En las ciudades vive el 55% de la población mundial, y el porcentaje podría superar el 65% en tres décadas, según la ONU. Para acoger a todos esos millones de personas, muchas metrópolis están ideando soluciones de construcción en vertical, aprovechando los tejados de los edificios existentes para crear viviendas, huertos, cines o espacios culturales. Repasamos algunas propuestas ingeniosas.
La bioarquitectura busca construir en armonía con el entorno y, dentro de esta corriente, se están estudiando fórmulas para integrar sistemas biológicos en nuestros espacios de vida, como el hogar o la oficina, donde pasamos gran parte de nuestra vida. Resumimos en qué consisten las propuestas y cómo usan los recursos naturales en
Esta plataforma online, recién llegada al mercado, te confecciona una cartera de inversión en bienes tangibles: esculturas, pintura, fotografía, etc. Un algoritmo es el que determinará, en función de la información que le hayas dado, cuáles son las obras que debes adquirir. Te contamos cómo funciona y qué proceso sigue para hacer las recomendaciones de inversión.
El urbanismo y la arquitectura son protagonistas a la hora de conseguir que una ciudad sea segura en general y con las mujeres en particular. Desde la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona aseguran que es importante garantizar una buena iluminación en la calle y las entradas de los edificios, evitar que haya rincones oscuros en parques y plazas, o instalar cámaras de vigilancia en el transporte público. Resumimos algunas claves.
Cada vez más arquitectos buscan soluciones para afrontar los desafíos de las ciudades del futuro. Muchos proponen aumentar la versatilidad de las construcciones para, por ejemplo, ampliar una vivienda según las necesidades de quienes la habitan, incorporando nuevos espacios o eliminando los que ya no se utilizan. La clave es usar nuevas tecnologías y recortar los plazos. Resumimos algunas predicciones sobre cómo serán las viviendas en unos años.
El concurso que patrocina Land Art Generator Initiative (LAGI) con el objetivo de promover infraestructuras basadas en energía renovable y que aporten un valor al espacio público se ha saldado este año con varias propuestas insólitas. Las dos más galardonadas han sido un inmenso toldo dorado que aloja miles de paneles fotovoltaicos y un puente peatonal. Ambas combinan arte y eficiencia, y podrían proporcionar energía a cientos de viviendas.
La llegada de los vehículos autónomos a las ciudades está cada vez más cerca, y España está dando los primeros pasos para convertirse en el gran referente europeo. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha viajado a Israel para empaparse de los avances en la materia y ha cerrado un acuerdo con Intel para hacer un proyecto piloto en Barcelona con 5.000 coches autónomos, pionero en el Viejo Continente. Las pruebas empezarán en septiembre y poco a poco se implantarán en otras ciudades españolas.
Las grandes sociedades de inversión inmobiliaria quieren dar un paso al frente y ganar protagonismo en los futuros desarrollos urbanísticos. Además de contribuir a sanear el sector inmobiliario y a ampliar el parque de activos en alquiler, sostienen que su negocio ayuda a regenerar las ciudades y aumentar su competitividad a escala global, aunque piden la colaboración de la Administración Pública y más inversión institucional para lograrlo. Londres es uno de los ejemplos a seguir.
Las ciudades del mañana serán más tecnológicas, pero también más verdes. Al menos, así las diseña el arquitecto, ingeniero e inventor italiano Carlo Ratti. Director del estudio Carlo Ratti Asociatti y líder del Senseable City Lab del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts, Ratti ha ideado construcciones y sistemas orientados a crear urbes inteligentes en las que, además, la naturaleza esté presente. Estas son algunas de sus propuestas.
En Oriente están surgiendo proyectos de grandes ciudades tecnológicas que dejan pequeña la apuesta del sector inmobiliario por las casas inteligentes y el proceso de construcción robotizado. En idealista/tools repasan algunos ejemplos de las urbes futuristas que, en muchos casos, empiezan a ser realidad, como la Ciudad Económica del Rey Abdalá (KAEC) y Neom en Arabia Saudí o Lusail City en Qatar.
