Ya ha empezado la cuenta atrás. Este jueves, 23 de junio, las miradas de todo el mundo estarán centradas en Reino Unido y en el referéndum que ha convocado el país para preguntar a sus ciudadanos si quieren mantenerse dentro de la Unión Europea.
Empresarios, economistas, docentes, políticos y analistas llevan semanas haciendo campaña a favor de su permanencia (o, lo que es lo mismo, en contra del bautizado ‘Brexit’) y han querido aprovechar el momento de incertidumbre para hacer un llamamiento a la calma. Y es que, aunque todos creen que la salida británica tiene más inconvenientes que ventajas, aseguran que las consecuencias de la hipotética desconexión no serían tan devastadoras como puede parecer.
Recuerdan que la Unión Europea tiene las defensas preparadas, que el referéndum no es vinculante legalmente, que de producirse la salida ésta sería gradual, y que tanto el país como los socios europeos responderían rápido para mitigar el impacto.
“Reino Unido no va a desaparecer si finalmente hay ‘Brexit’. No podemos olvidar que es un referéndum consultivo, así que sea cual sea el resultado debe contar después con una aprobación en el Parlamento británico. Aun así, y suponiendo que se produjera la salida, el proceso de desconexión sería gradual y podría durar hasta siete años”, explica José María Roldán, presidente de la Asociación Española de la Banca (AEB).
No olvidemos que la votación no es legalmente vinculante y que, aunque los ciudadanos apoyen la salida, los diputados serán los que tengan la última palabra. Como recuerda el diario El Confidencial, la única forma de permanecer dentro de la UE y evitar el suicidio político de ir contra del pueblo, sería que dos terceras partes de los diputados forzaran unas elecciones y que ganara un partido proeuropeo.
Mientras tanto, José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, insiste en que está “seguro de que las autoridades de los diferentes países, las instituciones europeas y los bancos centrales están preparados para responder”.
Una opinión similar tiene Salvador Alemany, presidente de Abertis, quien señala que, si finalmente “esta disrupción se produce, habrá movimientos en ambos polos (UE y Reino Unido) para tratar de limitar el impacto”.
El Banco Central Europeo (BCE), al menos, ya ha dejado claro que realizará una megainyección de liquidez para evitar un eventual colapso de los mercados. De ser necesario, según la agencia de noticias Reuters, la máxima autoridad monetaria estaría dispuesta a dar financiación de forma ilimitada a la banca y a garantizar junto con el Banco de Inglaterra el intercambio de libras y euros. Este tipo de medidas se han tomado en los momentos de máxima tensión en los mercados, como los que se vivieron tras los ataques del 11-S.
Y es que, como puntualiza el primer espada de la AEB, “esperamos lo mejor, pero estamos preparados para lo peor”.
La clave es el largo plazo
Los banqueros, por tanto, no parecen temer las consecuencias a corto plazo. Recuerdan que los mercados ya están sufriendo turbulencias porque los inversores están poniendo en precio lo ajustado que está el resultado del referéndum en las últimas encuestas. En su opinión, el quid de la cuestión está en las consecuencias a largo plazo.
“La gran incertidumbre es saber cómo será la relación de Reino Unido y Europa en el futuro, porque la infraestructura de Londres como epicentro financiero es difícil de cambiar. Para mí, el tema más interesante está en saber cuál va a ser la reacción de Europa y si las diferentes respuestas supondrán un empuje al proyecto común o que otros países quieran abandonarlo”, opina Josep Oliu, presidente de Sabadell.
Para intentar que la UE salga reforzada de la cita, según Luis Garicano, responsable de economía del partido político Ciudadanos, “es crucial que desde el 24 de junio Europa use esta crisis para poner sobre la mesa una respuesta muy poderosa, basada en terminar la unión bancaria y poner en marcha un mecanismo fiscal común”.
El ‘sí’ traerá más inestabilidad
A pesar de los múltiples argumentos que llevan a banqueros y economistas a templar los nervios de ciudadanos e inversores, todos alertan de que, si finalmente sale adelante la desconexión, podremos vivir un nuevo capítulo de inestabilidad. “Ojalá no gane el ‘Brexit’, porque si sale veremos volatilidad en los mercados”, vaticina Luis de Guindos, ministro de Economía en funciones.
¿Y qué escenario tiene más sentido según los expertos? Todos coinciden en señalar que la salida del engranaje europeo sería tan mala para Reino Unido que la lógica dice que ganará la permanencia. El resto, en su opinión, es un suicidio económico y financiero.
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