manera en la que entendemos el asociarnos para trabajar. Las generaciones anteriores a la nuestra, yo cumplo 50 años este año, han trabajado de una manera muy aislada en sus oficinas, con sus ingenieros, con sus aparejadores, obviamente, pero de manera bastante aislada. Y mi generación es justo lo contrario. Nos resulta muy fácil asociarnos tanto con otros arquitectos como con otros especialistas en otros asuntos. Construir equipos más diversos, más flexibles. También adaptarnos de una manera más fácil al encargo que tenemos encima de la mesa. Cuando es una casita muy pequeña, pues el equipo es muy reducido y hablamos de unas cosas y cuando el proyecto es el pabellón, de repente en la mesa hay 80 personas sentadas. Hemos pasado de que el arquitecto era como el director de orquesta a ser un actor más dentro de un conjunto horizontal y transversal.
¿Qué retos cree que tiene la arquitectura?
Hay un reto fundamental ahora mismo para los arquitectos, responder a la necesidad que tiene la sociedad tan brutal de vivienda. Creo que ahora se está entendiendo algo que nosotros de manera natural ya hicimos hace 20 años: hablar de cómo la vivienda colectiva se asocia necesariamente a procesos de producción industrializada. Esto es algo que ahora se está empezando a entender como necesario: la modularización y la sistematización de la vivienda colectiva se ponga encima de la mesa y que a industria e implique el conocimiento de los arquitectos para ponerlo en marcha. Es un reto.
Háblenos de esta casa.
Estamos en la colonia de Manzanares, una de las colonias históricas de Madrid. Son colonias que se construyeron por una necesidad concreta, cada una de ellas asociada generalmente a una profesión o un colectivo. Y ésta concretamente se construyó para los ferroviarios que operaban la estación del Norte. Es una colonia que tiene dos tipos de casas, fundamentalmente unas casas muy pequeñitas que en origen eran casas bajas de aproximadamente 40 o 45 metros y unas casas un poquito mejores, para los cargos. Y nosotros vivimos en una de estas casas pequeñitas que son solares de 90 metros, realmente muy justos, donde se puede construir un poquito en vertical. Al final tenemos una casa de una huella muy pequeñita, al lado de la Casa de Campo, al lado del río.. Es un lujo. Es un lujo tener un pequeñito jardín donde poder tener plantas, donde poder cultivar, donde poder tener un perro…
¿Cuándo llegaron aquí?
Nosotros estamos en la colonia desde el año 2011. Compramos una casa baja, prácticamente derruida, como muchas de la colonia. En ese momento había muchas casas en ese estado. Tardamos en edificarla porque es una operación económica muy grande.
¿Y cuál es su rincón favorito de la casa?
Pues creo que estamos en él. Tenemos la afición de tener amigos y familia en casa casi todo el tiempo. Nos gusta mucho recibir gente y al final este espacio, que es un poco cocina, un poco estar en torno a la tele, un poco comedor grande… aquí es muy fácil recibir mucha gente.
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