En la era de la animación por ordenador aún existe espacio para que diseñadores recreen de manera casi artesanal escenarios de película en miniatura. Weta Workshop trabaja en Nueva Zelanda diseñando mundos fantásticos más reales que los que puede generar un ordenador.
El 67% de la población mundial vivirá en una ciudad en 2050, según la ONU, y hasta un 14,4% lo hará en megaciudades, aquellas con más de 10 millones de habitantes.
Las predicciones de los principales organismos internacionales apuntan a que el nivel medio del mar podría aumentar más de un metro de aquí al año 2100, por lo que es inevitable plantearse qué será del futuro de ciudades que corren peligro de desaparecer, como Nueva Orleans, Bangkok, Ámsterdam, Alejandría o Houston. Así, uno de los mayores retos de la arquitectura y el urbanismo es la configuración de las urbes que se enfrentarán más pronto que tarde a la temida subida del nivel de los océanos.
Amaravati quiere convertirse en la primera 'smart city' de la India y en un ejemplo de desarrollo para todo el país, cuyas ciudades en expansión tienen problemas endémicos que tienen en las chabolas su más triste resultado. Con el 'hyperloop', autobuses que se conducen solos y casas eficiente asequibles para todos, la nueva ciudad quiere convertirse en el inicio de un nuevo urbanismo indio.
Cuando nos movemos en coche por las ciudades, una de nuestras mayores preocupaciones es encontrar un lugar para aparcarlo.
En un nuevo intento de atraer capital, una empresa turco-rusa ha presentado un invento para acabar de una vez por todas con los atascos y hacer más eficiente el transporte público. Se trata de autobuses giroscópicos, capaces de viajar suspendidos en una sola fila de ruedas sobre el tráfico.
La vida de nuestras ciudades no volverá a ser la misma cuando la humanidad no dependa de recursos como el petróleo, el gas natural o el carbón.
La expansión urbanística en la Comunidad Valenciana, una de las regiones que más apostó por el ladrillo antes de la crisis, ha hecho que algunos arquitectos piensen que hace falta un nuevo modelo urbanístico.
Aunque las facturas de la luz son una gran preocupación en muchos hogares, en un futuro no tan lejano podrían ser las propias casas las encargadas de generar la energía necesaria para que sus habitantes tengan luz, acceso a agua caliente y la posibilidad de usar todos los electrodomésticos y aparato
Si cuando eras niño te hubiesen preguntado cómo serían las casas en el futuro, seguro que jamás hubieras imaginado cosas como las placas solares, la televisión a la carta en pantallas planas o los electrodomésticos inteligentes.
Ya sea en la cabeza de algunos escritores o como parte de los planes de una agencia espacial, la idea de crear futuristas ciudades nómadas lleva décadas presente. De hecho, algunos proyectos visionarios han aspirado a construir urbes capaces de desplazarse.
La llegada al mercado de los coches inteligentes y el auge de los servicios de coches compartidos como Uber o Car2Go van a transformar la forma de las ciudades. Con la revolución del transporte no será necesario tener un vehículo en propiedad, por lo que los garajes y los aparcamientos podrían reconvertir su uso. Se podrían ensanchar las aceras y crear más zonas verdes, e incluso se prevé la construcción de una red de carreteras subterránea para limitar la contaminación.
Si para los gurús del urbanismo las ciudades fueran un lienzo en blanco, construirían un lugar con más árboles y menos humo, más parques y menos asfalto, más bicis y menos atascos, mejor comunicación y, en definitiva, armonizadas con sus habitantes.
Alejandro Aravena, premio Pritzker 2016 y comisario de la Bienal de Arquitectura de Venecia 2016, analiza los desafíos a los que se enfrentan las ciudades del futuro. ¿Cómo se afrontará la llegada de más de dos mil millones de personas a las grandes urbes?
Coches voladores, grandes pantallas publicitarias que te reconocen al caminar, rascacielos tan altos que no se sabe dónde terminan o largos túneles flotantes que no dejan ver el cielo. Las películas y libros de ciencia ficción nos han enseñado a imaginar cómo van a ser nuestras ciudades del futuro.
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